lunes, 23 de agosto de 2010

Juan Manuel Roca


Poema con tigres

El tigre lleva en la piel los barrotes de su jaula
(Eduardo Umaña Bernal)








SIEMPRE, entre el tigre y mi precaria humanidad,
hubo una jaula.

A veces nos separaban los barrotes del zoo,
a veces las rejas que traman las palabras.
Ni el tigre de Blake,
ni el tigre al que Valéry llamó
campo listado o cosa parecida, rugieron en mi tienda.

Ni siquiera el tigre de Borges
cuyo lazarillo es la noche.
Menos aún el tigre de la Malasia,
el temido de Ishnapur,
el tigre de la aldea que se escondía en la niebla.

Mi tigre siempre fue tigre de papel.

Yo iba por las junglas del lenguaje,
un pobre cazador dormido entre fogatas,
alguien que seguía las huellas dactilares de la fábula.

De safari por la lengua esparcía trampas
para atrapar la palabra tigre y amansarla.
A duras penas apresaba una dulce jaguaresa
en la floresta de letras de Horacio Quiroga.

Pero hoy vi tus pasos sigilosos,
los vi en la algazara de los tucanes y de los monos
que señalaban en su alarma la dirección de tus garras.
Te vi junto al río y ya no hubo más jaula que mi miedo,
tigre en libertad,
flama en la noche de los sentidos.

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