martes, 9 de marzo de 2010

Nelly Sachs

Y nadie sabe cómo seguir:

Aquí...

Aquí
donde naufragué en sal,
aquí en el mar
con sus azules niños de pecho,
que se nutren
posesos de luna
en el ama del alma-
aquí en la arena,
que danzaba en el zodíaco,
aquí yace lo cifrado con lo no nacido

apareces
hacia atrás
en el vacío oscureciente,
que en torno a ti espera,
una cesta para ser llenada

con frutas
que van por metálicas vías astrales
o
son expedidas

mi aliento te tiendo
y caigo
para habitar nuevamente en un cardo
que nunca será flor-



Noche, noche...

Noche, noche,
tú que no estallas en pedazos,
ahora donde el tiempo con el sol viajante
del martirio
en tu manto marino lo profundo se hunde-
la luna de los muertos
el techo de tierra derribado
saca sangre en tu silencio que se coagula-

Noche, noche,
una vez tú fuiste del secreto novia
adornada de lilas de sombra-
en tu oscuro vaso centelleó
la fata morgana de los ansiosos
y el amor hubo colocado su rosa de mañana
por ti para florecer-
Una vez fuiste de las pinturas del sueño
espejo puesto y boca de oráculo-

Noche, noche,
ahora eres el cementerio
para una estrella convertida en espantoso naufragio-
sin habla se hunde el tiempo por debajo de ti
con sus signos:
¡La piedra que se precipita
y la bandera del humo!




Qué ligera...

Qué ligera
será la tierra
tan sólo una nube de amor vespertino
cuando libertada como música
la piedra se arrastra en éxodo

y peñas que
como pesadilla acuclillada
en el pecho de los hombres
pesos de melancolía
riegan las venas.

Qué ligera
será la tierra
tan sólo una nube de amor vespertino
cuando la venganza encendida de negro
atraída magnéticamente
por el ángel de la muerte .
reventada fría y silenciosamente
en su falda de nieve.

Qué ligera
será la tierra
tan sólo una nube de amor vespertino
cuando lo astral despareció
con un beso de rosas
de la nada.



Viene uno...

Viene uno
de lejos
con un idioma
que quizás encierra
el laúd
con el relincho de la yegua
o
con el piar
de los jóvenes mirlos negros
o
también como una crujiente sierra
que trincha toda proximidad-

Viene uno
de lejos
con movimientos del perro
o
quizás de la rata
y es invierno
por tanto vístelo caliente
también puede ser
que tenga fuego bajo las suelas
(quizá cabalgó
sobre un meteoro)
por tanto no lo riñas
si acaso tu alfombra acribillada chilla.

Un extraño lleva siempre
su patria bajo el brazo
como una huérfana
para la que él quizá nada
nada busca sino una tumba.

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