Decimocuarta poesía vertical (43) (póstumo)
No hay nada que guardar.
Podemos dejar las puertas abiertas
o puestas las llaves en las cerraduras.
Podemos irnos con las manos vacías
y sin pensar qué llevamos
o qué dejamos.
Nos bastan las miradas,
que no se pueden guardar.
Ante el desenlace largamente previsto
lo imposible de guardar
es lo único que importa.
Decimocuarta poesía vertical (88)
Hay que llegar
a no escribir un verso
y ceder su lugar
a algo que lo necesite más.
¿Pero habrá algo
que mecesite más que un verso
ocupar su lugar?
Por otra parte, aquello que importe
podrá siempre
ocupar el mismo lugar que un verso.
Las cosas que importan
no se desplazan entre sí,
aunque puedan desplazar a todo lo que no importa.
Hoy tengo casi todas las palabras
Hoy tengo casi todas las palabras.
Pero me faltan casi todas.
Cada vez me faltan más.
Apenas si puedo unir éstas que escribo
para decir el resto de ternura
y el hueco de temor
que se esconden en la ausencia de todo,
en la creciente ausencia
que no pide palabras.
O pide tal vez una:
la única palabra que no tengo
y sin embargo no me falta.
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