domingo, 10 de enero de 2010

The perfect jail - Eunice Shade, Nicaragua

Quieren que me ponga el traje
y la cartera.

Verme detrás del escritorio
con el fondo tapizado de libros
que nunca leeré
con numerosos títulos y reconocimientos que
seguramente
obtendría por la motivación tacaña del status quo.

Sería aceptada.

Me levantaría a las 7,
un hombre y unos pequeños distantes
esperarían por mi regaño y mi comida,
extraños entre todos,
únicamente unidos por la televisión y las misas
de domingo.

Tendría que privarme de la anarquía, el monte,
el ateismo,
el frío de las cunetas en la madrugada,
los cigarros en ayunas,
el sexo "medio" seguro,
el bisex-taste,
la jerga bilingüe,
la apariencia desaliñada,
los viajes improvisados,
el desvelo,
la goma,
el neo-hippie way of life...

Quieren que decore mi vida
con el fax, el celular, el carro,
la cuenta bancaria viéndome envejecer
tragos en el lobby del Intercontinental
vacaciones en el Mediterráneo
sin nada de Mediterráneo
mi clima: aire acondicionado.

No podría agotar los huesos
mojarme la ropa de sudor
refugiarme en molotes humanos
conocer la gramática del hambre
los atuendos extraños del mendigo
el dialecto de la soledad
cruzar el Atlántico
como mucama de crucero
y descubrir una ciudad extraviada

No tener alma de Rimbaud.

1 comentario:

Kay Valle dijo...

El precio de sucumbir a los placeres mundanos es echar el alma a rondar por las marismas...