Vengan hombres del Patuca
orfebres del sueño,
vengan a tomar por la cintura
a las hembras tímidas del Coyocutena.
Levántense brazos de Utila,
crucen a nado
el pecho hirviente del Goascorán.
Ahora la tierra es vasta
en Jamastrán del surco,
ahora en Boquerón del ciervo
faro Caxinas
y espejo gigante de la Caratasca.
Vengan lluvias lejanas del Mocorón
a engrosar los cauces y a besar convulsas
las tierras bajas del Aguán.
Tremendo poder infinito
¡hombres de poca fe y de mucha tierra!
en Teupasenti la dulzura
y en Colomoncagua el grito de guerra…
Son nombres y un país,
conjuros de lengua muerta
¡y qué importa
si cantando Sensenti ya es un poema!
F.E.
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