La represión en el gobierno de Lobo Sosa está utilizando una estrategia transversal para recabar información y para amedrentar y aniquilar a los miembros de la Resistencia:
- Robo aleatorio sobre miembros no reconocidos como líderes del FNRP pero que manejan información organizativa. (Robo de laptops y otras unidades de almacenamiento)
- Asesinato indiscriminado de jóvenes que se reunen en las esquinas de sus barrios o colonias en Resistencia (las zonas de alta marginalidad demostraron durante el Golpe de Estado su posición firme en Resistencia).
- A los represores y sicarios no se les escapa el hecho que la Resistencia es heterogénea y que su militancia, por los momentos, no se objetiva en organización partidaria. Por eso no actúan hacia una organización política claramente diferenciada por su organización: matan a discreción sabiendo que matar en zonas de Resistencia se lleva varias vidas de todo tipo, aterrorizando a los simpatizantes del FNRP y desviando su conciencia hacia la necesidad de seguridad.
- La represión por lo tanto, abarca mayor número de personas que lo practicado en los años 70 y 80, elevándose el número en el fuego cruzado provocado por la guerra del narco, otro instrumento activado de la oligarquía.
-Los medios no cesan de mostrar las muertes para seguir con el ablandamiento: se aniquila físicamente y también se aniquilan emociones, valores prefigurados en el humanismo. Resultado: elevan el nivel de espanto y lo convierten en necesidad de soluciones políticas bajo la premisa "los hondureños no queremos más que paz y seguridad... lo demás (Resistencia, Conciencia social) no importa".
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