sábado, 17 de julio de 2010

Fin de Ajab


"Un halcón marino, dio la casualidad, interpuso en ese momento su ala agitada entre el martillo y el palo; el salvaje, sumergido, mantuvo el brazo así al expirar; y el ave celestial, dando chillidos sobrenaturales, con el pico imperial en alto y el cuerpo entero preso en el banderín de Ajab, se hundió con el barco que, como satanás, no quería hundirse en los infiernos sin llevarse consigo un pedazo de cielo.


Sobre el bostezante golfo revolotearon algunas avecillas; una resaca blanca ascendió por las paredes del remolino abierto, para hundirse más tarde todo, y el gran sudario del mar siguió ondeando como lo hace desde el principio de la creación..."


(Herman Melville - Moby Dick)

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