Por todos lados se insiste en que debemos estar tristes y preocupados, por todos lados se crea la conciencia de que debemos tomar la actitud de parias y agradecer por el trabajo que se tiene...por fin los empresarios obtienen una dimensión espiritual del tamaño de sacerdotes agoreros y hacen de sus empresas teocallis por donde rodarán los corazones malvados y desconsiderados de los sacrificados en nombre del mercado internacional.
El mayor fraude emocional se ha fraguado. Papini tenía la absoluta razón acerca de la bancarrota del alma cuando se ha puesto el dinero como corazón... bueno, todos los textos religiosos dicen lo mismo, y Carlos Slim ha hecho de esta sensación de impotencia su sacra palabra.
Amanece entonces el 2009 como un Gottendamerung, casi casi como las palmeras incineradas por el napalm de Apocalypsis Now y su "this is the end"...al diablo con Fukuyama y sus pitonisas.
Eso me recuerda la oferta que la última sibila le hizo a Tarquino: "Estas son los últimos tres rollos de las profecías ¿Cuánto me das por ellos? poca cosa -le respondió Tarquino en mi versión libre- ahhh pues quemaré uno, le respondió ella. Y lo quemó. Y ahora cuánto me dás por los dos que quedan, le pregunto a Tarquino la sibila... y Tarquino supo que la especulación iría en ascenso así que colorín colorado, le compró los dos rollos que quedaban por una cifra exorbitante...
¿Le compraremos este simulacro a los empresarios ultra capitalistas? pues creo que muchos se lo están creyendo, pero yo me niego a seguirles el juego, al menos éste perdido ser aleatorio y periférico no se someterá a la tristeza y se negará a la activación y horror por los rollos proféticos.
Qué conste!! Y para reirme un poco más, acompaño estas palabras con una caricatura de Allan McDonald, el caricaturista más terrible y latiguero de Honduras.
4 comentarios:
Me ha gustado tu metáfora de Las Sibilas. Te deseo el mejor y más éxitoso de todos los años. Un abrazo con cariño
Ah Fabricio, Feliz año... No mal poeta, pero siempre tan marxistoide y ciego de no querar entrar a la posmodernidad... los empresarios siempre los malos de la película? estamos en 1954?
Pues al parecer seguimos en 1954: la misma ocultación y anonimato para evitar mirar de frente y hablar posmodernamente. Saludos y gracias por la visita, que ya es todo un diálogo ¿no es así?
¡Eres grande Fabricio! Me caes cada vez mejor. Súmame a tu cruzada contra los quejosos lastimeros lagrimeantes y sus patrones. Y contra los cantantes de la crisis que se la viven visitando los centros comerciales. Un abrazo siempre.
Publicar un comentario