Tengo las fotos de la inauguración de la VI Bienal Centroamericana de Arte Contemporáneo en el MIN (Museo de la Identidad), realizada aquí en Tegucigalpa, pero ¿para qué subirlas si tan solo se vería un desfile de egos y poses infinitas, snobistas perfumados de arte y ninguno de los que se quedaron afuera por no tener invitación al evento?
Por un momento creí que afuera se realizaba un acto paralelo, sin embargo, los de afuera, eran los muchos que no tuvieron la tarjetita mágica, es decir, los verdaderos depositarios del arte transgresor que adentro se doraba en la vanity fair.
Rescato de esa pequeña incursión (no me estuve más de 20 minutos: me asqueó el discurso del alcalde y el olor insufrible de los maniquís) el haber conocido a Habacuc, (gracias Edgardo por presentarlo) sin escándalos y mirando de frente, reconociendo en él y sus palabras al gran artista que es, humano y radiante en su mirada de smoshing punkins.
Y bueno, a esperar el desierto de los próximos días para admirar el espejismo de las salas vacías y sin vino de por medio. En ese silencio sabré qué cosa es esfinge y qué armatoste es arena.
1 comentario:
Estoy de acuerdo. mirá el blog de máscara suelta.
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