“Los partidarios de Zelaya han presionado a la Iglesia, pero pese a las "constantes amenazas de muerte" que el cardenal dice que ha recibido, él no ha cambiado su postura.” (Sic)
La Resistencia no sólo ha recibido amenazas de muerte, Sr. Cardenal: se le ha golpeado, torturado y matado. Pese a eso, la Resistencia no ha cambiado su postura de elegir la vida, la renovación vital de una nación que, como escribió Gramsci, no termina de nacer y no termina de morir a causa de los que se empoderaron de sus anhelos y también por la “buena voluntad” de los compañeros en Resistencia que con inocencia han creído que a los verdugos se les amansa con claveles de altar mayor.
En su boca, Sr. Cardenal, la palabra muerte debe ser sinónimo de liberación, y así, debe confundir el martirio con el asesinato. Un dilema ontológico, sin duda, pero efectivo y rotundo frente a las hogueras de la inquisición. No tema, pues, hermano, nada amenaza al hombre que tiene en su corazón –y en el banco suizo- a Cristo.
La Resistencia no presiona a la iglesia: se le ignora. Los cristianos dentro de la Resistencia Hondureña saben muy bien que ellos nunca eligieron ni al más anónimo cura de pueblo, mucho menos a un Cardenal, así que se está conciente de que la iglesia sólo promueve a los que se encierran en el tabernáculo. Los herederos del paraíso importan un comino: importan sus rabiosos ángeles guardianes. Así se demuestra su condición anti-democrática per secula secolorum.
“El cardenal también cree firmemente que Zelaya no debería regresar al poder. "Pienso que una persona que ha estado actuando como lo ha hecho él ya no tiene la autoridad moral para ser presidente de la nación", me dijo el cardenal.” (sic)
De atenernos a sus meditaciones, Sr. Cardenal Reverendísima, tendríamos que catar su moralidad para darle revisión a su puesto cardenalicio. “Pensamos”, entonces, que usted no tiene la más mínima reputación y que en sus ojos se incrustan más vigas de las que sostuvieron a las Torres Gemelas.
Creemos que el espíritu humano en relación con Dios está sujeto a una permanente renovación y que la historia es el lugar de proyección de esta superación que siempre aspira a ser genuina, así como lo dice la misma doctrina que usted pregona, Cardenal; ¿la recuerda?: “La Doctrina Social de la Iglesia (también, Doctrina Social Cristiana) es un conjunto de normas y principios referentes a la realidad social, política y económica de la humanidad basado en el Evangelio y en el Magisterio de la Iglesia Católica. El Compendio de la DSI y el Catecismo Católico la definen como un "cuerpo doctrinal renovado, que se va articulando a medida que la Iglesia en la plenitud de la Palabra revelada por Jesucristo y mediante la asistencia del Espíritu Santo, lee los hechos según se desenvuelven en el curso de la historia" (Comp. DSI 104).
Estamos en el “mundo”, querido Oscarito, y el mundo “hondureño” es esa cruz que se nos ha erigido con crueldad romana para contemplar el paisaje petrificado que ustedes desean.
"Hay muchas personas que son zelayistas de buena fe porque él prometía un montón de cosas a los pobres. Yo tengo que ser un puente de unidad para todos". (Sic)
También Jesús “prometía un montón de cosas a los pobres”, Andrecito, y con su crucifixión no se terminó el deseo de redención en los demás, porque sencillamente transfirió su espíritu a sus desgarbados y malolientes discípulos ¿no es así? El misterio de la salvación ( es decir: la búsqueda de la igualdad, de la justicia, de la libertad) fue transferida a todos los hombres una vez que Jesús dio su último aliento. Así lo dice la teología católica básica, a menos que haya sido interpretada siempre por gente como Enrique Ortez Colindres, Vilma Morales y usted mismo.
Creo que la otra orilla adonde debía llegar su puente ya no existe, Signore. De buena fe, siento decirle que le saldría mejor construir un rascacielos en Dubai.
“Eso no ha sido tan fácil, debido a que el cardenal también tiene la responsabilidad de cuidar a su rebaño. Y él cree que permitir que el presidente pisotee la Constitución sería malo para la nación.”(Sic)
¿No ha sido tan fácil pero ha sido fácil al fin de cuentas, Cardenal? Vio que tras el rebaño venía el lobo, el lobo lo convenció que tenía hambre y usted le permitió hincar el diente. La responsabilidad debió hacerlo llorar mucho, Herr Cardenal, aún y cuando Micheletti y Romeo Vásquez quisieran contentarlo bailando un tap sobre la constitución.
"En América Latina, cuando tienes dinero, puedes comprar justicia". (Sic)
Estamos de acuerdo. El rascacielos de Dubai se comienza a inclinar como la Torre de Pisa. Aquí abajo seguimos creyendo que el puente puede darse.
Sin embargo, el cardenal también reconoce que ha habido progreso desde el nacimiento de la democracia constitucional en 1982. "Ahora, el ejército es respetado, porque se han dedicado al rol constitucional de defender las leyes y las fronteras". El problema, señala, es que con la llegada de la democracia, "los partidos políticos tomaron la política como una industria para el enriquecimiento. Necesitamos cambiar eso". (Sic)
¿A qué se refiere, Sr. Cardenal –disculpe su merced- cuando dice que ahora el ejército es respetado? Imaginó que ha tenido que hacer un genocidio mental para borrar del mapa a los más de 1 millón y medio de habitantes (por no decir dos o tres) que terminamos por aborrecer del todo a la institución militar hondureña.
Ah, claro. Usted me lo estaba explicando: “El problema, señala, es que con la llegada de la democracia, "los partidos políticos tomaron la política como una industria para el enriquecimiento. Necesitamos cambiar eso". Entiendo: los partidos políticos están en promiscuidad con los milicos y con la industria, y la única ley y razón de ser de los militares es defender las fronteras entre ricos y pobres…
¿vale la pena el retruécano para explicar algo tan sencillo, eminencia? ¿Es decir que con la llegada de la democracia todo se fue al averno?
Sí. Necesitamos cambiar eso.
"La clave es asegurar la justicia", dice, "porque si no tienes seguridad legal, no vas a invertir. La inversión es muy importante. Con las inversiones, hay más empleos para nuestra gente". (ZIP)
Por lo que usted expresa, Altísima Sapiencia, la única justicia que existe es aquella donde se le brindan garantías a las transnacionales y a sus comparsas de aquí adentro. ¿El imago Dei es sólo fábula o es que tan solo fuimos hechos a imagen y semejanza de alguna transnacional? ¿Y qué pasó con la cultura de la vida, con la solidaridad, con la caridad, con el bien común y con la participación social? Excúseme, Sacrosanta dualidad, pero no entiendo.
Explíquemelo con una misa en latín o con un coro gregoriano; quizá la belleza de su axioma es más profunda de lo que intuí a primera vista.
Hablando de los inversionistas, el cardenal dice, "por supuesto que no son todos santos", y los derechos humanos deben ser protegidos. "Pero, ¿qué deberíamos hacer sin esos trabajos?", se pregunta. (ZIP)
Con una esperanza de vida donde podamos ver -antes de morir viejos y amargados- el triunfo de las aspiraciones del pueblo; con una educación que enseñe a liberarnos de nuestros miedos y con PBN per capita digno y en ascenso permanente, podríamos hacer muchas cosas como ciudadanos individuales ¿verdad, Ilustrísima? ¿Y entonces por qué tanto recelo con los esfuerzos encaminados a conseguirlo?
Si no todos los inversionistas son santos entonces significa que los que no lo son tienen el poder y la brutalidad en sus manos, y con eso basta para secuestrar a un país e invertir sin contratiempos ¿eso me está diciendo? Entonces los derechos humanos debes ser protegidos contra esos demonios que se disfrazan de santos... pero mejor no, porque se pueden ir los inversionistas. Sí, mejor no. se le pueden ir los inversores de la Universidad Católica, del canal 48 y de los otros negocitos que usted organiza y gestiona ¿verdad?
Luego añade: "Las maquiladoras son especialmente importantes para las mujeres, porque sus trabajos han sido una fuente de dignidad. Cuando ganan su propio dinero, dejan de ser esclavas de los hombres macho en su vida, que a menudo no son siquiera sus maridos". (ZIP)
Esa fuente de dignidad –como usted lo dice- ha obligado a muchísimas hondureñas a trabajar en embarazo hasta el momento justo que se les rompe la fuente, las ha esclavizado mediante coacciones y les ha impuesto el terrible machismo coreano y chino sin decir ni pio.
Siguiendo su línea lógica, la inmoralidad de las mujeres que ni siquiera tienen un compromiso formal eclesiástico o jurídico, se redime con el dinerito de la sobre-explotación, contradiciendo el principio que Juan Pablo II expresó en su Laborem exersens que recalcaba lo siguiente: “el hombre debe transformarse con su trabajo, hacerse más hombre…”.
Discúlpeme, Reverendísima, he vuelto a pecar de superficialidad. No he leído bien y usted tiene razón: Juan Pablo II hablaba del “hombre” y no de la mujer que ni siquiera tiene vida marital con un marido. Mea culpa, mea culpa, mea grandissima culpa.
Pero la lucha por la libertad y la justicia social que surge de la igualdad bajo la ley, continuará. Rodríguez dice que espera que la clase política haya aprendido una lección. (RIP)
Para terminar, y dado que usted le pone un excelente tono épico, profético y eucarístico al punto final, yo le diría que la lucha por la libertad y la justicia no nacen porque exista la ley y la igualdad: existe la lucha de nuestra Resistencia porque la justicia ha sido destruida hasta sus cimientos (¿recuerda la apocalíptica escena de Lot saliendo de Sodoma?), existe la lucha porque en Honduras no todos nacemos iguales ante la ley, existe la lucha porque queremos darle no solo una lección a la clase política, sino que volverla estatua de sal para nuestros alimentos del mañana, fuego para los fogones tierra adentro, trompetas de alarma para cuando regresen de nuevo con sus insidias y malas intenciones.
Existe la lucha, Excelentísima Rodríguez, porque la libertad auténtica no es aquella que se reprime con Toques de Queda ni con 10 padres nuestros: nuestra libertad camina sobre las aguas, multiplica los panes y los peces, les devuelve el habla a los mudos y la música a los sordos… resumiendo, nuestra libertad es todo aquello que usted ha leído en tomos enciclopédicos y que nosotros hemos atestiguado en los ojos iluminados de toda la pobrería en Resistencia a sus sermones.
Vale!
F.E.
1 comentario:
kkk, ótima frase, Fabrício: "Nada ameaça o homem que tem no seu coração -- e no banco suíço -- cristo"!
Vou enviá-la no twitter: diz tudo!
Abs do Lúcio Jr.
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