miércoles, 30 de abril de 2014

Descubren ropa interior del siglo XV


La traducción es del polaco, con el traductor de google:

"Los científicos han hecho recientemente un descubrimiento notable , bajo el suelo de una tirolesa castillo Lengberg . Allí encontraron un conjunto de ropa interior para pre - fechada el siglo XV (todavía no confirmados por el carbón, así que tal vez sean mayores ) . La mayoría de los objetos son piezas de tela , pero sobrevivieron calzoncillos , bragas (probablemente macho) y un sujetador . Hasta ahora se pensaba que los sujetadores sólo aparecieron a finales del siglo XIX , ahora parece que se usaban en la Edad Media . Especialmente yo , no es de extrañar , entonces la cultura y estilo de vestir realmente encaja este tipo de ropa interior. Se sabe que la figura modelada y que se tuvo cuidado y apoyar el busto. Los vestidos eran muy en forma y atado en el frente, y entre las chaquetas de lino fueron fuertemente atada . Ahora resulta que además también llevaba bras . Probablemente han sido olvidados durante el Renacimiento, cuando ya no se necesitaba corsé introducido y el sujetador . Interesantes son también las bragas encontradas por los investigadores , se ven muy escasamente. También es un poco sorprendente , fue la época de la Edad Media mojigata . Ropa entonces era una combinación de razones estéticas y prácticas , y también tenía un montón de sex appeal . En general , creo que a pesar de la mentalidad de la época , está disponible para nosotros hoy en día , debido a la degeneración de la inteligencia en el mundo moderno , las costumbres estaba cerca y personalmente me sentiría muy bien en ese momento. La más me sorprendió es que, como resultado, los científicos han encontrado un montón de referencias en los textos de los sujetadores medievales llamados bolsas de mama, entre los que hay muchos estados que eran apretados y busto modelaron un todo demasiado grande ( no está de moda en la época) . En mi opinión, dicha información derivados de la época son prueba suficiente de la existencia de sostenes y no tener que esperar por el increíble descubrimiento de lo que es un milagro sobrevivió hasta nuestros días ."

http://fashion-hi-story.blogspot.com/2012_07_01_archive.html

La zapatería clausurada y hecha cápsula de tiempo





Femicidios en Honduras: el espanto, la organización y la denuncia

 La protesta se llevó a cabo hace dos días. Cada 16 horas muere una mujer en Honduras, asesinada.



Aquel París







Mathilde H. Beaugiron y el apartamento suspendido en el tiempo

Encontrado intacto luego de 70 años de encierro, este apartamento parisino revela un tiempo perdido, congelado en 1942. En el año 2010 fue abierto, como una cámara sepulcral faraónica. Una joya perfecta e impresionante.

http://lospastelesderosa.blogspot.com/2014/02/tarta-de-cafe-el-apartamento-de-madame.html

lunes, 28 de abril de 2014

La espuma

La nueva técnica que en algunas granjas avícolas de EEUU se está utilizando para asfixiar en masa a los pollos de engorde: una espuma tan densa que impide cualquier movimiento y que se hagan bolsas de oxígeno.


 La vieja técnica de la diversión. ¿Qué nos hace pensar como seres humanos o como simples seres surgidos de esta misma esfera planetaria? ¿Será la conquista de la humanidad como principio civilizatorio algo que ya se frenó, se consignó y se ordenó desde la interpretación de la vida de los creadores del consumismo global, desde un frío escritorio donde se puede ver el horizonte con lejana ternura?


Un mundo para todos dividido, no Distrito 9, no Elysium, no Hollywood

Melilla Marruecos, muro de contención para africanos que van hacia Europa. Jurisdicción española.

Muro de la frontera EEUU-México

Muro de Gaza, entre Palestina-Israel

Muro de Nicosia, divide a Chipre-Turquía

Muro entre Pakistán-Irán

Frontera entre Bangladesh-India

División de Nicosia, Chipre-Turquía.

Frontera entre Corea del Sur-Corea del Norte.


sábado, 26 de abril de 2014

Vas como en Tron, flakito

Ya te vi pasar. Tu tarea es la de tirar las líneas ¿verdad?. Un punto invisible para los jetas, Flaco, tu propio punto de fuga. ¿Por qué no vamos huyendo todos de una vez y nos pegamos a tus patines y ya dejamos  de estar dando vueltas sobre el ladrillo? ¿Por qué te ves tan libre cuando te perdés a toda madre y con la música de tus audífonos metiéndote más velocidad, cada vez más velocidad, cada vez más lejano?
Vas como en Tron, flakito, hasta se pueden ver los meridianos de este globo sonda que habitamos ya hechos caracoles o salamandras viscosas, felices nosotros de estar pegados a la oscuridad de las cuevas, sorbiendo las gotas de lo inamovible, así con nuestras lenguas pegadas a las ventanillas de los buses, pegados todos nosotros como estikers de alguna mala propaganda política sin futuro ni seguidores.
Pero yo te sigo a vos porque vos a nadie seguís, nadie te toca cuando atravesás las esquinas de los gatilleros que sólo alcanzan a decir allá va el man de los patines, mirá qué pijudo se cruza, se saltó los puestos de naranjas, se enganchó al bus y de un solo tirón fue a dar a la Kenya sin que los de tránsito lo ahuevaran. Ese man no se mete con nadie ni nadie quiere hacerle nada, mejor te dejamos para después, basura, ya te salvaste porque pasó el flako que fue tu ángel ahorita porque ya te iba a plomear y el flako como que lo deja con las tapas abiertas a uno, es como un silencio el que se lleva porque va en su pedo el man y avanza como ya quisiera yo hasta con los ojos cerrados, no importa la cuesta lempira ni la bajada de villadela, vale verga, cuando lo ves no vale la pena despachar a nadie, uno se queda sobando la cacha de la bomba y ya no quiere más que seguirte, ángel con ruedas, angelito desnutrido y todo pero fibra y firme.
Tu onda es trazar la nueva ciudad ¿verdad flako? Un día de estos despertamos y vemos que las grúas ya comenzaron a levantar el paisaje, otra rimera de edificios nuevecitos que solo sirven para dar sombra a los ricos porque adentro salen huecos y los ascensores son como pistones del vacío. ¿Vos tenés pistones, seco? Al rato la máquina te bombea diferente, porque no parás, llegás hasta la medianoche, pasás por Bellas Artes deslizándote de espaldas, casi para ahuevarnos, maje, casi como un suicidio divertido o una palabra que se dice sin pensárselo dos veces y luego uno se arrepiente pero ya no hay vuelta atrás, te palmaron, te pusieron el balde donde se jala el agua más chuca.
Dame una caladita en esa libertad tuya, flako, mirá que al verte siento que estoy clavado y retorcido dentro de una tabla de cajón, manito, y esto sí que purga, seco, esto sí que te pone al brinco.

F.E.



lunes, 21 de abril de 2014

Chiki, ¿cómo es el mar?




¿Regresaste, chiki? ¿Y adónde fuiste? Te inflaste el neumático y le hiciste la bomba a toda la gilada que hacía hervir la poza, así me la pasaron, picarillo, te tiraste de las piedras donde se mira la carretera que va hacia el mar, y no te corriste, te hiciste un nudo y el agua chirpió hasta las prado que iban lustraditas con su moto de agua enganchada atrás, a mil por hora porque no querían untarse de las miradas que les tira la pobrería, la felicidad que parecía una horda de renacuajos apareándose.
¿Y quién se quedó con el encarguito, chiki? Yo me anduve por Tepas que se quedó solita, pero no daban ni ganas de meterle el chuzo a nadie ni de asustar a las viejitas del santo entierro, era demasiada la hueva que da el calor y como que uno se pone triste porque ni a moramulca le alcanza a llegar, entonces se queda uno sentado ahí viéndose los pies, imaginando una ola de fuego fresquito que viene y va meciendo las palomas que parecen barquitos de plumas bien bonitos pero que de repente le entra una rabia al triste y quiere tener un rifle de balines aunque sea para hartarse una paloma asada o en sopa, y quiere salir corriendo con el tiner pegadito a la nariz jurando que se va a hartar a todos los pájaros que se le atraviesen, hasta a los zopes que se han tragado los ojos del chelito ayer por andar de sapo.
¿Regresaste, chiki? Yo me quedé firmando las alfombras de aserrín de los chavalillos, mirá que recogieron las sobras y se hicieron unas allá por donde las putas de Los Dolores, ahí mismo donde parió la Yesenia que gritaba como loca porque nadie la ayudaba y sólo se le quedaban viendo como los que van al campo motagua a ver los partidos los domingos, de arriba hacia abajo los muy cabrones que ni ayudaban pero querían verle las piernas hasta que llegaron los bomberos y se la llevaron, pues ahí se hicieron una alfombrita los guirros, a puras cachas pero tenía colores y le dibujaron un mar azulito, chiki, vos sabés cómo es el mar, dejate de cosas, vos fuiste hasta cedeño, vos sabés los que es vivirla en medio de ese cachimbazo de mara que se fue y nos dejó solos en este cementerio.
¿Dónde fue que fuiste, papi?

F.E.

sábado, 19 de abril de 2014

Ezra Pound en su juicio



El 2 de mayo de 1945, Ezra Pound fue detenido por partisanos en su casa de las afueras de Roma, por su colaboración radiofónica con Mussolini. Traspasado a las fuerzas norteamericanas, fue tratado con tal dureza que muchos intelectuales se horrorizaron y trataron de aliviar su condición. El intelectual alemán F.J. Raddatz cuenta esto en un guión radiofónico sobre ese debate judicial (previo a decidir si se le juzgaba o se le consideraba loco) que la revista Quimera publicó en mayo de 1985, en su número 49. Esta curiosidad me viene de mi lectura actual de Personnae, los libros de Pound anteriores a Los Cantos. Transcribo hoy la parte relativa a las condiciones en que se le detuvo en el campo disciplinario.


Le ruego responda a esta pregunta, Sr. Allen: ¿fue usted testigo del trato recibido por el Sr. Pound en el campo disciplinario del ejército, en Pisa?
Robert R. Allen: Sí. Pound fue encerrado aparte de los otros prisioneros, dentro de una jaula de acero construida especialmente para él en el patio de la prisión. Él desconocía si su destino era pudrirse en esa jaula o salir de ella para ser ahorcado por traición.... A ninguno de los demás prisioneros les estaba permitido acercársele o hablarle, ni siquiera decirle una sola palabra. No contentos con privar a Pound de cualquier contacto humano, le negaron también cualquier lectura que pudiera servir de consuelo a su agitado espíritu. Para matar el tiempo solo contaba con un texto de Confucio, en chino, que iba traduciendo: esto era todo cuanto disponía para alejar sus pensamientos tenebrosos, sus inquietudes, sus angustias.
Pero sus sufrimientos no se limitaban a estas torturas mentales. Estábamos entonces en pleno verano y el sol italiano caía a plomo: el recalentado pavimento del patio de la prisión se calentaba hasta lo insoportable. Por las inmediaciones pasaba una concurrida carretera militar y Pound estaba permanentemente expuesto al ruido y el polvo, careciendo de protección. Mientras los demás presos eran trasladados bajo la tiendas para protegerlos del soy el polvo, Pound permanecía abandonado a la intemperie, de tal manera que ni uno solo de sus gestos escapara a la vigilancia de los guardianes. Los demás detenidos podían salir de sus celdas para la comida y las sesiones de ejercicio físico, pero Pound no. También estaba privado de la ayuda que comporta, en cierto modo, la vida en colectividad. Estaba solo.
Tampoco la noche le aportaba el descanso y el sueño necesarios tras semejantes jornadas de sufrimiento bajo un implacable sol tropical: unos reflectores apuntaban a la jaula y, durante toda la noche, su cegadora luz hacía arder sus pobres ojos inyectados en sangre. En esa jaula de barrotes de acero, ni un solo mueble. Pound dormía sobre el suelo de asfalto, envuelto en mantas, calcinado por el sol, empapado por las lluvias.


Fritz J. RaddatzEl proceso de Ezra Pound; revista Quimera, nº 49, mayo de 1985. Traducción de Juanjo Fernández

Robert Frost: Desde 1908, Ezra Pound se marchó de América. A partir de entonces, contando 23 años, se convirtió en el ministro sin cartera, el descubridor y promotor de la gran literatura europea. Siendo secretario de William Butler Yeats, en 1913 descubrió a James Joyce: en aquel caso, a través de un poema juvenil y sus primeras tentativas de prosa; a raíz de este encuentro nació una amistad que duró decenas de años; solo gracias a la mediación de Pound fue posible que se publicara la gran novela Ulysses. Al mantener una infatigable correspondencia con editores e incontables pequeñas revistas literarias –a las que asesoraba e incluso, si era preciso, financiaba-, se esforzó por hacer publicar esta novela, ocupándose también de que Joyce cobrara derechos de autor y de que la crítica le prestara atención. Fue Pound quien escribió los primeros grandes ensayos sobre Joyce: hizo lo mismo  con D.H. Lawrence, Wyndham Lewis y T.S Eliot; es más, a los consejos literarios de Pound y a su depuración estilística debemos la obra maestra del propio Eliot, The Waste Land. El gran escritor ruso Isaac Babel ha calificado a Pound como personaje ejemplar. Ernest Hemingway ha declarado que había “aprendido Pound más que de nadie en el mundo, que de él había aprendido cómo se debía escribir y cómo no se debía”. Pound proclamó los méritos de los Tr´picos de Henry Miller cuando nadie, en aquel tiempo, se atrevía a incluirlos en la literatura. Una considerable correspondencia da fe de la amistad que le unió con Cocteau y Louis Aragon.

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El secretario: Sr. Hemingway, se le ruega que diga su nombre y profesión.
Ernest Hemingway: Puede usted irse al carajo con sus formulismos, amigo. Soy Ernest Hemingway y Ezra Pound es amigo mío. Con eso basta. Tampoco he entendido ni una puñetera palabra de todas esas eruditas chorradas y chocheces que se acaban de soltar sobre sexo, fascismo y élites.
El presidente: Sr. Hemingway, lo lamento pero...
Ernest Hemingway: ¡No me interrumpa! Me trae sin cuidado lo que usted pueda lamentar. Yo, lo que lamento es la manera como se trata aquí a Ezra Pound. Seré sincero: quiero sacarle de aquí y voy a contar dos o tres cosas sobre él. Ezra Pound y yo siempre hemos estado muy unidos... El estudio en el que vivía con su mujer, Dorothy, en París, era tan modesto como señorial era el de Gertrude Stein. A su propia actividad poética no dedicaba más que la quinta parte de su tiempo... El restante lo dedicaba a mejorar la situación material de sus amigos y las condiciones de su traajo artístico. Les defendía cuando eran atacados. Les ayudaba a publicar en revistas, los sacaba de chirona. Les prestaba dinero, vendía sus cuadros, organizaba conciertos. Convencía a los editores para que les publicaran sus libros. Y cuando ellos creían hallarse a las puertas de la muerte, se quedaba con ellos toda la noche y era testigo de su testamento. Les pagaba las facturas del hospital y les disuadía del suicidio. Y, en pago a todo ello, sólo algunos de ellos renunciaban a darle una puñalada por la espalda a la primera ocasión.
¡Vean, señores, el tipo tan extraordinario que era! Y de lo que la matasanos esa ha contado, sus rollos sobre cerebro y cojones, todo eso me la suda. ¿Loco? ¿Y qué? ¡Claro que está loco!... como mínimo desde 1933.

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Sr. Williams, ¿conoce usted a Ezra Pound desde la época en que ambos estudiaban juntos?
William Carlos Williams: Exacto. Nunca explicar nada, esa era su divisa. Era fiel a ella y siguió siéndolo cuando, más adelante, se puso a escribir poemas. Lisa y llanamente, él vivía en más altas esferas que los demás habitantes del planeta, en esferas fuera de lo común. Hasta creo que se trata de un rasgo de su personalidad... que ha terminado por causar su perdición. Intentó hacerse sitio en el firmamento. Y, con un poco más de fortuna en lo financiero, lo habría conseguido. Desde aquella época, pero también luego en Londres, se entregó en cuerpo y alma a la vida bohemia de los artistas, adoptando sus poses extravagantes y toda su característica parafernalia: aretes turcos, chaquetas de terciopelo y melena flamígera. De cuando en cuando, él y yo discutíamos acerca de cuál debía ser el objetivo que debía perseguir un poeta: ¿el caviar o el pan? Yo estaba a favor del pan, Ezra a favor del caviar. Creía vivir una vida de poeta de hoy, y por ello entendía un tren de vida que solo muy pocos de los que actualmente nos dedicamos a esta noble actividad  nos atreveríamos a llevar.

*****
T.S. Eliot: Es sobradamente conocida la estrecha relación que me une a Ezra Pound, y quizá sea más apropiado que me permitan ceñirme a un único aspecto de su personalidad, o sea, sus incesantes esfuerzos por sustituir el mundo real por su contrario, el mundo de la pura forma: estos esfuerzos fueron los que gestaron su obra. A medida que cobraba cuerpo este segundo mundo se volvía una necesidad vital para él poder encontrar compañeros que tomaran en serio sus pretensiones elitistas y que incluso las compartieran. La opción existencial que escogió, por su cuenta y riesgo, de hecho no era más que la elección de un “personaje”, o, dicho de otro modo, de una “máscara”. Es decir, había optado por existir para los otros, en lugar de existir “en sí”. Seguramente, ustedes ya sabrán que uno de sus principales conjuntos de poemas lleva el título de Personae-máscaras. Llegamos aquí a lo más hondo de las razones que le hicieron dedicarse en cuerpo y alma a los escritores y artistas contemporáneos, quienes “normalmente” hubieran sido sus rivales. En él era costumbre el implorarles; les pedía que escribieran bien, les obligaba a ello si era preciso, hasta tal punto que a veces daba la impresión de alguien que intentaba explicar a un sordomudo que su casa estaba ardiendo. Pero esto no era solo consecuencia de su talante de pedagogo: también se debía a su ardiente deseo no solo de escribir bien él mismo, sino de además vivir rodeado de mentes con un poder creativo que igualara el suyo. Señoras y señores, muchas gracias por prestarme atención.
Fritz J. RaddatzEl proceso de Ezra Pound; revista Quimera, nº 49, mayo de 1985. Traducción de Juanjo Fernández



Ha empezado el debate judicial para dilucidar si su estado permite juzgarlo:


... El Sr. Pound está sentado ante ustedes. Le ruego, Sr. Pound, que se levante y mire al jurado. Díganos su identidad, por favor.
Ezra Pound, con voz a la vez hostil y desganada:No soy nadie., mi nombre es nadie.

Rober Frost hace un alegato sobre la importancia de Pound en la literatura. Al terminar, se producen las declaraciones siguientes:



El presidente: Muchas gracias, Sr. Frost. Y ahora, una pregunta que formulo al Sr. Pound. ¿Tiene algo que añadir a lo que acaba de declarar Robert Frost?

Ezra Pound (recitando uno de sus poemas):
y un olor de menta bajo los toldos de las tiendas
sobre todo después de la lluvia
y un buey blanco en el camino a Pisa
como encarándose con la torre,
carneros negros en el campo de maniobras y los días de lluvia, nubes
sobre las montañas, como bajo las garitas.
Una lagartija me tenía en vilo
las aves del campo detestan el pan blanco
4 gigantes en 4 esquinas
tres hombres jóvenes  ante la puerta
y han cavado una zanja a mi alrededor
para que la humedad no roa mis huesos...

Tras un momento de silencio, el presidente con una tosecilla de compromiso: ¡Ejem!... hum. Bueno. Y bien.. Deseo ahora solicitar la presencia de...

El poema recitado era sin duda sobre sus condiciones. Los 4 gigantes son las torres de vigilancia, los tres hombres jóvenes son los guardianes que evitan todo contacto.

Fritz J. RaddatzEl proceso de Ezra Pound; revista Quimera, nº 49, mayo de 1985. Traducción de Juanjo Fernández



Allen Ginsberg entrevista a Ezra Pound


Allen  Ginsberg
Encontré a Ezra Pound sentado en la placita de enfrente de su pensión, un Pound silencioso, exasperado, más bien taciturno. No conseguí más respuestas a mi preguntas que el incansable movimiento de sus manos. Intenté con mucho cuidado quebrar aquel silencio mortal abrazándole; sí, lo confieso, besándole respetuosamente la frente, mientras le decía:
Para mí, como para muchísimos jóvenes poetas, usted ha sido un estímulo inestimable, no solo por su obra sino también por su concepción de la poesía según la cual sin cosas no existirían ideas. El estilo de sus poemas ha influido directamente y con gran precisión sobre mi propia concepción de la escritura.
Todo esto que le cuento, ¿tiene algún interés para usted?

Un gran silencio, seguido de un murmullo muy entrecortado, una voz maltrecha por la edad...
Ezra Pound: Sí, pero mis poemas, por su parte, carecen de cualquier interés. A los 70 años me he dado cuenta de que mi vida no ha sido una quimera, sino una imbecilidad.
Allen Ginsberg: Eso no quita que su obra, ese conjunto artístico de palabras y frases, me ha proporcionado el impulso necesario para mi propia evolución.
Ezra Pound: Puro revoltijo.
Allen Ginsberg: ¿A qué se refiere, a usted, a sus Cantos o a mí?
Ezra Pound: A mi obra. Estúpida y pedante de cabo a rabo. Pero mi mayor error fue mi antisemitismo, ese estúpido prejuicio pequeño burgués.
Allen Ginsberg: Me alegra oírle decir esto. En cualquier caso, usted nos ha enseñado el camino. Cuanto más leo, más me convenzo de que sus poemas son la mayor obra lírica de nuestros tiempos. Y respecto a sus declaraciones sobre política y economía, usted tenía razón. Cada día se ve más claro en Vietnam. Usted fue el primero que nos enseñó a quién beneficia la guerra.
¿Me permite que le bendiga y que le lea un poema?
Ezra Pound: Sí.

Dos de Ezra Pound



Encargo

Id, canciones mías, al solitario y al insatisfecho,
id también al desquiciado, al esclavo de las convenciones,
llevadles mi desprecio hacia sus opresores.
Id como una ola gigante de agua fría,
llevad mi desprecio por los opresores.

Hablad contra la opresión inconsciente,
hablad contra la tiranía de los que no tienen imaginación,
hablad contra las ataduras,
id a la burguesa que se está muriendo de tedio,
id a las mujeres de los barrios residenciales,
id a las repugnantemente casadas,
id a aquellos cuyo fracaso está oculto,
id a las emparejadas sin fortuna,
id a la esposa comprada,
id a la mujer comprometida.

Id a los que tienen una lujuria exquisita,
id a aquellos cuyos deseos exquisitos son frustrados,
id como una plaga contra el aburrimiento del mundo;

id con vuestro filo contra esto,
reforzad los sutiles cordones,
traed confianza a las algas y tentáculos del alma.

Id de manera amistosa,
id con palabras sinceras.
Ansiad el hallazgo de males nuevos y de un nuevo bien,
oponeos a todas las formas de opresión.
Id a quienes la mediana edad ha engordado,
a los que han perdido interés.

Id a los adolescentes a quienes les asfixia la familia...
¡Oh, qué asqueroso resulta
ver tres generaciones reunidas bajo n mismo techo!
Es como un árbol viejo con retoños
y con algunas ramas podridas y cayéndose.

Salid y desafiad la opinión,
id contra este cautiverio vegetal de la sangre.
Id contra todas las clases de manos muertas.


Los demás

¡Oh minoría indefensa de mi patria,
oh restos esclavizados!

Artistas que os habéis roto contra ella,
descarriados, perdidos en los pueblos,
objetos de recelo, de malediscencias,

amantes de la belleza, famélicos,
frustrados por los sistemas,
indefensos contra el control;

vosotros que no podéis rendir al máximo
por seguir buscando el éxito,
vosotros que solo podéis hablar,
que no encontráis el coraje para reafirmaros;

vosotros cuya sensibilidad más fina,
se rompe contra el faso conocimiento,
vosotros que tenéis sabiduría de primera mano,
los odiados, los encerrados, en quienes nadie confía,

daos cuenta:
yo he capeado la tormenta,
he vencido mi exilio.


viernes, 18 de abril de 2014

Sombras que se alargan

Nada es igual a aquella primera impresión que me dio la enorme cruz pintada de verde cobalto en Sabanagrande, pero cierta cadencia me llevó a percibir la gravedad de todo viernes santo. Una muchedumbre rezagada que prefiere este turismo de una sola tarde y que, al parecer, se vuelve cada vez más masivo y digno de múltiples selfies.

Dos veces hice ruta al sauna, porque sauna fue Tegucigalpa el día entero. Un borrachito, sentado a las puertas de un mesón en Los Dolores gritaba a los cuatro vientos que él había comido de toda la basura que la gente botaba, que él si podía hablar de lo que era comer mierda. El taxista que lo escuchaba adormilado se puso a sintonizar la radio y el viacrucis y una que otra paloma se atrevió a cruzar la calle de una acera a otra. El sol fundía el pavimento y éste adquiría la consistencia de un río plomizo. Vi a muchas parejas tomándose selfies junto a los santos sin importarles cómo harían para etiquetar luego al santo. Vi la maraña de cables, multitudes fascinadas por el vacío pero llenando ese vacío de algo parecido a la gratitud. Nunca había hecho este recorrido por un día que siempre aparté para ver a Ben Hur en su batalla naval, pero hoy, de la mano de Esteban y Bárbara me dejé llevar a esa otra vibración imposible de evadir y que, de lo místico y sublime, deja muy poco, aunque la fiesta aparente arrancar y elevarse pero que apenas llega a ser un entretenimiento y no profunda mezcla de búsquedas y encuentros.

De todas formas ahí estaba el color, y la tarde deliciosa lejos del mar y sus hoteles llenos de cucarachas alborotadas. Estaba la ciudad vacía más allá del montaje de la tradición, y caminar esos suburbios desolados como que llena, como que es la ciudad que siempre esperamos: hecha para nosotros y las sombras que se alargan.










jueves, 17 de abril de 2014

La luz del día en que Gabriel García Márquez murió

Un hilo de sangre dio vuelta a la esquina, subió al bus, bajó hasta dar con mi casa. Tocaron la puerta. Era Ursula Iguaràn, tan pequeña, tan antigua... Murió -me dijo-, la hojarasca se lo ha llevado.



martes, 8 de abril de 2014

Bifronte Jano


Fabricio y los cuadernos de la cárcel.

Yo siempre lo conocí poeta, desde antes de Casa Tomada, desde antes de Paradiso, desde antes de Sabanagrande, desde antes de conocerlo.

Habla y hace poesía, toma fotos y captura las palabras de la imagen, al igual que Rubén Izaguirre, ha sido parte de la poesía joven que nació adulta en una tierra donde las palabras son fantasmas que penan.

Los viejos poetas tuvieron que tragar amargo, las vacas sagradas del parnaso tuvieron que mugir de otra manera, los estafadores del verbo y los amigos de las musas ajenas tuvieron que asimilarlo como compañero de viaje. Ninguna palabra quedó a salvo y ninguna calle se ha fugado de su inventario poético.

Se que muchos quisieran juzgarlo como a Gramsci y susurrarle al juez la necesidad imperiosa de que esa mente no funcione en los próximos 20 años, pero se jodieron, la poesía de Fabricio, el que vino del sur, el que toma fotos en blanco y negro, vino para sembrarse, crecer y dar fruto.

Yeco.