Impactante la tantísima lluvia que está cayendo en Centroamérica. El cambio climático está cumpliendo su promesa de tomar a la región por yunque. Desde mi oficina alcanzo a ver la frontera: es una inmensa muralla de agua que se extiende por todo el Cerro de Hula y que se adentra hacia el sur de Honduras en dirección a El Salvador.
De vez en cuando desde la muralla, el temporal realiza incursiones en Tegucigalpa y lanza la neblina (como hoy) en una carga de caballería que lo cubre todo. Pero es en el sur lo preocupante. Yo juraba que sólo en la infancia había visto tanta lluvia, pero el fin de semana en mi pueblo me demostró lo contrario: la intensidad era tal que llegué a asustarme. Noche y día, noche y día. No era sol, era un enorme estanque de peces insinuando movimientos lentos; no era la luna, era una salivosa boca de ballena con sus barbas sobre los tejados.
En la ciudad la protección de los automóviles hacen creer que la vida continúa de arriba a abajo, pero la verdad es que la reclusión es masiva y hay muchos niños y muchas niñas con problemas respiratorios que se van agudizando a medida que entra el frente frío anunciado. Sí, las masas polares vienen en refuerzo de la lluvia.
Cientos de aldeas y muchísimos pueblos de Choluteca y Valle están incomunicados y con la hambruna sobre ellos. El diseño del COPECO desde el Mitch, fue hecho casi con exclusividad para la zona norte y la exigencia del alto empresariado y latifundistas de los grandes valles productivos. El sur es poca cosa en esta visión de respuesta inmediata. Así lo pensó la oligarquía. El sur es Coyolito "con las grandes casas de papi y mami brillando en la angosta boca del golfo...". nada más.
1 comentario:
estupendo escrito te felicito... un saludo
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