miércoles, 30 de septiembre de 2015

Carta abierta contra las armas robot

Taranis: el dron inglés que abre el debate sobre las armas robot.
http://actualidad.rt.com/actualidad/187250-taranis-drone-secreto-mundo

Se advirtió, con una carta similar, cuando las primeras pruebas de la bomba atómica se revelaron y estremecieron el desierto de Nevada ¿Escucharán a los científicos que firman esta carta? Lo dudo.

Autonomous Weapons: an Open Letter from AI & Robotics Researchers

Autonomous weapons select and engage targets without human intervention. They might include, for example, armed quadcopters that can search for and eliminate people meeting certain pre-defined criteria, but do not include cruise missiles or remotely piloted drones for which humans make all targeting decisions. Artificial Intelligence (AI) technology has reached a point where the deployment of such systems is — practically if not legally — feasible within years, not decades, and the stakes are high: autonomous weapons have been described as the third revolution in warfare, after gunpowder and nuclear arms.
Many arguments have been made for and against autonomous weapons, for example that replacing human soldiers by machines is good by reducing casualties for the owner but bad by thereby lowering the threshold for going to battle. The key question for humanity today is whether to start a global AI arms race or to prevent it from starting. If any major military power pushes ahead with AI weapon development, a global arms race is virtually inevitable, and the endpoint of this technological trajectory is obvious: autonomous weapons will become the Kalashnikovs of tomorrow. Unlike nuclear weapons, they require no costly or hard-to-obtain raw materials, so they will become ubiquitous and cheap for all significant military powers to mass-produce. It will only be a matter of time until they appear on the black market and in the hands of terrorists, dictators wishing to better control their populace, warlords wishing to perpetrate ethnic cleansing, etc. Autonomous weapons are ideal for tasks such as assassinations, destabilizing nations, subduing populations and selectively killing a particular ethnic group. We therefore believe that a military AI arms race would not be beneficial for humanity. There are many ways in which AI can make battlefields safer for humans, especially civilians, without creating new tools for killing people.
Just as most chemists and biologists have no interest in building chemical or biological weapons, most AI researchers have no interest in building AI weapons — and do not want others to tarnish their field by doing so, potentially creating a major public backlash against AI that curtails its future societal benefits. Indeed, chemists and biologists have broadly supported international agreements that have successfully prohibited chemical and biological weapons, just as most physicists supported the treaties banning space-based nuclear weapons and blinding laser weapons.
In summary, we believe that AI has great potential to benefit humanity in many ways, and that the goal of the field should be to do so. Starting a military AI arms race is a bad idea, and should be prevented by a ban on offensive autonomous weapons beyond meaningful human control.



lunes, 28 de septiembre de 2015

Poemas de Leticia Luna - México



Nos vimos en Xela. La terraza estaba llena y todos nos despedíamos del frío con el mismo jolgorio del encuentro. Leticia sabe cómo hacer de una despedida la continuidad y el rito que ella asume sobre el escenario y transmite a todxs. Coincidía por primera vez con ella pero ya conocía su poesía y su solidaridad con las causas más dolorosas de nuestra Latinoamérica, de su México bellísimo que nunca deja de evocar, con todo y sus dioses idos, las diosas que acompañan el más largo adiós al Anahuac ya sin Huey Tlatoani ni quema de copal. En ese humo recreado van los versos de Leticia, brillante como la misma Cuatlicue que, aún despedazada, hace de la luna la luna que nos queda.



Más allá.

Desvestida de su bestial ropaje
el alma más allá de la muerte
ama
Feroz insensible y despiadado
el Tiempo nos acerca y aleja
de ese umbral
Oh danza macabra
estoica y pesimista
mi alma no envejecerá
más allá de la muerte.



Ciudad amate.

I

La ciudad es una estampa
que se niega a morir en el pasado
una telaraña que pende en el futuro
fantasma que se funde con los vivos
vivos que dormitan con sus muertos
En sus plazas circulan noticias
de hombres desaparecidos
huesos dispersos en el inframundo
de un desastre ecológico
donde alguna vez hubo un lago
un cielo transparente

II

Ciudad: pergamino de estrellas
cielos vagabundos
monolitos que desaparecen
por el callejón de San Ignacio
cruce de ríos que conducen al Mictlán
Ciudad cárcel Ciudad esclava
Ciudad damnificada:
Terremoto
Circo donde el domador no venció al león
los políticos se hirieron a sí mismos
y la mujer serpiente no tuvo nada de Coatlicue
Ciudad de antiguos mestizajes
Águilas del Anáhuac
Tigres de Guerrero
Chac Mool del Templo Mayor
Puente arrojado al tiempo
Ulama:
todos jugamos
tu eterno juego de pelota

III

Cuando el smog viste de hollín a la tristeza
la ciudad huele a viejo a caño y alcantarilla
en los caminos cotidianos de su tránsito

IV

En el espíritu ocre de México
la nostalgia brota de las faldas ancestrales
del Popocatépetl

V

En la Plaza Mayor
el tzompantli es una llaga
las fauces de los dioses
la invisible entrada hacia otros cielos
Desde los peldaños de la muerte
Mictlantecuhtli hurga en viejos cráneos
de la ciudad amotinada.


La constelación de Scorpio.

A Eduardo Balderas
y José Agustín Ramírez


La muerte de John Lennon nos tenía afectados
De las botellas del alba bebíamos
escuchando Imagina y Den oportunidad a la paz
La casa era una constelación a punto de extinguirse
de sucumbir en las aguas rojas de la noche
Como siempre
nos deseábamos en oleadas de antiguas emociones
alguien dijo que lo podíamos ver
en un viaje de hongos amanita muscaria
John Lennon toca su guitarra
y todos lo acompañan haciendo coros
Nadie ríe
irremediablemente estamos tristes
En la entrada del baño
dos mujeres se besan
un escritor de ciencia ficción se cree astronauta
y flota

Los enamorados dibujan un grafiti sobre la pared:
¡Lennon te amo!
La casa es la constelación de Scorpio
aguijoneándose a sí misma


Retorno citadino.

I

Regreso a la ciudad de muros salitrosos
mi casa sucumbió entre sus últimos peldaños
como si un terremoto oculto derrumbara
sus más ínfimas entrañas
El manzano siguió en pie
germinando lo que aún queda de savia
y vida en mi simiente

II

Afuera llueve endemoniadamente llueve
los granaderos irrumpen en la Marcha
cuando nos cobijamos con pancartas y carteles
Vieja ciudad: en ti he forjado mis esfinges
harapienta memoria en arpa de maldades
(golpes en el preludio de cualquier insurrección)
Vieja ciudad: tu rabia se me incrusta
como daga de sollozos


Desierto de Arizona.

A Mara Cruz, Selene Rose y Charlie Moon,
mis sobrinos.

Son bellos los animales
que forman las pocas nubes de Phoenix
sus espejismos y carretera sideral
La tarde calcina este recuerdo de pájaros
y poblados lejanos del Oeste
crestas de saguaros y montañas
coronadas por cuatro picos
En Mazatzal cerros de grandes rocas
más adelante
m e z q u i t e s
cenotes y filtraciones de agua en Montezuma Castle
bosques petrificados vientos de whisky
Route 66
y praderas pobladas de cactus
Hace más de doce mil años
el hombre registró su huella en esta tierra
y su escritura aún es leída por el viento que hace silbar
las piedras rojas del Desierto



Cruce.

I

Ánimas del Desierto
en la sequedad de la tierra caliza
cae la lluvia
cuando la noche arribe
los mojados harán de la tormenta
su casa

II

Nube roja:
con un parpadeo de gotas
curas las heridas que deja el sol
En el desierto húmedo de Wilcox
la luna guiará la sombra
del migrante


Cuando llueve tu poema.

Al poeta Felipe Granados

Hay algo en tu poema
que me hace leerlo antes de dormir
repetirlo al cruzar los parques
y soltarlo por el mundo cuando llueve
cuando llueve
consuela a los enfermos de melancolía
los enamorados suplican
por sus versos húmedos
y los perros lo olfatean
en los charcos sucios
de la vieja Roma
hay algo en sus palabras
que me invita a navegar
pero este barco tiene grietas
y no llegará a Paraíso de Cartago
ni podrá hacer frente a los gansos
ni a los vendedores de caramelos
en la calle de Dolores
Hay algo en tu poema
que me invita a festejar
aunque esto no sea un hidrofaltante
la laguna sepultada bajo el suelo de México
o la promesa de un diluvio que no llega
tiene algo de oración de vieja plegaria
una burbuja un tragaluz
la sonrisa de Nick Cave o el gatito de Tino
que me hacen sonreír y creer que por fin
hoy no llueve


Conmoción del verbo.

A Roberto Sosa

Son los pájaros del amanecer sobre Tegucigalpa esta noche
que en sus destellos sonoros guardan un mecanismo de
[mar
que vuela hacia la herida de su despeñadero sordo
Es el viento triste de Tegucigalpa esta noche
el hermoso Sacrificado de un Viernes Santo
el costillar ineludible de una estrella
que prende su brasa enceguecida
en el cuerpo mortal del Día


Barrio de la Leona, Honduras
Abril de 2006


Tiempo mío.

A Ramón López Velarde

La vida dura
las estaciones se suceden
una tras otra
casi hipnótica
duración del instante
en que anduve
sonámbula
buscando a los astros
su fuego ardiente
y el crepitar del pájaro
que muere en sí mismo
sin encontrarse
Y comprender
que cada huella
de la corteza del árbol
necesitó 33 días
para nombrarte
para verte girar
perlas de luz

De llama y agua
los hombres
las yeguas
la ondulación de los segundos
¡Viento que me ves nacer!
Me esfumaré en el rompecabezas
que soy
que vivo
Tiempo que verás mi fin
en el centro de tu ondulación

respiro


Declinación de la aurora.

A María Mercedes Carramza
y Aurora Marya Saavedra

Recibe en tu seno, María, a todas las poetas
a las que entre cartas y papeles fallecieron
con las manos manchadas por la tinta
del último poema
Benditas las que mueren solas
—con tan sólo la Palabra—
benditas las desterradas y las sabias
las que hablando con el aire
cortaron las cadenas de este sueño
y en su huida encontraron la absolución final
Benditas las fervientes y las tristes
las que alargando aún la voz
no pudieron hacer la última llamada:
Eunice, Alfonsina, Rosario,
Sylvia, Virginia, Alejandra,
Norma, Enriqueta, María Mercedes,
Blanca Margarita y Aurora

Señor Dios:
¿Por qué las auroras son tan inciertas?
Benditas mil veces benditas
las poetas que se van


Posdata
La poesía de Leticia Luna (México, 1965), atravesada
por la estela del erotismo, lleva como mascarón
de proa el roce de los cuerpos olfateándose, esa silueta
que se arma y se desbarata en cada texto. De ese mismo
núcleo va a desprenderse tanto la plenitud como
el desamparo; si el agua aparece aquí como símbolo
de movimiento, fertilidad, circulación, posibilidad de
ir y ser en el otro, la ceniza será el signo de lo inerte,
lo desértico, la soledad. Así, Fuego azul. Poemas 1999-
2014, se ramifica en gestos de vida y muerte; una bifurcación
que asume lenguajes que van del lirismo a
la jerga urbana en un discurso enriquecido por juegos
tipográficos e imágenes restallantes.
Esta poesía que se mueve con amplia libertad, se encuentra
en un cruce de coordenadas entre el Efraín
Huerta de “La muchacha ebria”, “Declaración de
odio” y otros textos suyos que rondan la temática
de la ciudad de México, y la Rosario Castellanos de
“Jornada de la soltera” y “Destino”. Pero también con
una adherencia que refuerza su signo vital y popular:
la trova mexicana expresada en una rica tradición de
autores como José Alfredo Jiménez. En uno de los
poemas más logrados del libro, la autora escribe: “La
vida es una fila larga de tequilas dobles/ y una canción
ranchera bajo el brazo”.

Una de las presencias fuertes de la obra que nos ocupa
es la ciudad de México, bella en sus recovecos pero
también inmensa plaza del anonimato en su desmesura:
“donde alguna vez hubo un lago/ un cielo transparente”.
Lluvia de hollín, “ciudad cárcel/ ciudad esclava”,
tumba de las ausencias. Un sitio adornado con
las guirnaldas fatuas de la modernidad, pero también
por los relámpagos de un pasado precolombino que no
deja de asomar con sus deidades, rituales y ceremonias.
Así, cruzan por estas páginas: Mictlantecuhtli,
Xólotl, el tzompantli; el señor del inframundo junto al
dios que representa al lucero de la tarde en un escenario
de sacrificios humanos, la decapitación.
Lo dije al inicio, el erotismo, en los libros de Leticia
Luna, es otro de los núcleos de su escritura., debatiéndose
entre sombras de ceniza y cuerpos de agua,
maleables, amables, al tacto y la caricia. En el lugar
del goce, allí donde se borran las fronteras, todo es
oceánico, mar (“polvo de semen marino”), espuma,
marejada, oleaje que reúne el yo en el tú: “nuestros
nombres besándose despacio”. Cuerpos con fe de enredadera,
serpenteando en imágenes rotundas como
la que sigue: “Somos dos animales hambrientos de
seo / Nada es sucio, me dices / mientras cabalgas en mi
cuerpo/ y la violencia de nuestros sexos enjoyados /
florece como espigas”. Los amantes participan de una
pasión que es cacería.

La contracara será un ramo de ausencias. Y de nuevo
el desamparo, el desgarro en ese jardín de orfandades
que es la ciudad. Y en el mismo naufragio, unos versos
de la costarricense Eunice Odio a modo de epígrafe,
incrustados en un brazalete de brasas extinguidas: “Y
me ha dolido amar a trechos/ impenitente y sola”.
Coautora de una interesantísima compilación en tres
volúmenes de poetas hispanoamericanas que reunió
la producción de “Trilogía poética de las mujeres en
Hispanoamérica (pícaras, místicas y rebeldes)” desde
el Siglo de Oro hasta las últimas promociones, Leticia
Luna (quien en “Declinación de la aurora” brinda por
“las desterradas y las sabias”) da un tono que reúne
mordacidad, intensificación de la vida interior, reapropiación
de símbolos femeninos, combatividad y oralidad
extendida. En esa línea asume la voz de la calle,
entona un bolero y un blues, se une a “la explosión interna/
de la máquina que suda rock”, entra a la cantina
y pide un caballito de tequila. Porque es justamente
allí, en ese ámbito callejero en el que se desarrolla gran
parte de la vida de las ciudades de México —con sus
bullentes plazas y mercados, y el desfile de sus hombres
y mujeres enfrascados en sus mil oficios diferentes—
donde habita la musa que se va “de tragafuegos” y es,
según la autora, la única brújula frente a todos los caos.
Dentro de esa convicción/obsesión están los mejores
momentos del libro: en el manejo de los silencios de
“Del manantial secreto de la lluvia”, en el hondo lirismo
de “Geografía de la ausencia”, en la soltura del
coloquio urbano de “Tequila doble”, en las imágenes
plenas que dicen, por ejemplo: “mi rostro es una estrella
que oscila/ en la orfandad del mundo”.
Tengo para mí que Fuego azul. Poemas 1999-2014, nos
da una voz de alta temperatura emotiva, tan necesaria
en un tiempo en que sobreabunda en la poesía un aire
de comentario anodino, insustancial; esa vocación de
indiferencia que ha instaurado una nueva modernidad
cuya bandera es la apatía. En la contracara de la
indolencia está la aventura creativa de Leticia Luna,
su remar sobre silencios, alaridos, ruegos y susurros,
hasta arribar a una orilla que es también un nombre
convertido en “sangre/ del cuerpo/ del poema”.


Jorge Boccanera

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Palabras para el Crooner de Alfredo Trejos, Costa Rica



Alfredo me dijo: broder, podés darme unas palabras de presentación para Crooner y la fiesta fue inmediata. Leí y escribí sobre el poemario con tanta emoción como admiración le tengo a Trejos, desde hace mucho y así, en ese tono, en el mismo abrazo que le doy cada vez que voy a San José y coincido en una mesa o en una lectura junto a él. Un insobornable, Alfredo, un caso serio de nuestra poesía en Centroamérica. Aquí les comparto el texto que va en la contraportada, entonces, honradísimo de acompañarlo, aunque sea en letras, hoy que lo está presentando por allá.


Cuando se hizo el contrato para el reality más atractivo de la temporada, Trejos puso una condición: denme un escenario, el más solitario de San José, y déjenme cantar lo que no canto en la ducha y mucho menos mientras cocino mi soledad. Al recibir respuesta positiva, el crooner firmó; con mucha elegancia sacó su pluma y comenzó a escribir -como pie de página a su nombre- una serie de historias que los productores supieron interpretar como se debía: eran historias, cada una de ellas, hechas poemas y guiones a la vez, postales para el más clásico cine negro, el testimonio de un desencantado que tiene la poco común capacidad de hacer ficción su vida real.

Desde ese momento, el show ha roto todas las marcas, y no hay solitario que no haya asistido con su periscopio de u-boat a punto de ser cazado por un Trejos que se sienta junto a  Heminway con su escopeta lista. Mientras tanto, pasan los amores, los juramentos sensatos de no amar más allá del vodka con limón que insinúa el chino de la esquina. Trejos canta, y vuelve a llenar a la poesía centroamericana de esa frescura vital que trae el reírse de uno mismo, pone los discos olvidados y los poemas van dando vueltas y vueltas. Nadie podrá estar a salvo –nos advierte- pero todos seremos salvos si tenemos la capacidad de agarrarle aprecio a la rata que viene a vernos en la madrugada, casi compadecida o quizá ella también hastiada de tanta lluvia y grave poesía.

Afredos Trejos es irrenunciable, “una ciudad de varias cosas al mismo tiempo”, una soledad que es un caleidoscopio inquietante, un caballeroso unabomber que viene y dispara al monitor sentenciando “esto no es un kareoke, carajillo, esto es un Crooner. El reality show puede comenzar.”


Fabricio Estrada.

Poetas - Fotos: Fabricio Estrada



Música - Fotos: Fabricio Estrada



Alerta a la comunidad artística hondureña

El centro cultural más significativo de los últimos 26 años en Honduras, está siendo presionado en conjunto. La policía nacional a través del Ministerio Público ha allanado hoy el lugar en busca de pruebas que incriminen a Rigoberto Paredes, hijo de la Doctora en Historia y Poeta Anarella Vélez, y del extinto poeta Rigoberto Paredes, en el asesinato del abogado Eduardo Montes, defensor de la vice-presidenta del Congreso Nacional Lena Gutiérrez, acusada de vender óvulos conteniendo harina desde su casa farmaceútica al Instituto Hondureño de Seguridad Social, todo esto en la línea terrible que desfondó el IHSS para financiar la campaña del actual presidente juan orlando hernández.
El procedimiento de allanar Paradiso lleva un mensaje claro: se busca el epicentro de conspiración. Con este fundamento facilmente podrán elevar el caso a marcar el mundo intelectual que nació y dinamiza Paradiso como "círculo de potenciales amenazas".
Compas artistas, creo que es momento de demostrar que nuestras propuestas son de vida. Ante el discurso de la sospecha y la incriminación indirecta que se está gestando debemos hacer de Paradiso una vibración más alta, más potente en demostraciones y actos artístico-culturales.
Nos querrán amedrentar y señalar, dirán que "los poemitas" ocultan algo. Ante esto no permitiremos, así lo pienso, que se llegue a presionar tanto que permitamos, por pura estulticia, que se cierre un lugar tan significativo para la cultura hondureña.

domingo, 20 de septiembre de 2015

Un dolor que se nos volvió documento en Honduras

Rigoberto Andrés*:

Hijo, es de madrugada, el insomnio y el dolor no me permiten descansar. Pienso en todo lo que soñé para ti. Vivir en una país que impulsara tu talento, tu creatividad. Vivir en un mundo que comprendiera tu sensibilidad en toda su dimensión. Diseñé para ti un entorno de amor y respeto. 

Recuerdo cómo tu padre y yo esperamos tu nacimiento, tan deseado. Cuando naciste, 15 de mayo de 1987, viniste al mundo con los ojos muy abiertos y con expresión de asombro. Te rodeaban todos los poetas amigos de Rigoberto, mi madre, mis tías. Y mi inolvidable amiga Iris, que más tarde sería tu madrina. 


Desde el primer día de tu amada vida, Rigoberto y yo forjamos tu espíritu como los orfebres tratan la filigrana, pusimos en tus manos las mejores obras de la literatura. Y tu, ay, siempre fuiste más sensible que todas/os y abrevaste en ellas la sapiencia y la sabiduría que te han caracterizado. Tu has hecho la lectura más incisiva y profunda de los acontecimientos de tu entorno. Has visto más allá de lo que otros no ven.


Hoy lloro por tu cautiverio. Y me duelen las entrañas y el alma. Sé, que de no vivir en un país como el nuestro, tu no estarías en la situación en la que te encuentras. Conozco tu pensamiento y tu desolación por vivir en una sociedad en la que la mayoría sufre la inequidad social. Sé que la desigualdad y la injusticia te golpean en lo más hondo. 


Rigoberto Andrés, la frase de Heliodoro Valle, La historia de Honduras puede escribirse en una lágrima, hoy la encuentro más vigente que nunca por que sollozo y me quejopor ti y por todas las madres que han visto cercenados las esperanzas de sus hijos.
Hijo mío, mientras viva, estaré a tu lado y lucharé para que este mundo sea mejor, más humano, para que el nuestro sea por fin un país.



Dra. Anarella Vélez.
Tegucigalpa, Honduras.

*
El terrible asesinato del abogado Eduardo Montes del cual es inculpado el joven Rigoberto Andrés Paredes -pruebas de video y supuesta confesión del hechor así lo indican-, ha puesto en el centro de la conciencia nacional el terrible dilema de la justicia en su deforme expresión hondureña.

Las declaraciones que aparentemente dio Rigoberto se elevan a interés colectivo por ser reivindicadas como acto político. ¿Las causas? La insoportable presión que vive la nación entera debido a la entronización de una dictadura que se burla, magnifica el desdén y saquea sin contemplaciones todos los preceptos éticos que pudieron ser concebidos para civilizar un país.

Rigoberto asume que lo hizo por todos y todas. Explotó. Y ante estas declaraciones todos explotamos con él, los de ambos bandos, porque los unos hemos elegido la movilización pacífica pero hemos sido apabullados con todo tipo de represión -política, paramilitar, económica, legal- sin saber encontrar unidad real y creativa ante ello y, los otros, porque no dan visos de comprender a qué extremos están llevando la indignación popular. Encontrarse de pronto en un callejón sin salida debería llevarnos a contener la acumulación de tensiones que ya reventó con este caso cuya raíz se inflama en la protección legal y política que se le está dando al caso de la acusada Lena Gutiérrez, vice presidenta del Congreso Nacional, acusada junto a su familia de vender al Estado óvulos que en lugar del medicamento fueron envasados con harina y, por lo cual, hay muertes de pacientes como muertes (casi 3000 víctimas directas) se han comprobado como consecuencia del saqueo del Instituto Hondureño de Seguridad Social. ¿Para qué fue el saqueo? Para financiar la campaña del partido nacional que hoy sostiene en el poder a juan orlando hernández.
El reclamo de la CICIH para Honduras, luego de inmensas movilizaciones ciudadanas anti-corrupción, se ha estrellado de frente con el muro de complicidades políticas de la oligarquía hondureña en todas sus manifestaciones.

Tres tipos de procesos inmediatos -el golpe de Estado del 2009, el mega-fraude electoral del 2013 y el actual vórtice del IHSS- han creado todo tipo de frustraciones entre las diversas capas sociales. Y todo esto en medio de una descomunal violencia y matanzas casi diarias. Las instancias internacionales sólo han demostrado ser un vínculo retardatorio para darle oportunidad de recomponerse al sistema político del patio, que a punta de nuevos impuestos exprime al precario impulso económico de la clase media y que, propone como solución de estabilización la militarización de todos los ámbitos de ciudadanía.

Si esta vez no se entra en una reflexión exhaustiva de lo ocurrido, dada la forma en que se han desarrollado los hechos, bien podemos afirmar que estamos en un país suicida al que nadie convencerá para que no salte de la cornisa.

F.E.

viernes, 18 de septiembre de 2015

Hanna Arendt: sobre el perdón y la irreversibilidad

Foto: Fabricio Estrada. Filo.

"La posible redención del predicamento de irreversibilidad - de ser incapaz de deshacer lo hecho aunque no se supiera, ni pudiera saberse, lo que se estaba haciendo- es la facultad de perdonar. El remedio de la posibilidad de predecir, de la caótica inseguridad del futuro, se halla en la facultad de hacer y mantener las promesas.

Las dos facultades van juntas en cuanto una de ellas, el perdonar, sirve para deshacer los actos del pasado, cuyos "pecados" cuelgan como espada de Damocles sobre cada nueva generación; y la otra, al obligar mediante promesas, sirve para establecer en el océano de inseguridad, que es el futuro por definición, islas de seguridad sin las que ni siquiera la continuidad, menos aún la duración de cualquier clase, sería posible en las relaciones entre los hombres.

Sin ser perdonados, liberados de las consecuencias de lo que hemos hecho, nuestra capacidad para actuar quedaría, por decirlo así, confinada a un solo acto del que nunca podríamos recobrarnos; seríamos para siempre las víctimas de sus consecuencias, semejantes al aprendiz de brujo que carecía de la fórmula mágica para romper el hechizo.

Sin estar obligados a cumplir las promesas, no podríamos mantener nuestras identidades, estaríamos condenados a vagar desesperados, sin dirección fija, en la oscuridad de nuestro solitario corazón, atrapados en sus contradicciones y equívocos, oscuridad que sólo desaparece con la luz de la esfera pública mediante la presencia de los demás, quienes confirman la identidad entre el que promete y el que cumple. Por lo tanto, ambas facultades dependen de la pluralidad, de la presencia y actuación de los otros, ya que nadie puede perdonarse ni sentirse ligado por una promesa hecha únicamente a sí mismo; el perdón y la promesa realizados en soledad o aislamiento carecen de realidad y no tienen otro significado que el de un papel desempeñado ante el yo de uno mismo."


La condición humana. Hanna Arendt. Paidos Surcos 15.


jueves, 10 de septiembre de 2015

Houdini vuelve a casa, presentación, Fabricio Estrada, Honduras.


Presento hoy Houdini vuelve a casa. Un poemario que dedico completamente a la memoria de mi querido poeta-hermano, ya fallecido, Francisco Ruiz Udiel, de Nicaragua. Luego de mucho tiempo reflexionándolo, volver a una poesía de íntimo fondo y forma ha sido un bálsamo que sólo encontré en Sextos de lluvia, mi primer poemario en 1998. Crear el silencio, que la palabra sea tan prístina como para sostener el silencio, el volver a una casa donde los signos más genuinos de mi búsqueda me permitieran abordar de nuevo el asombro ante la palabra y las imágenes casi dichas en una oralidad de susurros. 
Luego de años inmerso en la actividad militante y la urgencia de poner la voz en escenarios donde el discurso golpeara, provocara, agitara, este poemario bien puede jugar con la definición de textos escapistas; y sí, de ahí viene gran parte del concepto como también el intento de explicarme las causas de la desaparición física de Fran. Un diálogo con él y su mar, el mismo que el pidió que imagináramos (el deber de todo poeta es imaginar el mar), para saber lo que las profundidades hacen del silencio y retomar, a la vez, la precisión y concentración necesaria para salir hacia el campo de vida o de muerte, como hacían los samurais antes de entrar a la batalla: escribir poesía, escribir espada, escribir movimientos simples y portentosos en la grafía, figuras de serenidad para sublimar el filo de sus armas.

Daniel Matul me ha enviado el prólogo desde Costa Rica, Mayda Colón la contraportada desde Puerto Rico. A ellos me confío para compartirles lo que de mi poemario han escrito.

La portada es de Gabriel Bulla, el gran creativo y diseñador gráfico argentino que también regresa por Tegucigalpa. Una maravilla de interpretación del texto. ¿El sello editorial? Pez Dulce, porque Rubén Izaguirre y Víctor Saborío son piedra angular en mis inicios.

Los juegos que inventamos con las manos


Dicen que Enrich Weiss, mejor conocido como Harry Houdini, inventó juegos con las manos, abrió sueños con ciertas llaves y, tal como se amasa el maíz entre los dedos, lentamente, le dio forma, volumen y color a ciertos trucos para que la vida recobrara su sentido. Más allá de la apariencia, siempre hubo una forma de volver al origen, de regresar al inicio, de hacernos ver, como decía Rafael Alberti, que siempre habrá murallas que se quiebran con suspiros y que hay puertas al mar que se abren con palabras.

El truco como pretexto para volver a casa, para hacernos mirar más allá de lo aparente, de lo superficial o de lo extraño. La ilusión que se presenta como un acto maravilloso, como un instrumento forjado entre las manos para abolir, derogar, dejar sin vigencia o anular esa norma establecida como verdad absoluta a la que llamamos realidad.

Fabricio Estrada, con sus manos, ha forjado la ilusión del poema para indicarnos un camino. La alegoría del escape para volver al principio, para vernos a los ojos sin ardides, ni falsas representaciones de lo que somos o es la vida.

Las cadenas sólo fueron metáforas,
serpientes de ilusionista,
pretextos para burlar la vida.

La palabra, nos señala Fabricio en su libro, es el truco, es la técnica, la herramienta, es el movimiento necesario para escapar de la camisa de fuerza, de los candados, de las ataduras, de nuestras estúpidas formas de comportamiento cotidiano. 

No es suficiente lo que veo y soy
para entender el accidente
que hizo de la estrella
una mala metáfora de lo infinito

Nos hemos dejado atrapar en ataúdes, en cajas rodeadas de cadenas, en el fondo de los centros comerciales, en las tristezas importadas, en las promesas globales de felicidad; pero no hemos sido capaces de encontrar la salida al artificio de esas realidades.

Es como los globos
sí, como los globos que se escapan de la feria
en un sorteo de tristezas,
es como sucede
cuando pasa
y ya.”

Harry Houdini, astuto, mañoso, sagaz, supo que todo es un truco. Sumergido bajo las aguas de una caja cerrada, como metáfora de una realidad dispuesta previamente, él, a solas, mientras la gente abría los ojos, se reconciliaba, encontraba el camino a casa, la vereda que lo devolvía a la realidad que dejamos de ver y cambiamos por otra. 

Es por esa razón que a pesar del accidente en Albany o de los golpes propinados aquella noche del 24 de octubre de 1926, Harry Houdini no abandonó su acto de reconciliación con la realidad. Y por esa misma razón, por ese acto soberano de valentía, por esa fuerza para abandonar la caja de agua, de esa realidad inventada en la que nos sumergimos cotidianamente, es que Fabricio Estrada, tampoco abandona la función y nos presenta –hoy- su manojo de trucos, su caja de herramientas, para volver al inicio, para mirarnos desde un lugar fuera de la estandarización y las reglas globales de comportamiento aceptadas.

Que todo
todo era consecuencia del poema
y no de la vida
que la vida era solo pausa
del implacable fragor del poema
del irrenunciable estallido del poema
solo pausa la vida
un lento movimiento
que conduce invariable hacia otro poema
que se yergue
que se hunde
y mientras tanto aparece
queda su viento para habitarlo
su sol
su inminente presencia para respirar
e intentar el siguiente acto.”


Daniel Matul
Escritor

San Juan de Tibás, Costa Rica, 02 de agosto


Houdini, el equilibrista, gusta de los viajes. A ese divagar le acompañan su historia de idas y regresos. A ese lanzarse a la cuerda le abanican: el espectro de la mirada a hacia adentro; la intimidad de la ciudad propia, la necesidad de conocimiento del fenómeno de la patria y su memoria. Houdini vuelve a casa es título que igual funciona como afirmación que como ruego. Es el libro de una voz donde el poeta lanza su certezas de falso equilibrio sobre su afirmación de hombre árbol. Expande con ese  acto su honda de alcance, se lanza por tanto sobre el poema, sobre el significado, sobre la palabra misma que se le vuelve todo un mar donde al fin puede encontrar otro peces. Peces que también se intentan balancear sobre los respectivos PH"s de sus aguas, y que viajan por la línea imaginariamente sola y dura del verso. Es abriendo la semántica que la voz poética logra paz en su tristeza, al encontrar el mar. Pero ese mar tampoco se apacigua,  amenaza con arrasar el bosque, coquetea; se va y vuelve en su ola rítmica que todo lo inunda con ímpetu, con su impredecible  trapecio, con su lluvia.


Es un mar que nos devuelve los dilemas de algunos versículos bíblicos, pero también los versos y con ellos a los poetas amados, es ese mar sin calma que nos devela una vez más la razón para la poesía. Nos devuelve a la realidad de ser árboles pensantes, árboles que no pueden ser inertes a lo que viven, a lo que nos toca atestiguar, en fin, árboles sociales que se doblan para proteger y enunciar las razones que nos quedan para la lucha. Y es que un verso puede ser alfiler, armamento de hombres como Fabricio Estrada, que nos regala en la metáfora de ese volvernos a casa toda una cuerda firme y dotada de ternura donde quizás sea posible el equilibrio de tanta cosa junta, sin que algo de lo ajeno y de lo nuestro se nos escape entre las manos.

Mayda Colón, San Juan, Puerto Rico.
Agosto, 2015.