domingo, 8 de agosto de 2010

Un brazo para Martí


¡Me espanta la ciudad! ¡Toda está llena

De copas por vaciar, o huecas copas!
¡Tengo miedo ¡ay de mí! De que este vino
Tósigo sea, y en mis venas luego
Cual duende vengador los dientes clave!
(Martí)


La Plaza Cuba fue levantada en Tegucigalpa gracias al esfuerzo de los médicos cubanos y de la Asociación de Amistad Honduras-Cuba. Mucho tuvo que ver la coincidencia que hubo con la personalidad del ahora extinto Juan Manuel Posse.

En medio de ella, una estatua del poeta José Martí oficiaba de reloj de sol.

Cuando la oscuridad del golpismo cubrió a Honduras el año pasado, la plaza siguió intacta, tal vez porque en la Resistencia tomamos las calles y evitamos de algún modo, que el sudario de la barbarie terminara cubriendo uno de los espacios más simbólicamente nuestros.

Las paredes de Tegucigalpa siguen llenándose -paulatinamente- de mensajes nada libertarios: "muerte a los comunistas", "14/88 (más la swástika)" etc., y sin embargo, las auténticas dictaduras sólo comienzan cuando las almádenas inician su cadenciosa danza iconoclasta.

La estatua de Martí recibió ya su bautismo de fuego: saltándose la vigilancia que la Alcaldía tiene permanentemente en la Plaza Cuba -o con la complicidad de la misma-, alguien entró y asestó golpes precisos sobre la estatua, pulverizándole el brazo derecho.

Esto sucedió esta semana, en medio de los graves enfrentamientos acaecidos en la UNAH, en los que no se hicieron esperar los grafitis de los estudiantes sobre la estatua del fundador de la universidad (S. XIX), José Trinidad Reyes.
Pienso que esto es sin duda un acto reflejo, un mensaje claro hacia ese reducto intelectual que, en torno al pensamiento martiano, defiende imbatible, la plaza de la dignidad hondureña.

La mutilación simbólica ha sido utilizada durante las épocas más oscurantistas como borrón y cuenta nueva en el inicio del poder real de las dictduras, lo prueban las mutilaciones genitales que el Vaticano ordenó en toda estatua clásica o neo-clásica (sustituidos lo genitales por hojas de parra), la mutilación de los rostros de los faraones caídos en desgracia en Egipto (o el borrón de los cartuchos reales), la mutilación del pie izquierdo en las estatuas practicadas por las civilizaciones pre-colombinas de Mesoamérica (en busca del efecto sobrenatural y funesto de las deidades como los atributos físicos reconocidos en Juracán y Kabracán), o el simple derribo de las estatuas a través de los siglos.

En el caso del Martí de nuestra Plaza Cuba, la mutilación no es un acto vandálico aislado, sin duda tiene connotaciones que se irán mostrando cada vez más en el desprecio sistemático a todo pensamiento que surja de la Resistencia histórica, y por supuesto, en el desprecio y búsqueda de aislar a los intelectuales que le dan soporte orgánico al FNRP, aunque sea enviándonos este tipo de mensajes, que al fin de cuentas, nos recuerdan también, que de Lepanto salió un manco que jamás rindió su imaginación y poder creador ante nadie.


F.E.




http://www.redaccionpopular.com/content/barbarie-en-tegucigalpa (en Argentina)

3 comentarios:

Fabricio Estrada dijo...

Tenemos algo los hondureños con las estatuas, un como escultorismo mágico. En sus tiempos juveniles Rodolfo Pastor abogó porque se quitara la estatua de Pedro de Alvarado en el Bulevar de Próceres de SPS, al fin se logró pero se desconoce quién la abatió una noche. Solicitó lo mismo con el retrato del idem en la Municipalidad. En 1949 el pueblo botó la de Carías, frente al parque local; hacia 1989 Roberto Elvir, artista, se voló de cuajo las que elaboró Ragina Aguilar (JC Valle desnudo) para el Parque Valle de SPS; los grupos étnicos torturaron a la de Cristóbal Colón, y ha de haber más casos. Interesante historia de la infamia estatuaria en el país.

Julio Escoto

Fabricio Estrada dijo...

---Gracias Fabricio por el mensaje,es muy triste lo que está pasando en nuestra patria,creo que hay que hacer una denuncia- campaña a nivel internacional de estas cosas, pue contituyen un atentado más a los derechos humanos ,porque nos estan dejando sin los espacios fisicos donde expresarnos.
Cuidese mucho, Dios lo bendiga. ILIANA Guandique

---Muy estimado Fabricio

Haber sostenido el suspiro por ver ese parque y la estatua de tan ilustre héroe en buenas condiciones, cada vez que pasé por allí, es ahora una defraudación. Gracias por tal inspiración y expresarte como muchos deseamos hacerlo.

Reparar la estatua será el placer que seguramente se tendrá muy pronto, como reparar las roturas hechas a la endeble democracia existente hasta el 28 de junio. Simbolos de libertad, unidad y justicia como Francisco Morazán, Reyes y Cabañas siguen en el pensamiento de nuestra juventud centroamericana. Así también Bolívar y cuanto héroe haya luchado y lucha por la dignificación de nuestros valores, nuestros derechos y por la justicia social, económica y política, seguirá en el corazón del pueblo que resiste la represión y las provocaciones de guerra del imperio.

Un abrazo desde la distancia estimado amigo.
Marlin Oscar Ávila

---Fabricio también en Juticalpa, le arrancaron la cabeza a una estatua del Che, pensé que la barbarie solo ocurría en esas tierras lejanas, pero también he observado con sorpresa que la barbarie también existe en Tegucigalpa, donde se supone prevalece el mundo civilizado.

Saludos
Andrés Armando Molina

--Otro posible epígrafe para tu texto viene a mi memoria, salido también de los Versos Sencillos:
"Pocos salieron ilesos
del sable del español,
la calle al salir el sol
era un reguero de sesos..."
Donaldo Altamirano

Fabricio Estrada dijo...

Interesante noticia, aunque no me sorprende. Gran parte de este
conflicto está en el plano simbólico. Hay que recordar sí que nosotros
comenzamos derribando estatuas y particularmente los copines en el 97
cuando se bajaron la estatua de Colón, que creo no se volvió a subir y
en su lugar pusieron la de Lempira en el CN. Lo que hay que hacer, y
más importante que bajar un símbolo, es subir otro, o reparar el brazo
derecho de Martí (que suena como Miami) que en este contexto es más
interesante que cuando se subió la estatua misma.

Oscar Estrada