John Connolly (La Lima, Cortés - Honduras) toma la guitarra y hace desaparecer de su rostro el enconado gesto de pensar y pensar que uno advierte de entrada cuando lo ve. Canta, va por todos los campos bananeros como lo hizo siempre, con la bandera Tacamiche revoloteando en sus manos y con todos los nombres de los tantos activos que fueron quedando en la memoria de la lucha obrera, ahí en los hornos persistentes del Aguán y el Sula. Y su poesía, por supuesto, la discreta rebelión cuando piensa y piensa.
Agua del mismo río
No concibo por qué
sin ser gemelas
las aguas de los ríos
marcan el mismo reloj hacia su destino.
Hasta dónde, la exactitud de ciertas almas
aun cuando no se conozcan
navegan sobre el oleaje
de océanos semejantes.
Cuando, si ese es el punto,
presentimos
que alguien invade en secreto
nuestro calendario
y en el blanco camino que lleva a las edades
nos carcome la piel
como signo indeleble
de naufragio.
Yo aposté por tus huesos
mi delirio
y te adiviné siempre
aferrada a los milagros,
pero yo soy laguna de otro tiempo
y tu sigues siendo mi río carcelario.
No concibo por qué
sin ser gemelas
las aguas de los ríos
marcan el mismo reloj hacia su destino.
Hasta dónde, la exactitud de ciertas almas
aun cuando no se conozcan
navegan sobre el oleaje
de océanos semejantes.
Cuando, si ese es el punto,
presentimos
que alguien invade en secreto
nuestro calendario
y en el blanco camino que lleva a las edades
nos carcome la piel
como signo indeleble
de naufragio.
Yo aposté por tus huesos
mi delirio
y te adiviné siempre
aferrada a los milagros,
pero yo soy laguna de otro tiempo
y tu sigues siendo mi río carcelario.
La guerrillera
Antonia Molina lleva en su piel memoria
cien mil justas razones
para amar con dolor a Tacamiche.
El aroma a esa tierra aferrada
a la luz de sus entrañas
sigue arañándole el cielo con ternura.
Noche a noche
como la niebla súbita de un ángel
Toña Molina vuelve a su antigua morada
de pájaro en ascenso.
Nace de nuevo la casa
las gallinas
la pasión por su loro
combatiendo en agosto contra los mercenarios.
Pascual Cabrera flotando en el humo
del fuego más cercano.
su café de las tres,
su cigarro nocturno.
Pero Toña Molina sabe que no hay perdón
para los vende patria,
que a pesar de la angustia
quemándole las canas
hay raíces que estallan cada noche
en sus manos
devolviéndole el fantasma de su Cruce Lejano.
La guerrillera lo sabe
cada vez que una gota de sal, por las mañanas
le arrebata su paz
de ave enjaulada.
Antonia Molina lleva en su piel memoria
cien mil justas razones
para amar con dolor a Tacamiche.
El aroma a esa tierra aferrada
a la luz de sus entrañas
sigue arañándole el cielo con ternura.
Noche a noche
como la niebla súbita de un ángel
Toña Molina vuelve a su antigua morada
de pájaro en ascenso.
Nace de nuevo la casa
las gallinas
la pasión por su loro
combatiendo en agosto contra los mercenarios.
Pascual Cabrera flotando en el humo
del fuego más cercano.
su café de las tres,
su cigarro nocturno.
Pero Toña Molina sabe que no hay perdón
para los vende patria,
que a pesar de la angustia
quemándole las canas
hay raíces que estallan cada noche
en sus manos
devolviéndole el fantasma de su Cruce Lejano.
La guerrillera lo sabe
cada vez que una gota de sal, por las mañanas
le arrebata su paz
de ave enjaulada.
De su poemario Abismo de la Memoria
2 comentarios:
Dios vendiga los campos bananeros(San Juan,Tacamiche,Copen),y tenga en su santa gloria a tus padres y hermanos,y,hermana. por quien yo pido todos los dias,interesante los paemas,me gustaria tenerlo.?donde se puede conseguir.
Adelante hermano que siempre has sido perseverante.
un saludo a la distancia.
Sigua brillando mi amigo y sea siwmpre bendecido.
John Connolly
Publicar un comentario