Recibo una llamada de un amigo. Él está viendo canal 36 que transmite desde el Congreso Nacional. Mientras me va diciendo lo que ocurre pienso en los Alpes suizos, en los fiordos noruegos y en la neblina de Cartago, Costa Rica ¿y ese alejamiento de dónde proviene? -me preguntarán. Yo me interrogo sobre lo que el amigo me cuenta: EL CONGRESO NACIONAL ESTÁ EN ESTOS MOMENTOS SUBIENDO A DICTÁMEN LA POSIBILIDAD DE IMPLANTAR DE NUEVO EL SERVICIO MILITAR OBLIGATORIO, ES DECIR, EL RECLUTAMIENTO FORZOSO.
Si tomamos en cuenta que la Resistencia se nutre con un elevado número de jóvenes en edad militar (universitarios, estudiantes de media) lo que aquí se está fraguando es una cacería peor a la ocurrida en los ochentas.
Los disturbios de ayer han debido accionarles el resorte más vil. Los infiltrados que aparecieron dando rienda suelta al incendio de comidas rápidas lograron entonces su objetivo. Sin embargo, de concretarse esta amenaza, lo que veo por delante es una abierta guerra civil ya que ni uno solo de estos jóvenes amenazados querrá hacer un entrenançmiento contra su voluntad y, al contrario de lo que los militares buscan, estarían obligándolos a tomar las armas populares.
Sigo viendo los fiordos y las neblinas. Veo a los reclutas noruegos y suizos, a los ticos irredentamente antimilitares...
F.E.
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