Hubieron melodías que, para nuestra generación noventera, lograron traernos lo mejor de las notas sobrevivientes de la música clásica. Tanto Skid Row como Cindirella, o Firehouse, Guns and Roses o Poison, supieron darnos el sound track generacional en sus tremendos solos, y no digamos White Lion con su enorme crescendo en When the children cry... La foto es de Hugo Bautista, amigo y cómplice musical, el poema...pues creo que mis hermanos de la zona 3 en la Cerro Grande ya lo habían intuido.
Era un llanto incontrolado
el bonsái que rompía sus confines
y crecía en la oscuridad con robustas raíces
de niño enamorado.
Me hundía sin espantos, en vos guitarra transparente,
maderamen del cual pendían los sueños,
la música escalando hacia los dedos
tendía sus cuerdas
entre ventanas que asomaban a la brisa
a un lamento de persianas cuya melodía
calmaba el vértigo de las alondras.
Así eran las noches cantando a mi oído,
el solo de nubes poblando mi frente,
el crescendo del silencio,
la ausencia plena del universo
en el total de estrellas, que caídas
batían opacas en mi pecho.
el bonsái que rompía sus confines
y crecía en la oscuridad con robustas raíces
de niño enamorado.
Me hundía sin espantos, en vos guitarra transparente,
maderamen del cual pendían los sueños,
la música escalando hacia los dedos
tendía sus cuerdas
entre ventanas que asomaban a la brisa
a un lamento de persianas cuya melodía
calmaba el vértigo de las alondras.
Así eran las noches cantando a mi oído,
el solo de nubes poblando mi frente,
el crescendo del silencio,
la ausencia plena del universo
en el total de estrellas, que caídas
batían opacas en mi pecho.
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