martes, 2 de junio de 2009

Romanza y muerte para un festival

Mirame llegar,

que no aguantaría ni diez minutos
entre el zumbar
de mil personas en las calles,
ni aguantaría una hora
en buses atestados,
pero aquí estoy, casi extinto,
levantando pancartas de ¡Salvad a los Poetas!
e intercambiando e-mails
como píldoras contra el olvido,
dorándome, consolándome
en asilos temporales junto a otros tantos
que no se entienden entre sí,
defenestrados de Babel,
peces tras el vidrio
que intentan su morse de burbujas
antes que la clausura lance su anzuelo
y los devuelva a la asfixia
de un país de nubes que cambia de forma
según ventile la tristeza.

¡Oh, pobres poetas con viáticos!
Comparsas de museo,
perdidos colibríes entre arreglos funerarios
¿Volveremos a vernos?

¿Regresaremos con la noticia
de que nuestro nombre
yace pintado en la fachada de una escuela?

¿Volveremos a vernos
ya santos,
ya decapitados y en el molde del blanco mármol?

Taxi dion!!
Taxi dion!!

¡qué importa!

adiós!
Adieu!

Fuck off!!!

F.E.

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