Regresamos de la boda civil del poeta René Novoa y Kay Valle. Sabemos que afuera las sombras visten a los milicos, no obstante, no le dejamos ni una gota de alegría a su favor: la alegría es nuestra.
Avanzamos a todo lo largo del Bulevar Torocagua y allá, en la garganta del lobo, en La Laguna, hay un desproporcionado operativo. Nos bajan del taxi y las constelaciones nos dicen que es la medianoche. Nos piden la identidad y así, sin más, el antropoide se aleja hacia otro que tiene una laptop. Coteja nuestra identidad en base a una matriz. Nos miran, elucubran y ya sabemos que nos están registrando la zona, el bloque, la casa, la puerta mal pintada, el número de gatos pendencieros, la sublime estrechez y los libros marxistas en suspensión anímica porque Aleixandré tomó la palabra y dijo algo portentoso...
Nos han registrado. La motocicleta patrullera T-118 debe andar recorriendo el camino del terror nocturno. A estas horas, los patrulleros de la T-118 ya habrán esquilmado a otros.
1 comentario:
La alegría es nuestra, de los que aún tenemos palabras como: vida, amor, patría, sobre todo amigos y amigas que son hermanos y hermanas, que hacen de la felicidad el pan nuestro de noches o de días.
Y que el mejor regalo recibido, fue el que nos diste cada vez que nos encontrabas. Gracias Fabricio.
Kay y René (de Valle)
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