La dictadura tendrá medios inconfesables para detener la voluntad popular, y aún así, ese determinismo patológico que quiere imponer todo gobierno espurio, no será suficiente para detener lo que ya es un hecho incuestionable en Honduras: la Resistencia tiene más vitalidad que todo el sistema político impuesto en la actualidad.
El régimen es un bodrio, es un catafalco saturado de carcoma. Queda entonces amarrar todos los cabos para que la vela se hinche a plenitud!
F.E.
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