jueves, 14 de enero de 2010

Haití: la mitad siniestra



Ante el desastre casi absoluto que asola Haití, no se puede más que indagar el cómo un país puede llegar a ese nivel de postración sin la capacidad de responder con los mínimos recursos dentro de su territorio.

La historia de Haití es casi una “vida paralela” con respecto a Honduras. El Huracán Mitch desnudó a fondo nuestra estructura de prevención y nos puso en mendicidad internacional una vez que se recibieron las honestas y muy humanas muestras de solidaridad.


Isla de Guanaja, Honduras, después del Mitch, 1998
La mendicidad de la que hablo, llevó al Gobierno de Ricardo a una puja similar a la que se acostumbra en las subastas, con el fin de meter al país –a como diera lugar- al club “País Pobre Altamente Endeudado” (PPAE, HIPC, por sus siglas imperiales). Al parecer, Honduras cumplió con el programa de pagos y le fue aliviada la deuda, pero en el ínterin, las exigencias del FMI acerca del “saneamiento fiscal”, le dieron a la Empresa Privada un total empoderamiento de las regulaciones estatales, todo bajo el sambenito de la ineficiencia gubernamental.

En Haití (miembro V.I.P. del HIPC), no se pudo siquiera llegar a pagar la deuda de los fondos para Reducción de la Pobreza ni a sanear al mínimo sus instituciones fiscales. La devastación económica sumada a la inestabilidad artificial con que mantienen en la miseria al país lo ha impedido. Haití, al igual que Somalia, es un Estado fallido… y Honduras, en este momento, también lo es dado la destrucción del sistema jurídico para avalar el Golpe de Estado.
Chabolas en Puerto Príncipe, donde más impacto tuvo el terremoto.
Tanto Honduras como Haití le han servido como “territorio de contención” a dos imperios: Haití se encuentra en medio de Cuba y República Dominicana. La mejor forma que encontraron los gringos y los franceses para detener la “expansión cubana” hacia República Dominicana fue mantener en el caos a la desgraciada Haití.

Santo Domingo, República Dominicana
República Dominicana siempre ha sido una grave preocupación para la visión imperial francesa y estadounidense. La autodeterminación popular dominicana, que tomó como ejemplo histórico la gesta libertaria de los haitianos contra el colonialismo francés, fue soterrada con la imposición del dictador Trujillo (1930-1961) y con el derrocamiento de Juan Bosch en 1965, lo que detonó una guerra civil que dio paso y pretexto para la invasión gringa. La Honduras de Villeda Morales, vergonzosamente, contribuyó con tropas para la “estabilización”. El proyecto de Juan Bosch había sido aniquilado, y con él, se procedió a la sobre-explotación de los recursos naturales de Haití mediante transnacionales francesas y norteamericanas hasta consumirla en lo que hoy es un territorio monstruosamente descombrado y devastado por el SIDA y las bandas criminales. Así es que, entre Cuba y República Dominicana se erige un muro humano de espantosa miseria. En la retaguardia, las bases militares imperiales en Puerto Rico, vigilan.

Diferencia entre el lado haitiano y el dominicano

Como se demuestra, las estrategia imperialista siempre ha sido la de invisibilizar un territorio determinado, exprimirlo al máximo, postrarlo, y clavarlo en medio de una región con reivindicaciones populares… todo con el fin de llevar a la población a un nivel de enajenación tal que el fatalismo sea la dialéctica generalizada . De esta forma, el país intervenido se convierte en un centro desestabilizador para sus países vecinos, en el epicentro de un terremoto continuo que mata lento pero constante. El Golpe de Estado contra Aristide y Manuel Zelaya son demostraciones científicas irrefutables.

Haití, hermana siamesa y consumida de la República Dominicana, hermana siamesa y distante de esta Honduras, es un doloroso recordatorio de los golpes que puede dar el azar, pero también, de la frialdad, consecuencias y maquinaciones calculadas de los imperios.
F.E.

4 comentarios:

emilio dijo...

Mucha culpa de lo ocurrido en Haití la tiene Francia, posteriormente los dictadores que allí gobiernan y EEUU por haber apoyado a algún dictador,.
No obstante, espero que la solidaridad con ellos vaya mas allá que unos simples días de ayuda, y sigan los paises ricos imbolucrándose en las necesidades que tienen.

Un saludo.

Fabricio Estrada dijo...

Saludos, Emilio. Por supuesto que estoy de acuerdo con vos. Lo que ocurre en Haití ya sobrepasó toda medida en la ayuda internacional, pues se trata de la práctica desaparición de la cohesión social, y por lo tanto, de la desaparición del precario Estado, dada su incapacidad de afrontar la emergencia y sus consecuencias a corto, mediano y largo plazo.

Aquí se trata de recrear un Estado desde sus cimientos, de lo contrario, todo intento de ayuda es una experimentación enfermiza.

Estamos en contacto.

Walter G. Greulach dijo...

Hermoso y conmovedor reportaje!!!

Laurene dijo...

Oi, Fabrício, reproduzi seu post.

Será que o que vemos no Haiti é o nosso futuro, a combinação do desastre natural com o sistema econômico cruel e absurdo?