Intento de bloqueo a la bitácora

Paso el primer ataque directo al blog: me han querido bloquear la bitácora. Marcada como spam y de alto contenido no admitido recibo la notificación.

Entre el ramaje de la red, un fauno, sátiro o Blair, ha creído conveniente sacarme de los ojos de quienes me visitan. Hace su conjuro y por poco lo logra, seguramente podrán lograrlo, sin embargo, mientras suceda aquí seguiré. La libertad de los otros nunca será nuestra libertad, así reza el retruécano, o el silogismo, una de dos.

Hay más optimismo en las calles, anécdotas de todo tipo: una señora beneficiada con el salario mínimo que decide hacer 2,000 tamales para la Resistencia y se va de compras al BANASUPRO de su colonia. Ahí le preguntan para qué quiere tanto condimento y ella les cuenta su intención; entonces, los dependientes (la mayoría jóvenes) la apoyan felices, ponen de su dinero y le regalan: "somos de la Resistencia", le dicen.

Otra para antología: el director de un MInisterio usurpado sorprende a los empleados viendo Canal 36. "Aquí está prohibido mirar ese canal". Se los apaga. Al día siguiente, la marcha de la Resistencia pasa inmensa ante el edificio público; todos los empleados se paran ante los ventanales a mirar, entonces llega el "jefaso" o el capo, y les amenaza con despedirlos por estar viendo a "esos vagos". Para su sorpresa y dolor, la mayoría deja su puesto, le dicen un par de cositas (de esas clarísimas de la dignidad) y se van con la marcha, renuncian.

En lo personal, me encuentro con un amigo en pleno congestionamiento, en la colonia El Prado. ¿Cómo va esa Resistencia? -me dice."Mejor que nunca", -le respondo. El amigo está comprando mangos que le ofrece una vendedora ambulante. ¿Y esos mangos, cómo están? le pregunto, "Mejor que nunca", me responde la chava, "lástima que ya se acabaron, pero si usted es de la resistencia espéreme", me dice. Cruza la calle y luego regresa con un mango gigantesco. "Tome -me dice alegre- se lo regalo, para que tenga más resistencia".

Por todos lados, entonces, sólo basta un gesto (quitar la cuña, como decimos en Honduras) y ya uno se encuentra compartiendo noticias optimistas, hermanándose, haciéndose cómplice de todos, cómplices abiertos de una resistencia que les duele en el alma a los oscuros y encerrados golpistas.

POr aquí va la tónica, dos meses después.