lunes, 29 de octubre de 2012

Ameth Rivera - México (Chiapas)




Ameht llegó despacio. Casi caracol no hizo bulla. Su poesía crecía en lugar de cabello y no dejaba ver sus ojos. Subió a 2,300 metros y dijo que venía de Chiapas junto a René Morales. Hablaban despacio y sonreían como las cabezas olmecas de la selva. Ameth se sabía a fondo y no tenía ganas de explicarse. Pero cuando agarró la guitarra, resultó una rocola de tres alfabetos y tres cifrados: cantó hasta románticas en chino si se las pidieron. Nunca imaginé que tanto silencio contuviera tanta canción. La guitarra azul había sido domada y nadie quería apartarse de su ronda nocturna. Hacía frío pero Ameht hacía el fuego frotando las cuerdas.

En la espera de la despedida, en plena madrugada, luego de mirarnos a todos de cabo a rabo, platicando tirados en los almohadones del la recepción, dijo de pronto: "¡Cómo me hubiera gustado haberlos tenido de compañeros de clase!!"... porque sí, había algo en el grupo de poetas invitados al festival de Xela que nos hacía sentir cómplices de años. Quizá Marvin García ha encontrado cierta fórmula para combinar bien los elementos y los seres y crea recetas como las de agosto, y hace hablar hasta las cabezas olmecas que, luego que callan, mandan este vendaval de poemas que ahora subo al blog.

Y sí, a mi también me hubiera gustado pasar el colegio con semejante banda de pillos y haber cantado sin parar en innumerables parrandas. ¿La poesía de Ameth? ahora sé de que se reía en silencio.




a Ida Rosenthal


venías a pasear  nomás
tus pechos en la Plaza Roja de mi mano
como dos muñecas rusas trasladadas en las carriolas de tu brassier
maquilladas de nieve
desnudas al tacto de la lujuria
pechos que bajo tus ropas hallaba como un rico ajuar
soterrado junto a una mujer escita
eran salarios de sudor tus pechos proletarios
y entonces gemiste: “la mujer es el opio de los poetas”
y en efecto
yo no tenía más capital que tu pobre desnudez
para fabricar este poemarxista.






A la manera de José Carlos Becerra

           
Una mano sedienta me alarga los suspiros
la misma que mece la hamaca del crepúsculo.
Esa carta roja que tocó la puerta de la mujer endeble
que se hizo agujeros de salitre esperando frente al mar.
Es la vieja ruta deletreada por tu andar minúsculo.
Tu paso que señala nuestro rumbo sedentario
hacia el más nómada amor
hacía el más primitivo gesto para decir deseo
para tactar caricia
porque mis manos sobre tu piel
son una manera de haber amado
son un modo práctico de hacértelo saber.





Contraversia

oh funestos semilleros de poetas
oh joven catástrofe de la nueva literatura
oh pequeños dioses de su egoverso
oh groseros resabios de Homero, Dante y Baudelaire
mujeres de esquina sucia balaban del amor
como un fruto del menosprecio
oh Perséfone
oh lira de Lesbos
oh Undécima Musa
mujeres que acusáis al macho sin razón
y sembráis el fruto podrido de tu sexo
en su poema de lista del mercado
y ustedes perros a/rrimados
al rededor siquiera de la honorífica mentada
de un grupo colegiado de catadores de poetas
pequeñas putas parricidas
lengüeteros, aduladores,
viendo la nieve por primera vez
a través de una persiana americana
jamás vuelvas a esta tierra tropical porque tibio te vomitará!
devuélvenos en boñigas de versos
la mitad del presupuesto que era para abonar el campo
oh mono gramático de las fiestas elegantísimas!
piensas en Europa mientras besas el culo menudo
de poetas extranjeros
y te avergüenzas de los frutos azules que ofrecen las ceibas de tu patria
poeta literal
tu oficio no es más digno que el de la puta de tu poema con zapatillas rojas
que por cada vez que abre las piernas tumefactas
pone un pan de sudor sobre la flaca mesa de su casa
rodeada de niños que no aprenderán a leer jamás lo que escribiste
acerca del antiquísimo oficio de su madre
lánguida poesía, literatura exangüe
una antología es un ramillete de educadas rosas
y no de la mejor cosecha de poesía
quién sabe si a estas horas un mal poeta
esté (contra todo pronóstico) componiendo un poema más perdurable
que las suaves pirámides de versos del poeta que escribe con guantes y mandil
desde su recámara aséptica con silencio acondicionado
en qué rincón de mayo se ocultan los artistas de la sangre?
los que ponen un pálpito de vida en cada párrafo
los que escriben amor con la misma mano
con que sostienen el pene lánguido mientras orinan
los que embeben el verso de sudor, saliva y llanto,
de la espesa y vigorosa fragancia de lo vivido
porque cuando digo "mujer" digo también sexo, tortillas, shampoo,
góndola y golondrina
no es el adjetivo preciso lo que embellece al sustantivo, sino el poeta preciso
el que fue borracho tendido sobre una banqueta diurna
cartero, amanuense, paletero, suicida, cancionero, fumador y organillero,
pero nunca nació para ser poeta!
y nunca entendió por qué Antonio de Nebrija
por qué Octavio Paz
por qué Borges
por qué Dámaso Alonso
por qué Andrés Bello
por qué la M antes de la P
y por qué nadie había escrito jamás
que el amor y un cangrejo con cinco patas
son una misma y tristísima cosa
y son de hermosura pareja para el poema
un suicida que un ángel caído
la lectura de Heródoto que la de las imprecisas líneas de la mano
que a los ojos de un ser omniatributos
da lo mismo un gnóstico que un agnóstico
ambos saben que el silencio es antes y después del Ser
adónde están los cerúleos rebaños de vanguardias
hay dos cosas que en el lector persisten más que un manifiesto:
la emoción y el bello uso del lenguaje,
aunque bello no es sinónimo de lenguaje canónico
porque esta lengua en que te escribo es una versión corrupta del latín vulgar
y las palabras ilustres del latín culto, son ya, sólo pájaros de quieto mármol
un poema es un miembro escindido de un poeta lagarto
oh poetas de academia!
vengan a reventarse las venas y la garganta conmigo
vengan a escupirme el rostro con su saliva azul de salamandra
a decir que es mierda lo que escribo,
pero no os olvidéis que tanto la poesía como la mierda
son completamente inútiles
quememos un día todos los libros de poesía del mundo
y a la mañana siguiente el panadero estará metiendo al horno su pan puntual
y el lechero su mano humeante bajo las falda infiel de la mujer casada
mientras el negro apetito asistirá sin tardanza
a morder los estómagos de niños pobres
que ya, de tanto apetecer, tienen una úlcera en el hambre
y si no tenéis nada absurdo que decir
mejor cállate las manos!
cierra también tus sordos ojos
no respires durante estos 30 i 3 segundos de petulancia que te provoco
y mira como ardo en mi hoguera ecléctica
abonada con la sangre lenta de mis escritos heréticos
calcinado como otros tantos pájaros del medioevo,
sin ser Giordano Bruno.





HIPOCANTO IX
[Franz Reichelt, 
el atroz pájaro de 1912.]

Los pequeños niños del aire
sostenían al guapo sastre.
Como en el fresco de Miguel Ángel
pintado en la Capilla Sixtina
en que un plácido anciano
es llevado por querubines,
imaginamos al costurero
trasladado por ángeles
al primer piso de la Torre Parisina.
Su mujer exangüe, en saliendo de su casa,
tendióse a sus pies sollozando
para impedir la fabulosa empresa
del su marido.
Más que ingenioso era tozudo
este Quijote parisino.
Con la escasa ciencia de 1912,
nuestro sastre confeccionó
los rudimentos de un paracaídas
inspirado, acaso,
en los trazos de Leonardo el florentino
o en las minuciosas alas
que acercaron al cielo al feliz Dédalo
y hundieron a Ícaro bajo la piel del mar.
Cuenta la tradición,
que para a su invento darle garantía,
remendó un hijo de trapo
que sería (luego) espejo de su sino, 
pues besó de golpe el duro piso
el monigote de trapo y altísima costura.
El hacedor de ambos artificios argumentó,
en favor de su intentona,
que el muñeco
vacío de voluntad
no abrió al vuelo los tirantes brazos.
Y acá volvemos
al momento (en la) cumbre
a la alta madrugada,
un 4 de febrero de 1912;
nuestro quimérico sastre
apenas sostenía el armatoste
pájaro citadino
sobre el dintel achaflanado
del primer piso de la Tour Eiffel.
Desoyó la lección de Jesucristo
quien parado sobre el pináculo del templo
y en diciéndole el engañador:
“échate abajo”
no se dejó caer
aunque a sus bruñidos pies,
legiones de ángeles guardasen.
La plebe desoló los teatros
para arremolinarse en derredor
de los 300 metros de hierro y simetría
aunque a los ojos del vulgo
el arrojo del guapo sastre
era más alto todavía
que el altísimo fierro de la Tour Eiffel,
pero acaso menos apoteósico
que la estatura de Napoleón
montado sobre Marengo.
Lo pies de Reichelt saboreaban el aire
y sus sorprendidos ojos
la falaz algarabía de la victoria
allá el quieto caserío,
allende el horizonte de triste fuego
acaso pensó en la muerte…
y en sus hijos (si los tuvo)
y si no los concibió,
entonces imaginó la descendencia
que no tendría
con la mujer que líneas arriba
le inventamos
como válida alegoría de la desesperación.
Empujado por el prestigio
de su bonhomía
más que por la certeza de su invento
¡Voló hacía el suelo el atroz pájaro!,
la plebe contuvo el aliento…
…voló hacia el cielo el atroz pájaro
y el ojo multitudinario
descendió desde la torre
hasta la herida,
que sobre la piel del suelo,
la alta madrugada de mil 900 doce
el molido sastre
descosió.
                                                                  A Salvador Ventura, Juan Pereyra
Lázaro Gamboa, Daniel García
y Rodolfo Girón
comparsas de esta espontánea
de/generación.
 HIPOCANTO X

Yo soy un poeta de la Generación Espontánea
herida y cicatriz del fuego
Eolo de alas quebradas
huésped de sangre mancillada
bajo la piel tumefacta
habitación de roja raíz
Céfiro cantando, con fe o sin ella
no vine a enamorar
a enamorarme
no vine, surgí
para entonar, por así decirlo,
las rimas espontáneas de mi saliva
para hilar palabras en inútiles retahílas
para restañar con poesía las pupilas
de llanto agujeradas,
para remendar los tímpanos horadados
por niñas con voz de aguja
y sembrar la palabra como una señal
en la avenida del poema
no como policía de voz significante
mejor sirena que aúlle el mar
escribía amor ¿qué es amar?
amar es un acto
no esta atávica reunión de cuatro letras
A/M/A/R
el acto más egoísta
unión acordada de dos ellos
pero el poema es ensoñación
porque existe en el pasado.
Amé góndolas en Venecia
como triciclos en Cacahoatán
pálido pueblo en que no soy profeta
ni tengo permiso de gobernación para pacer ovejas
ni un título otorgado para ser poeta
no vine a vivir al mundo
el mundo me produjo
porque me necesitaba
acaso
para ocupar esta vacante de silencio
soy Adán de sus cenizas
formado con trémulos átomos
de un pájaro de 400 voces
huésped de fósiles que me habitan
mientras vivo hago morir
¡cuántos géneros
y generaciones muertas
para llegar hasta mí!
cuánta desazón para sazonar
este poema discordante
cuánto poema sin musa
cuánta Beatriz sin Dante
cuánta Gala sin Dalí
cuánto Jesús sin su María Magdalena.
Soy un poeta de/generación espontánea,
vengo del amor,
no del semen y la saliva
¿alguien ha colgado en mi pared un título academicista?
por eso escribo lamber
por eso digo hedor
(que suene la hache aspirada)
¡Éste es el diccionario aprobado por el pueblo!
por eso ¡métrica!
no me alcanzas
para escribir ¡hasta dónde la quiero!
aunque la quiera
tan cerca
como
a mi
lado.



HIPOCANTO XII

Ese manto cerúleo
en que la luna reverbera
como un costal de azules pájaros
como un puñado de sal
en el plato de obsidiana
refulge la miel del firmamento
en la cresta solar
y entonces
todo es pasto de luz bajo el potro etéreo
de mi respiración
todo es diástole y corpúsculo:
un diablo blanco
un apetito
un tremolar de espejo
un rechinar de navajas afilándose
la ninfa de las visitas conyugales
para el asfódelo del reclusorio
Y dios   pero Diablo
vagamundo inmóvil
eunuco femebundo
gota
calcio
celeridad de río
treno de gorrión
nube
antorcha
cielolunasol.

Textos extraídos de los libros “Rosas i Spinettas” (Puerto Rico, 2012) e “Hipocampos” (En imprenta).

Ameht Rivera (Cacahoatán, México, 1982) Lector de Alfonso Reyes. Ha publicado los poemarios: “Alebrijo Librejo” (Ocozocoautla, Chiapas, México; abril, 2011) Editorial, Public Pervert, y “Rosas i Spinettas” (Puerto Rico; julio, 2012) Editorial, Espejitos de Papel. Muestras de su poesía han sido seleccionadas para diversas antologías en Chiapas y México, como: Antología “Cofre de Cedro. 40 poetas de Chiapas (1960-1980)”, distribuida por Círculo Editorial Azteca; México, 2011.  Antología “Carruaje de Pájaros” II Encuentro Nacional de Poetas Jóvenes de México. Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México: junio, 2011. Editado por el Gobierno del Estado de Chiapas, colección Lectura con Hechos. Coordinador desde 2009 del Ciclo de Arte Independiente Tlán-Tlán “Todos los caminos conducen acá”, en el Soconusco. Actualmente es mediador del programa nacional Salas de Lectura en Chiapas. Director del periódico regional EnSUMA






miércoles, 24 de octubre de 2012

Guillermo Naranjo saltó al mar


Recuerdo su insomnio porque su insomnio duró toda la noche y la noche era su palabra y el tracateo de su prótesis de pirata sobre la madera de la quilla. Nos guardamos su alias hasta el último segundo, cuando todos ya habíamos sido bautizados. Yo no podía creer que Jack se atrevería pero así lo hizo cuando Guillermo nos preguntó en el busito de regreso: "¿y a mi cómo me pusieron?"... "Vos sos Morgan, Naranjo, sos el pirata Morgan", le dijo Noé Sparrow, y Guillermo fue el primero en tronar a carcajada batiente, sólo faltaba el ron en su mano y el perico chicharachero.

Pero Guillermo era un pirata dulce. Había algo de enternecedor cuando se presentaba en sus lecturas. Era ese algo que transmitía cuando con mucho orgullo tiraba el discurso de representante de APACUR, el Taller de Creación Literaria que capitaneaba en San Ramón, expresando solemnemente que el pueblo de Costa Rica entero estaba ahí, solidarizándose y acercándose a la dicha de la poesía. Nunca dejó de mencionar a APACUR en todas sus presencias; su fervor por el Taller lo hacía embajador plenipotenciario de una utopía que seguramente lo tenía vivo, ya que para él la organización del festival de Occidente era la "pura vida", como así me lo dijo.

"Hermano, contá conmigo si sucede algún problema allá en Honduras, yo sabré cómo ayudarte... así lo hicimos cuando la revolución sandinista y así lo haremos si pasa algo..." quería que le contara todo: lo de la Resistencia, lo de LIBRE, lo de los movimientos de poesía en los 90s, lo de los 80s... su curiosidad era insaciable con todo lo referente a Honduras y por ello fue que bajamos a cuarenta brazas de la madrugada en el mar de Xelajú. Yo hice abordaje a mi cansancio y él quedó atisbando con su catalejo las estrellas. "Quizá no dure mucho tiempo ya, pero te aseguro que el otro año nos vamos para San Ramón, al Festival", me dijo. "Yo soy un milagro vivo porque sigo vivo cuando ya ratos debería estar muerto". Aquí fue cuando me contó sus problemas de salud y cuando yo recordaba su asombrosa fuerza de voluntad en cada uno de sus poemas amorosos. Sí, Morgan era pura couyunda pero se dejaba llevar por plenilunios y pleamares en el verso.

Cuando se despidió de mí fue en un abrazo fuerte, viendo a los ojos y con brazo izquierdo levantado. Yo sentía que tenía que mantenerle la mirada aún fuéramos a dos cuadras con Noé, Madeline y Jonathan Velásquez, y sí, ahí estaba Guillermo Naranjo todavía, despidiéndonos, apoyado en su mástil como muleta.

Ahora que cierro los ojos, pienso que tuve la oportunidad de ir a Xela sólo para conocerlo y despedirlo, ya que esencialmente él estuvo bogando todos esos días como Ajab en busca de su inevitable Moby Dick.

YO HIPPY

Visto de manta,
mi barba engendra
mariposas.

Freno con flores
la boca de los cañones,
sesentista en los dos mil,
heredero de Gandhi.

Igual con sábanas
que sin ellas.



Nació en San Ramón, Costa Rica, 1961. Poeta, gestor cultural, futbolista retirado. Ha publicado los libros “Poemas sin miedo” (2005), “Atrapado en cenizas” (2007) y “Sábanas somnolientas” (2012). Sus poemas han aparecido en diversas revistas costarricenses y extranjeras. Es miembro de la comisión de educación y cultura del municipio de San Ramón, fundador y director del taller de poesía “Carbunclo” y director del Encuentro Internacional de Poesía de Occidente (San Ramón).

miércoles, 17 de octubre de 2012

Jonatan Lepiz - Costa Rica

Con Jonatan se habla poco y se entiende todo lo que sobra en las palabras. Para mí fue gratificante reencontrarlo en Xela después de pasados tres años, tiempo atrás en que estuvimos en una lectura extrañísima en La Sabana: no había público y asumimos el papel de la teatralidad del absurdo en su máxima expresión.
Ese día bastó San José, el estar junto a Mayra y conocer a Jonatan, de quien me llamó mucha la atención su fluida poesía conversacional del tipo documental o mejor dicho, de filmina rota, porque las historias que iba contando seguían viéndose aún cuando la tarde se había agotado y la luz había saltado sobre el carrete. Puras imágenes para escucharlas con un tipo de ragtime o blues de bar perdido en Dusserdolf , el mismo donde tocó Gunter Grass o en todo caso, las barras segovianas donde Nacho Vega y Enrique Bunbury garabatean sus canciones.

Compartimos camarote con Jack Sparrow y Kravitz, eso es lo que recuerdo, y pudimos hablar de poesía y de proyectos. Luego era la brisa fría de San Cristobal Totonicapán dentro de la piel y el no poder creer que nos recibieran con tanto respeto. Jonatan disparó algunos poemas a Clint Eastwood y luego conversó en kakchiquel en las esquinas. El hombre es transrealista a la hora de los tiros, como diría Sergio Badilla, pero pocas veces se planta en la realidad un ser humano tan sereno como Lepiz cuando lee. De ahí en adelante sólo queda encariñarse de él, entender que la poesía tica ha encontrado un ser humano dispuesto a batirse en duelo por la palabra.




leonard  recuerda a janis

tenemos la música dijiste
y ahí nos atrapamos
por esa noche en el elevador
de un viejo hotel donde nos olvidamos de las sombras
una canción de tres minutos
que le dio la vuelta al mundo
una loca historia de dos cuerpos
que se toman por asalto
y miran la ciudad y la gente
desde el cristal de la habitación
junto a una botella de southern comfort  
 abajo   una lenta marea que deambula
y se mueve aquí  allá
sin llegar a ningún sitio  
autos  buses y taxis
un paisaje amarillo
en el que se refracta la luz y la sangre

en esta ciudad enloqueció lorca
entre el espanto y el insomnio
enloquecimos nosotros
sellados al vacío de la música
y de un sudor de diez pisos en caída libre    
como si alguien hubiera cortado los cables del elevador
en el que viajamos
y todo el ruido de afuera
las armas  el hormigón que se desploma
los flashes de las cámaras
las personas
cuyo único testimonio es que mueren y han  muerto
y ese crujir
donde se filtra el humo de las cosas
no pudiera contra nosotros

estábamos y estamos de lleno en el camino
vos te bajaste antes
nos arrebataste tu loco ronroneo alucinado
en el cual creímos encontrar
la respuesta a los secretos
—estoy seguro que ahí está—

tenemos la música dijiste
antes de marcharte
aún espero mi turno
y es también
lo único
que tengo



confesiones de una máscara

soy un velo
y otro velo
que tiendo sobre el juego de sombras de la noche
de lo que parecen sombras
y no es más que el desamparo que habita en todo lo que vive
y en él
nadie logra verme
ni osa respirar mi aroma de sándalo
aspiro el humo
en el que regresan y se repliegan 
vapor oscuro que anida en los pulmones
como un pez como el frío

escribo como una locomotora
como mailer sentado frente a su máquina
en pleno trance de los desnudos y los muertos
aún
en los minutos
en que las palabras desaparecen
en medio de la danza de tinta sobre el papel
salgo a cazar a las malditas
envuelto en el silencio
y el sudor
con los que cincelo mi cuerpo

busco la poesía
arrodillado
bajo las hojas
las palabras burbujean
y vierten sobre el mundo
su amenaza
soy su amenaza
su redención
el filo de la espada
el último invisible

—los cerezos envejecen
sus pétalos
sobre las calles de tokio
son el testimonio
de nuestra derrota—

busco la manera de vencer el polvo
derretir las cadenas
volver al Tiempo
soy
la última gran sombra
el último suspiro
la distancia que media
entre el ojo de la noche
y su presa

me marcharé
como una flor de sombras
me extenderé sobre la infamia
él repetirá mi nombre
y entrará en lo eterno



equipo de demolición
a alfredo trejos
y joan bernal

nadie nos llamó
pero aquí estamos
con unos cascos ridículos
como si fuéramos exploradores
de las minas del desahucio 
y unos lentes
que más que proteger
son  una advertencia contra aquellos
que osen arrebatárnoslos
porque no se le pide a alguien como nosotros
que desenfunde la mirada
sin que el mundo se avergüence

nadie nos contrató para esto
por eso es incómoda esta caja de herramientas
y mirar este edificio
víctima de los síntomas de la malaria

estamos solos
aún así
vinimos a cumplir nuestro trabajo
nadie lo asignó
porque nadie asigna estas cosas
operaciones que siempre flotan
en el invisible terreno
de los barrios peligrosos
de los suburbios a los que prendemos fuego

nadie gritó tierra abajo
pecho a tierra
o lanzó una botella al mar
de nuestras perversiones

nos gusta pensar que sí hubo llamada
que alguien desde algún sitio
espera este momento
y acá estamos
vinimos a poblar de dinamita
este lugar
adentro escuchamos ruidos
como si estuviera habitado
por la nada

gotera
grifo
fuga abierta en medio de la noche
acá está su goteo

atrás escuchamos sirenas
perros
los expertos en detectarnos
en husmear y olfatear
esta transpiración
parecida a muchas cosas

así hacemos nuestros encargos
dejamos pasar los trenes
que podrían salvarnos
y
aunque poco funcione como debería
seguimos el camino
hasta hacernos de otro sitio
que volar en pedazos



la distancia
a roberto bolaño

soñé que mis amigos hacían una pira conmigo.
con mis libros.
también   soñé con detectives.
uno de ellos planeaba mi muerte.
borraba las pistas.
pagaba sobornos.
el otro. nunca resolvió el caso.
se marchó a un bar
y lloró hasta que la ciudad fue el dolor.
un país muy pequeño para quedarse.
soñé con una playa desierta.
una playa que enflaquecía.
el mar se replegaba como si conociese la verdad.
o hubiese un duelo   en sus arenas.
alguien intentó recordar ese nombre
que flota como una despedida.
soñé que era un samurái y luchaba contra la nada.
el abismo.
y combatía y combatía y lloré. largamente. al atardecer.
cuando la derrota. era inevitable
side b

no existen caminos para llegar al fin del mundo.
ahí estamos.
lo sabés.
nadie conoce tu nombre
incapaz de repetirlo frente al mar.
los precipicios.
¿a dónde van las ballenas.
los pájaros cuando se marchan?
¿a dónde?
todo está distorsionado
la cámara tiembla.
buscás en la guantera.
¿a dónde van los mapas que nos pierden?
¿a dónde?



vidas inútiles

piensa en poetas.
encerrados en pequeñas buhardillas.
descifrando palabras exactas.
no entiende a los poetas vastos.
como si el olvido
fuera más lento por el polvo acumulado.
historias y tragedias de gente que conoce y quiere
se le acumulan sobre las suyas.
pequeñas tragedias. adornitos de salón.
pequeños artefactos que colecciona
para no confundirse con las sombras.
en días así. pocas cosas valen la pena.
pierde sus pensamientos en cosas tristes.
imagina cementerios de barcos
en rincones desiertos del planeta.
piensa en los poetas extensos
como el océano.
perdidos en esos cementerios.
envueltos entre herrumbre.
algas y alimañas que no reconocen.
los poetas desesperados.
recorren escotillas sumergidas.
ya el aire les empieza a faltar.
las hojas que escribieron
se deshacen en el fondo.
los poetas impotentes
en busca de su ego.
como un barco inútil en medio de las aguas.
piensa en los infortunados poetas
que buscan el secreto
y se hunden con sus voluminosos libros
y el olvido los acaricia
y ellos
lo confunden.
con la inmortalidad  


Jonatan Lépiz, 1981, Costa Rica. Editor y director de Ediciones Espiral. Ha sido miembro de varios talleres literarios, entre los que destaca el taller literario Netzahualcóyotl. Miembro del comité organizador del Festival Internacional de Poesía de Costa Rica desde el 2005. Ha participado en los festivales internacionales de poesía El turno del ofendido en San Salvador en el 2008; el XV Festival Internacional de Poesía de la Habana en el 2010 y el VIII Festival Internacional de Poesía de Quetzaltenango. Textos suyos aparecen en varias revistas y páginas web. Publicó Batallar contra la Noche con la Editorial Costa Rica en el 2007.