jueves, 17 de diciembre de 2009

Esteban Meléndez - La Resistencia y sus elementos debemos evolucionar

En algún momento, días atrás, escribí que debemos evolucionar hacia formas superiores de organización y lucha. Las leyes que el hombre ha construido a partir de la observación de la naturaleza nos dicen que los organismos que evolucionaron para adaptarse a las nuevas condiciones que el medio ambiente les imponía están mejor preparados para sobrevivir.

La Resistencia debe dar un salto de calidad y plantearse, ante un escenario que ha cambiado, nuevas formas de lucha. Creo que la organización que nació el 28 de junio de 2008 así lo esta haciendo. No podemos seguir con los vicios del pasado: haciendo daño nosotros mismos, agrediéndonos, portándonos poco tolerantes y dominados por nuestras emociones.

Mi padre me decía, días antes de la farsa electoral montada el 29 de noviembre ultimo, que su vida política registraría su ausencia de las urnas por dos ocasiones: la primera vez cuando las elecciones que le dieron la presidencia constitucionalmente a Oswaldo López Arellano. Para aquellas fecha, creo que fue durante el año de 1965, los militares lo capturaron en una de las calles del municipio de Sonaguera, cuando con su libreta de identidad en la bolsa de la camisa y sabiendo la cacería que ya se practicaba en contra de los liberales caminaba rumbo al edificio de la Alcaldía Municipal a ejercer el sufragio. No camino mucho. Termino el día compartiendo las celdas que los militares ya empezaban a llenar con los hondureños que no compartían el golpe de Estado, el mas anunciado -dice mi padre-, dado en octubre de 1963 contra el gobierno liberal de Ramón Villeda Morales.

La segunda ocasión que don Juan Esteban Meléndez López no acudió a las urnas lo hizo por voluntad propia y plenamente convencido que lo ocurrido el 28 de junio de 2009 fue un golpe de Estado practicado por los militares contra un gobierno liberal con la complicidad de malos liberales. Para este ultimo suceso ya los conceptos de burguesía y oligarquía estaban claros en mi padre.

A mi padre, con sus 79 años de edad, los dos sucesos antes mencionados, y que lo marcaron mucho, lo hicieron evolucionar de tal manera que puedo decir que con su hijo mayor, que políticamente avanzo hacia otras corrientes del pensamiento mas recientes y progresistas que el Partido Liberal, han existido desde hace unos años mayores coincidencias que diferencias.

Yo entiendo a don Esteban y su época; políticamente fue marcado y definido por el asesinato de su padre a temprana edad. Mi abuelo, Jesús López, fue asesinado por la dictadura de Carias Andino cuando mi padre apenas andaría por los dos años de edad. Cuenta mi padre que mi abuelo, recién liberado de la Penitenciaria Central donde purgaba pena por su militancia política, viajaba al encuentro de mi abuela Margarita Meléndez, pero que primero lo encontraron los esbirros del régimen. A partir de esa fecha mi abuela hizo malabares para cuidar la descendencia de sus hijos. Mi padre, que ya habia nacido pero no inscrito, fue registrado por mi abuelo paterno con el apellido de mi abuela y de segundo con el de mi abuelo. Mi tía Florinda, que nació después, corrió con igual suerte. El apellido materno se impuso como una necesidad para proteger a la descendía de los López llegados a Colon desde la lejana comunidad de San Ignacio, entonces municipio de Cedros, en el departamento de Francisco Morazan.

Volviendo a la necesaria evolución de la Resistencia con la que empecé a escribir este articulo podemos observar que su composición es de por si una muestra de esta evolución. Las mujeres,nuestras queridas compañeras mujeres, las organizadas y las no organizadas en las organizaciones feministas han realizado aportes fundamentales a la lucha y el derecho a participar en la dirección del Frente se lo han ganado en las calles y no solamente con discursos. Se me viene a la memoria el ejemplo de la hermosa y bella Wendy Elizabeth Avila. Como olvidar a la compañera y su sonrisa que contagiaba alegría. Tampoco se puede olvidar a la juventud que apostó con todo por su futuro y en las que el régimen se cobró las primeras víctimas. Los rostros de los compañeros que ahora caminan en nuestras marchas desde una pancarta portada por otros jóvenes no deben ser olvidados en esta nueva etapa que se gesta. Tampoco se debe olvidar el ejemplo del compañero Walter Trochez a quien la dictadura le cobro caro su desafío. Lo recuerdo por sus aportes en las reuniones de comunicación del Frente, por sus solidaridad y desprendimiento. Se me viene a la memoria cuando buscando equipo para montar la unidad de monitoreo de medios (prensa, radio y tv) ofreció el equipo de su organización para que pudiéramos comenzar esta tarea.


En esta nueva etapa no podemos ignorar tampoco el aporte de las maestras y los maestros. Una amiga extranjera que participo como observadora militante en algunas de las marchas que se dieron en Tegucigalpa en los primeros meses de la resistencia me decía que nunca había visto una movilización con tantas sombrillas, que en América latina, que en Centro América, que en el mundo, era la primera vez que lo observaba. Yo le explicaba que bajo la mayoría de esas sombrillas caminaba una maestra en Resistencia. Los gremios, los profesionales independientes. Como olvidar a Helen Umaña, a Julio Escoto arando en el desierto, a Nathalie, a todas las compañeras y compañeros que fueron víctimas de la Myrnistra, al Jefe Scout Jorge Miralda y sus escritos diarios sobre los gorilettis Troll, como olvidar todos los aportes desde occidente, el norte, el sur y el oriente. Como dejar de lado la labor de los y las defensoras de los derechos humanos, de las organizaciones que conforman la plataforma de los derechos humanos tan necesaria desde hace tiempo en nuestra Honduras. Para las procuradores y los procuradores que exponen su vida para rescatar a los detenidos y salvar otras vidas.


Como olvidar, marginar y ser poco tolerantes en este proceso con los Liberales en Resistencia, a la Maciza que empezó las caminatas con su rostro blanco, cambio a colorado y termino negra. A los lideres y funcionarios del gobierno del Presidente Zelaya que se incorporaron con sus banderas, con sus vehículos, con sus motocicletas.


Para los compatriotas que residiendo en el extranjero mantienen la moral en alto, para los embajadores de la Resistencia en USA, Canadá, América Central, Latina y de habla inglesa, Europa, Asia, Oceanía y África, para toda la solidaridad internacional nuestros respetos. Ustedes también suman.


Este proceso también nos permitió compartir con los garifunas, con los indígenas. Las palabras salen sobrando para hacer referencias a sus hazañas, a sus travesías por las montañas de El Paraíso que como guerrilla desarmada burlo al “glorioso” ejercito de Honduras. Todavía no sea que gloria hacen referencia los militares de las Fuerzas Armadas de Honduras.


No puedo dejar de mencionar a las campesinas que sostuvieron la toma de las instalaciones del Instituto Nacional Agrario (INA). Menciona a las compañeras, consciente de que ahí habían hombres, por que ellas fueron las determinantes de este frente. Fueron las campesinas las mas claras, las mas lucidas, las mas conscientes del retroceso que significa este golpe de Estado para los hombres y mujeres del campo.


He dejado para el final a la abuela, a las abuelas de la Resistencia, no por ser menos importantes, todo lo contrario. Cuando en la mañana, con los primeros asomos de claridad, el cuerpo se resistía por el cansancio a levantarse de la cama, del plástico, el cartón o la colchoneta sobre el piso, bastaba pensar en la abuela con mas de 83 años de edad, su traje (pantalón, blusa, gorro, pañuelo y calcetas) de un solo color y su pequeño megáfono rojo y blanco al hombro caminando desde temprano en la calle para que te incorporaras. No había ninguna excusa en el mundo entero para no estar en la calle si la abuela llegaba todos los días con sus pilas cargadas a motivar y a exponerse a las bombas de las “fuerzas del orden” que imponían el desorden en nuestras caminatas con sus bombas lacrimógenos, sus balas de goma -pobre Ramón Custodio- y sus tanquetas de agua para dispersarnos. Que ejemplos los que tenemos nosotros para continuar la lucha. Es imposible dejarse distraer por conductas poco ejemplares.


Lo que quiero decir, al mencionar a algunos de los sectores representados en la Resistencia -puede que se me haya escapado alguno-, es que todos somos importantes, TODOS. El que marcha, el que se queda en la casa, el que pasa pendiente de la radio, el que no da la cara, el que tienen miedo, el valiente, el que construye pero no el que destruye. La patria nos necesita a todos pero también necesita que cada uno de nosotros evolucione.


Evolucionemos compañeros, sin olvidar a nadie, si despreciar a nadie. Que los que se queden, los que se aparten, sea por decisión propia. Este Frente Amplio que se construye necesita de todos.

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