Despedida de los padres
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La ceremonia fue sencilla:
la empleada del ministerio me extendió
tu certificado final. Vos,
que no tuviste nunca un diploma
de súbito lograste
un bonito certificado de defunción
con el escudo patrio,
como si te hubieras destacado muchísimo en algo
y hubieras superado todas las expectativas.
Me preguntó si quería actualizar
(así dijo) el certificado de mi padre.
Después los puso uno junto al otro
como dos lápidas gemelas
e hizo sonar un timbre.
Bajé a la calle y seguí caminando
como una niña
pequeña
aferrada a las manos
de padres de papel
susurrantes en el viento.
Traducción: Gerardo Lewin
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