Aún cuando el arte abstracto no registre más que la grafía de un gesto, el gesto, como no carece de propósito y por lo tanto no es incoherente, es presumiblemente significativo: la caligrafía registra un estado psíquico.
Hay artistas contemporáneos que no vacilan en exponer los restos de una perturbación psíquica semejante a un terremoto. Esta desintegración formal va acompañada comunmente por otra amenaza a la integridad del arte: la falta de estilo o insensibilidad.
Reed
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