lunes, 23 de agosto de 2010

Wet wet home


Una humedad descomunal envuelve a toda Tegucigalpa. Uno habla y las palabras son pececillos medrosos; uno camina y siente los huesos naufragando... El invierno ha sido desastroso: termina de llover y dentro del cuerpo comienza una llovizna fría y pegajosa.

En un rápido tour por la piel de la ciudad (que al fin de cuentas es la de uno mismo) se logran ver todos los derrumbes imaginables, todos los hundimientos. Los pilares de la ciudad se han desmoronado y ya casi nadie quiere volver a erigirlos. Es como si ya se tuviera suficiente con ver crecer todo tipo de hongos y esporas en el cuerpo y que el dengue pase su guadaña zumbante por cada orificio del mosquitero.

Se prende la televisión y, a cada vuelta de los comerciales, las imágenes de muros derribados por el agua se riegan dentro de la casa, socavan los muebles, lanzan perdigones de lodo en los espejos. Autos aplastados de improviso, colonias enteras que deben evacuarse, cuerpos que aparecen como tubérculos alienígenas, bulevares que de pronto llegaron a su punto final en un enorme cráter... esta es la imagen de Tegucigalpa y Honduras completa por estos días.


F.E.

1 comentario:

Revistacidadesol dijo...

Fabrício:

Por outro lado, o Brasil se encontra seco. O ar do Saara resseca o nariz e todos adoecem; o frio vem em ondas como o mar. Estou em casa tratando de uma sinusite que tem como causa a seca e o frio.

Lá fora, florestas e grandes incêndios queimam se você joga um cigarro no chão. É o efeito borboleta: joga-se um resto de cigarro no chão e a Amazônia queima em consequência....

Abs!