jueves, 24 de septiembre de 2009
Susurro
Hablamos con Esteban, burbujas, vaho del ártico son nuestras palabras.
Canción de exilio para un recién nacido
Y es peor todavía:
uno defiende un sueño,
a una tierra que apenas existe en el deseo.
Por eso las piedras son indefendibles
y el inmediato yermo
no es la tierra que fértil buscamos.
Nada parece más cercano
que la extrema presunción de la memoria,
hilos que desde nuestras manos
pretenden devolver vida
a lo que en sustancia
siempre será fugacidad e intermitencia.
Y sin embargo, pequeño,
hoy te hago parte de la nostalgia,
así, dormido,
mientras en sueños fundás la patria
que aún no he podido fundarte.
II
Pero no he querido para vos, hijo mío,
un destino injurioso de ayes y bemoles,
este sarmiento que trenzo
cada mañana en mis manos.
Has de saber
que mis juegos tienen perdedores
y que lastimo de vez en cuando
como un desconocido que grita a otro
y lo humilla
y se complace con verlo solo, aterido
golpeando en los rincones.
Tenés que saber que trato, que intento
que hago lo posible por llegar limpio a vos
y recibir de tus medias palabras
esa verdad que en las noches
hablará con claridad en mis sueños.
Es probable que no me entendás,
balbuceo y lloro
con un espino plantado en mi lengua.
Sólo dejame crecer un poco más
para poder explicártelo.
De Poemas de Onda Corta, 2009 F. E.
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