Littell es uno de los novelistas de la actualidad francesa más jóvenes, y ha tenido un enorme éxito con su entrega "Las Benévolas", con la cual obtuvo el prestigiosos premio Goncourt (mismo que despreció y ni siquiera pasó a reclamar) que trata sobre la vida de un verdugo nazi. Caústico e incómodo para dar entrevistas, Babelia lo entrevistó y aquí muestro algunos extractos:
P. Una de las conclusiones que se pueden sacar en este aspecto es que no podemos sentirnos seguros ni siquiera acorazados por la cultura.
R. Desde luego. Sólo los ingenuos pueden creer que la cultura te ayudará a ser majo.
P. ¿Ni eso nos vale?
R. La cultura no nos protege de nada. Los nazis son la prueba. Puedes sentir una admiración profunda por Beethoven o Mozart y leer el Fausto, de Goethe, y ser una mierda de ser humano. No hay conexión directa entre la cultura con C mayúscula y tus opciones políticas.
P. O éticas...
R. Eso mismo. Lo que trato de mostrar, de todas formas, con un personaje como Max es que también, en un periodo de la historia, aliarse con los nazis, para muchos, fue una opción ética. No es que eligieran ponerse de parte de los malos. Igual que los comunistas, optabas por una cosa u otra. Ser un demócrata, también. Incluso ahora, que ser un demócrata supone formar parte de un lado que a veces ampara cosas horribles, que tiene sus errores. Los que eligieron a los nazis, lo hicieron siendo conscientes de que tomaban un camino para ellos ético, cuyos errores o imperfecciones debían ser mejorados.
P. Pero todo aquel fracaso, aquel derrumbe ideológico nos ha hecho mucho más vulnerables, inseguros, nos ha dejado desnudos.
R. Así es la vida.
P. ¿Quería probar en su libro que no queda nada a lo que aferrarse después de aquello?
R. No soy un relativista.
P. Ah, no.
R. De ninguna manera. Mi trabajo lo que pretende es ayudar a comprender mejor las decisiones que cada uno tomamos y por qué las tomamos. Yo tengo las mías, mi propia ética, y no creo que ya sólo dispongamos de dos. Si tienes suerte, eliges las más decentes, incluso en tiempos difíciles podemos optar por cosas adecuadas, que eso es lo difícil.
Hoy prácticamente nadie cuestiona el valor ético del capitalismo o la democracia y mira que hay cosas que se pueden cuestionar. Lo que me gustaría que aportara este libro es que hoy existen caminos éticos que se pueden seguir gracias a lecciones como aquélla. Aunque también ocurre que muchos chicos y chicas de cualquier Estado americano eligen marcharse a Irak a torturar gente. Éticamente están muy confundidos, está claro.
Pero se puede entender esta confusión cuando existen juristas que en ese país legitiman la tortura, ¿qué puedes esperar? Cuando se les da una formación militar con arreglo a eso, ¿qué esperas? Si se pasan de la raya, ¿qué importa? O cuando contratas mercenarios para hacer el trabajo sucio, pues no deberían sorprendernos según qué atrocidades.
No hay reglas. El problema es que las barreras que nos ponen no son sociales. No puedes esperar que alguien no te torture porque sea un buen tipo y se apiade, debes exigir que nadie torture a nadie, sencillamente porque existen leyes que lo prohíben y que eso se castigue.
P. ¿En qué anda metido ahora?
R. Pues en nada. Apenas tengo tiempo para concentrarme en cosas serias con todo esto.
P. Pero, ¿escribe?
R. No.
P. ¿No quiere escribir otra novela?
R. Ya veremos. Me paso la vida en cosas que me vienen de este maldito libro, estoy harto.
P. ¿Maldito libro? ¿Ya lo odia?
R. No, haberlo escrito, no. Pero todo esto. Repetir esta entrevista 30 o 40 veces...
P. No da muchas.
R. Demasiadas para las que yo concedería. No le veo sentido a no ser que surjan cosas nuevas. Hay que hacerlo, es parte de su trabajo también, deben vender periódicos, es puro comercialismo, no tiene nada que ver con otra cosa. He hecho algunas entrevistas interesantes en las que han surgido algunos elementos nuevos y entonces valen.
P. ¿En ésta ha dicho algo nuevo?
R. No.
P. Pues añádalo.
R. No tengo más que añadir. -
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