La misma insanidad de la represión que ordena el alto empresariado (Pepe Lobo no es el poder, entendámolo): una estatua y un humano resultan ser lo mismo, al igual que las motocicletas que estaban frente a la embajada de Brasil durante el desalojo del 21 de septiembre del 2009.
En San Pedro Sula, la policía mostró su estado psíquico en toda su exquisita amplitud. ¿Confiaría usted, amiga o amigo lector- en una policía fetichista?
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