Entrando a mi oficina vi que Glendita y Gaby miraban atónitas esta noticia, con ese pasmo diario que Honduras nos enseña a practicar y a disimular. "Mire este crimen -me dijo Gaby- son unos bárbaros". Apenas me fijé en la página pero en la fracción de segundos que duró el vistazo, un chispazo de recuerdos me hizo intuir que yo conocía a la víctima. Quise regresar por el periódico pero dudé, con la misma costumbre que tengo al ver estas noticias, siempre con el ánimo de reservarle a los muertos o muertas su debido acto de imaginarme sus vidas.
Sólo fueron segundos, pero el rostro se me grabó y adquirió toda su humanidad al recibir la llamada de mi primo Jorge Caballero dándome la noticia del asesinato de Cristi, la hija del tío Fran Estrada, hermano menor de mi padre, Carlos. "Está en la página 63, ahí se mira a Fran arrodillado"- me dice lentamente Jorge, y yo, con igual lentitud, voy haciendo regresión hasta 1988, cuando Cristi era una niña escolar en Sabanagrande, en el tiempo en que mi tío vivió allá, y la recuerdo muy bella y risueña, educada y súper inteligente. Recuerdo como mi tío era feliz riendo con ellas, con Cristi, Alejandra y Yanina y también con mi inseparable Marcelo, contándoles pasadas de su adolescencia... Cristi usaba una falda azul ese día, y Rosario, su madre, le peinaba un corte ochentero a más no poder.
Han pasado 23 años y quién de nosotros y nosotras podía imaginar que Cristi tenía reservada desde entonces una página en la nota roja, en ese torrente sanguíneo hondureño en el cual naufragan todos los barquitos de papel periódico que hicimos y que se llevaron la vida, implacablemente en este país de gobernantes payasos, tenebrosos, cómplices de la oscuridad.
1 comentario:
mi comentario bueno mas que comentario es una pregunta tengo una duda es creo que yo conocia a la victima.mi pregunta es si ella trabajo en banco sogerin.si es la misma persona ella era mi mejor amiga en esa epoca...
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