El sacrosanto Cardenal cuando defendía la paz del uno de los países más violentos del planeta tierra y sus alrededores.
La paz beata del fangal golpista, la paz de salterios y húmedas omisiones.
Pero claro, hablamos de esa paz que limpiaba cada rincón de Honduras, una paz donde las laceraciones del cristo crucificado eran borradas con el milagroso photoshop.
¿Lo recuerda, su eminencia reverendísima?
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