En Las Tristes (Tristia) de Publio Ovidio Nason (43 a.C-17 d.C) el viento está siempre presente como vehículo para llevar sus palabras o súplicas, desde el remoto destierro (costas del Ponto Euxino, actual Mar Negro) hasta la urbe Romana que tanto extraña y que se ve obligado a cantar con nostalgia en forma de cármenes, rogando que el viento lo acerque, aunque sea en versos, a ella: "Mira qué llevo, nada aquí verás, sólo tristeza..." Si alguien de vosotros pregunta, empero, de dónde he cantado tantas cosas dolientes, muchas sufrí dolientes... En tanto, ¿qué, si no tristeza, tratarán mis librillos?..."
Resulta dolorosa esta lectura de las Tristes después de leer la exultante seguridad y picardía con que Ovidio aborda la vida en El Arte de Amar (Ars Amandi), y sin embargo, se va leyendo entre líneas el afán astuto de impresionar a César Augusto para lograr el indulto y poder morir, como dice él, al solaz de la patria . Es a él, precisamente, a quien dirige sus ruegos y sus tristes zalamerías; por ejemplo, dirigiéndose a las furiosas olas del Ponto, que en sus versos amenazan el hipotético barco en el cual regresa a Roma escribe: "Si con la pena, cuanta merecí, quereís destruirme, para el juez mismo, que la muerte es menor a mi culpa. Si mandarme ya hubiese querido a las ondas estigias César, no ocuparía para ello vuestra ayuda..."
Al viento de los siglos, entonces, las palabras del gran poeta latino, y por supuesto, la terrible grandeza de toda una época que se resiste a desaparecer y vivir, aunque sea en estas volátiles letras.
A dondequiera que miro, nada hay, sino el Ponto y el aire:
éste de olas hinchado, minaz aquel de nubes.
Entre ambos, con terrible murmullo braman los vientos,
a qué dueño obedezca, la onda del mar ignora.
Porque ya toma fuerzas el Euro desde el orto purpúreo,
ya desde el tardo ocaso enviado, llega el Céfiro,
ya desde Osa seca sopla con furia el gélido Bóreas,
ya el Noto por adverso frente batallas lleva...
quocumque aspicio, nihil est, nisi Pontus et aer,
fluctibus hic tumidus, nubibus ille minax.
inter utrumque fremunt inmani murmure venti.
nescit, cui domino pareat, unda maris.
nam modo purpureo vires capit Eurus ab ortu,
nunc Zephyrus sero vespere missus adest,
nunc sicca gelidus Boreas bacchatur ab Arcto,
nunc Notus adversa proelia fronte gerit...
Los cantos delicados brotan de un alma serena;
por súbitos males, adversos son mis tiempos.
Los cantos buscan del escritor retiro y sosiegos:
a mí, mar; a mí, vientos; fiero me agita el invierno.
Todo miedo estorba los cantos: yo, perdido, imagino
que una espada ya, ya, en mi garganta clávase.
carmina proveniunt animo deducta sereno;
nubila sunt subitis tempora nostra malis.
carmina secessum scribentis et otia quaerunt;
me mare, me venti, me fera iactat hiems.
carminibus metus omnis obest; ego perditus ensem
haesurum iugulo iam puto iamque meo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario