El verano absoluto me trae siempre la voz de Pavese. Todo lo de él coincide para mí en este fragmento de El Diablo sobre las colinas:La bella state, Lavorare stanca, La luna e i falò... La casa in collina... No me puedo despojar de él, leo su muerte en el fogonazo del cielo y es como si de entre el polvo y la bruma ascendiera por igual Vivaldi en su arremolinado movimiento.
"En los bancos del jardín de la estación, bajo la escasa sombra de aquellos arbolitos, dormían a boca abierta dos mendigos. Descamisados, cabellos y barba revueltos, parecían gitanos. Los urinarios se hallaban cerca y, aunque la noche supiera a fresco de verano, reinaba en aquel lugar un tufo fuerte que se resentía de un largo día caluroso, sol, movimiento y barullo de sudor, de asfalto derretido, de multitud sin paz.
Por la noche, en aquellos bancos –flaco oasis en el corazón de Turín-, suelen sentarse mujeres, solitarios, vendedores ambulantes, despistados, y se aburren, esperan, envejecen. ¿Qué es lo que esperan? Pieretto decía que algo grande: el hundimiento de la ciudad, el Apocalipsis.
A veces una tormenta de verano los barría de allí y lavaba toda clase de huella."
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