miércoles, 31 de marzo de 2010

Biblioteca Vaticana y sus cuidados intensivos





La biblioteca más elegante del mundo custodia en un búnker subterráneo ultramoderno buena parte de la historia de la humanidad y obras inéditas de autores clásicos griegos, latinos y árabes. Entre sus 150.000 manuscritos, en su gran mayoría sin catalogar, hay muchos tesoros ocultos. Igual que han salido a la luz el VI Libro de la República de Cicerón o un manuscrito de Miguel Ángel, las «sorpresas» continuarán aflorando durante los próximos dos o tres siglos. Leer más: http://www.celtiberia.net/articulo.asp?id=2031#ixzz0jlr3AySd




Lidiar con microbios que carcomen las hojas y tapas de los libros, cuidarlos del paso del tiempo y evitar uno que otro robo esporádico son algunas de las tareas de los cuidadores de la Biblioteca Apostólica del Vaticano del siglo XV, quienes se enfrentan ahora a un nuevo reto: emplear tecnología del siglo XXI para mantener en el mejor estado posible la invalorable colección.
El Vaticano ha comenzado a colocar chips informáticos en los 1,6 millones de libros que tiene. Los pequeños aparatos que emiten ondas radiales a centros de monitoreo permitirán a los bibliotecarios saber si hace falta un libro.
Eso no es una bobería, ya que un libro que no este colocado en su lugar es como si estuviera perdido'', dijo Ambrogio Piazzoni, el vicemonitor de la biblioteca.
Si bien la tecnología lleva unos cuantos años en la Santa Sede, el Vaticano cree que su sistema Pergamon'' _ nombrado en honor de una ciudad antigua de Turquía que albergó una de las grandes bibliotecas del mundo _ marca la primera vez en que este procedimiento se ha aplicado a gran escala a un catálogo biliotecario.
La Biblioteca del Vaticano fue comenzada por el Papa Nicolás V en 1450, con 350 manuscritos en latín. A la muerte del pontífice en 1455, la colección creció a 1.500 códigos y era la más grande de Europa.
En la actualidad es conocida por su colección de manuscritos únicos, muchos de ellos ilustrados hermosamente y escritos a mano.
Con 65.000 manuscritos, la colección del Vaticano es una de las mejores en el mundo, dijo John Lowden, director del Centro de Investigación de Manuscritos, del Instituto Courtauld de la Universidad de Londres.
Creo que hay tres bibliotecas supremas en el mundo: la del Vaticano, la Biblioteca Nacional de Francia y la Biblioteca Británica'', dijo Lowden, quien se especializa en manuscritos bizantinos y medievales.
Una de las piezas más importantes que tiene el Vaticano es el Codex B'' _ la Biblia completa más antigua de la que se tenga conocimiento, que data del 325 D.C. Se cree que es una de las 50 Biblias que el emperador Constantino encargó.
Asimismo, la biblioteca alberga 300.000 medallas y monedas de la era romana, aunque la mayoría de las piezas más importantes se perdieron cuando Napoleón invadió la región y se las llevó a Francia.
A pesar de las medidas de seguridad, el Vaticano no ha podido evitar que su biblioteca haya sido víctima de robos.
En 1996, el profesor de historia de la Universidad de Ohio, Anthony Melnikas, fue condenado a 14 meses de prisión luego de admitir que se robó unas páginas que arrancó de un manuscrito del siglo XIV que perteneció a Petrarca. Los fiscales dijeron que Melnikas se llevó las páginas durante una visita de investigación en 1987.
La biblioteca se encuentra en una serie de estancias dentro de Ciudad del Vaticano. Los académicos pueden ingresar en ellas con un permiso previo. Ninguna de las piezas puede salir del recinto, y las reglas de uso de libros o manuscritos son estrictas: no se permiten bolígrafos, comida ni bebidas en el salón de lecturas.
Además, los académicos que acudan a investigar deben saber con exactitud qué es lo que buscan, ya que la colección de manuscritos, así como en otras grandes bibliotecas, no está catalogada. De hecho, sólo de 15.000 a 20.000 han sido registrados desde que comenzó el proceso en 1902, dijo Piazzoni.
Esto significa que si continuamos con el mismo criterio de registros, terminaremos en tres siglos y medio'', dijo.
Explicó que el proceso de catalogar un manuscrito es mucho más difícil y largo que el de un libro, a que la autoría puede ser desconocida o falsa, no hay derechos de copia y en algunas ocasiones faltan piezas clave del documento.
Delio Vania Proverbio, uno de los seis investigadores del Vaticano encargados de catalogar manuscritos, da un ejemplo. De uno de sus cajones saca un documento turco del tamaño de un cuaderno pequeño que contiene datos económicos del Imperio Otomano a mediados del siglo XVII.
Le faltan las primeras ocho páginas y las últimas. No hay autor, fecha o índice. Sin embargo, está lleno de datos que pueden ser de gran interés para los académicos, por lo que Proverbio ha producido 10 páginas de información del manuscrito y apenas va por la mitad.


¿Cuánto le ha tomado?

Dos meses, reconozco avergonzado'', dijo. Un nuevo sistema, que podría dar un resumen más breve el texto, permitiría a los bibliotecarios completar la catalogalización de la colección en 40 años. Sin embargo, el Vaticano continuará con su actual proceso.
El hecho de que los manuscritos no estén aún catalogados ha dado sorpresas agradables: En diciembre, un académico descubrió una comedia desconocida de Menandro, un autor del siglo III A.C., mientras leía otro documento.
"Estas son verdaderas contribuciones al crecimiento de la humanidad'', dijo Piazzoni.
Además del problema que posa para los bibliotecarios el registro de los manuscritos, hay otro problema que deben tratar: las infecciones provocadas por microbios o bacterias en los libros viejos. Cada cierto tiempo deben realizar un proceso de desinfección.
En el 2002, el Vaticano dijo que tenía serios problemas'' con un tipo de insecto, que se estaba comiendo las hojas de algunos manuscritos.
Como si no fuera poco, les queda el problema humano. Cada vez que tomamos un manuscrito y lo utilizamos, por el solo hecho de abrirlo, mi respiración, la humedad, la temperatura, los arruina. Poco a poco, pero los arruina'', dijo Piazzoni, quien agregó que mantener los documentos en habitaciones con la temperatura y humedad controlada no es la solución.
El trabajo en una biblioteca como la nuestra tiene dos caras'', dijo. Es la de conservar lo que hemos recibido del pasado para el futuro.
Pero también somos el futuro de ayer. Tenemos el derecho de leer y estudiar las cosas que nos han llegado del pasado. Así que debe haber un balance''.
AP

1 comentario:

Revistacidadesol dijo...

Que fotos lindas! Que vontade de estar nessa biblioteca agora!