Me llamo Francisco Morazán
nací en Centro América
en un lugar llamado Tegucigalpa.
Ando por la historia
como velero de los desposeídos
aquellos que no tuvieron mar
y que creyeron en mi corazón
como en una noche donde caen
las llaves fugaces de la luz.
En mi rayo solar los ciegos del fracaso
vigilan la capa perdida de la historia
y en las zonas de riesgo
todos mis caballos aniquilan
las piedras que tropiezan los necios.
Suelto mis recuerdos
como viejos latidos de una encrucijada estable
y recorro los pasillos del mundo
con un sable como última promesa.
Me llamo Francisco Morazán
mi nombre es el rótulo de cientos de escuelas
departamentos, bulevares y parques
donde se olvidan
contemporáneos
mis sueños Golpeados
por el Estado del tiempo.
Nací en Centro América
una finca donde los poderosos
han divulgado su material leído
con la astucia del comején
región donde los pobres
pierden el roce que existe
entre la respiración y el hambre.
Sufro porque fui asesinado
por soldados confundidos
que recibieron
las órdenes militares de la locura.
Sufro porque días antes de mi muerte
redacté en mi testamento
que mi amor por Centro América
moriría conmigo.
En verdad los hombres
tenemos en el pecho
las veces necesarias
del arrepentimiento
y hay una sola calle que nos lleva
al lugar donde se lanza
la primera piedracomo si fuera la última.
Me llamo Francisco Morazán.
Soy tan hondureño
como si hubiera nacido en Guatemala
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