miércoles, 5 de agosto de 2009

La retórica de Pinochet y Micheletti: parecidos razonables

Hablamos de dos golpes de Estado muy diferentes por numerosos motivos pero con varios puntos en común. En primer lugar, el contexto histórico en Latinoamérica en los años setenta dista mucho de la actual situación, como diferente era el tejido social chileno de aquellos años o el carácter transformador del gobierno de Allende frente a la tibieza de un liberal reconvertido a la izquierda como Zelaya.

También hay que considerar la beligerancia e intervencionismo exterior del imperialismo yanqui sobre sus vecinos del sur de entonces para contrastarlo con el aparente respeto a la democracia y la limpieza de cara que pretende venderse desde la llegada de Obama a la presidencia de EEUU, o una injerencia “de baja intensidad”.
Situaciones distintas, actores diferentes, países con una evolución histórica alejada en el tiempo y en el espacio… pero hay cosas que nunca cambian, y una de ellas es la retórica cínica de los golpistas. Observando entrevistas y declaraciones del principal actor de cada golpe de Estado, ya hablemos del que se demostró un monstruo como Pinochet o un pelele, más acorde a los tiempos que corren, como Micheletti, hay que decir que el lenguaje, las formas, los argumentos, y en definitiva, la retórica utilizada por ambos usurpadores de la soberanía popular en su discurso público se entrecruza más de una, más de dos y más de tres veces;

Pregunta: ¿Que le ha parecido la reacción de la comunidad internacional?
Micheletti: “Pues que han estado hablando de un golpe de Estado pero aquí los tres poderes están funcionando, también los ministerios y la población sigue yendo a trabajar con normalidad. El toque de queda hubo que decretarlo hasta que se vuelva a la normalidad ya que algunos países nos amenazaron con venir a atacarnos (…) Nosotros vamos a explicarles a los organismos y a los países amigos que aquí no ha habido un golpe de Estado, que el país y la mayoría de sus ciudadanos respalda la sucesión democrática”
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Pinochet: “Le repito, yo no soy ni fui un militar golpista. Pero cuando en 1973 vi las posibilidades de guerra civil, el armamento ilegal que llegaba secretamente al país, el acta de Chillán, las disertaciones que hacía el señor Allende en Cuba, la destrucción de todo aparato productivo del país, y la tentativa de marxismo de infiltrarse en las Fuerzas Armadas, tuve que decidir si debía ser más leal con la patria o con el presidente. Y el país estaba primero, porque además, en caso contrario, se produciría la destrucción de Chile como nación soberana”.
Declaraciones en dos entrevistas inéditas realizadas en 1998 y 1999; “Siempre he sido un demócrata, a pesar de que creen que fui un tirano, un dictador. Fui demócrata. Si usted lee los primeros decretos que se hicieron cuando asumió la Junta, la finalidad era restablecer la democracia (…) He sido uno de los pocos que ha entregado el poder. Lo entregué porque me di cuenta de que la ciudadanía no quiso que yo siguiera”
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Pregunta: ¿Cuánto tiempo puede aguantar su gobierno aislado del mundo?
Micheletti: “No lo sé, pero tenemos una responsabilidad que es conducir el país hasta las elecciones del 29 de noviembre. Estoy seguro de que lograremos revertir la situación”.
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Un analista chileno, Augusto Vargas, hablaba del “paroxismo anticomunista y antisoviético de Pinochet, orientado a mantener al país en la condición de una fortaleza sitiada”. También se refería a un “aislamiento que pudo tener una motivación psicológico-táctica respecto a la población propia… Servía para mantener bajo control los nervios y evitar provocaciones que habrían incrementado las posibilidades de un estallido.”
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Pinochet: “Este es un país de gente cálida que ama la libertad. Esta es la razón por la que rechazó el comunismo cuando intentó tomar al país. Es una larga lucha de la cual nosotros formamos parte”.
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Micheletti: “Hace tiempo que no veía un entusiasmo como el que ahora tienen los hondureños. La gente salió a la calle con una bandera y se despertó el patriotismo porque la gente dejó de tener miedo a un gobierno que nos quería llevar a la izquierda. Nosotros queremos vivir en una derecha progresista”.
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Pinochet: “Perú se está armando. Perú está tratando de comprar un portaaviones británico por US$ 160 millones. También está construyendo cuatro torpederas en Europa. Perú está quebrando el equilibrio de armas en el Pacífico Sur. Tiene 600 tanques de la Unión Soviética. Nosotros estamos haciendo lo que podemos para sostenernos en caso de una emergencia”.
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Micheletti: “A todos esos países que nos amenazan les diría que si nos van a invadir se van a encontrar con un ejército de 7,5 millones de soldados, que es la población que tiene Honduras, dispuestos a defender la patria, el territorio, las leyes y la constitución”.
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Pinochet: “Con enorme inquietud recibí el triunfo del candidato de la equivocadamente llamada Unidad Popular, y con creciente angustia presencié cómo en Chile se deterioraba su consistencia social, moral, económica y política. Sin embargo, este proceso no se inició en el gobierno de la Unidad Popular, porque desde tiempo atrás la demagogia venía arrastrando al país hacia su destrucción”.
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Micheletti: “El presidente Zelaya estaba llevando el país hacia el ‘chavismo’, estaba siguiendo ese modelo que no es aceptado por los hondureños (…) Si Zelaya hubiera seguido en el poder desgraciadamente hubiésemos tenido la mala suerte de caer en un orden anárquico en el país, hubiésemos tenido la obligación de cumplir los mandatos del presidente y no de la ley”.
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P: ¿El Presidente Salvador Allende se sintió decepcionado de usted?
Pinochet: “Claro… (risas). Es que yo nunca le dije nada y fui el candidato a la comandancia en jefe de él. Le voy a decir una cosa que no la sabe nadie… ¿Sabe quién me recomendó con Allende? El Partido Comunista. Ellos sí que se equivocaron conmigo”.
(Acerca de Allende) “Yo lo encontraba un farsante, a pesar de todo lo que sabía, pero como era mi superior me quedaba callado porque nunca he hablado mal de un superior”.
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Micheletti: “Desobedeció a la Justicia y al Congreso después de que los tribunales hubieran declarado ilegal la consulta que pretendía llevar a cabo (…) Y yo me reuní con él muchas veces para intentar convencerlo de que diera marcha atrás pero no hubo forma”.
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Pinochet: “Gracias, Patria Mía, he sido tu soldado y ello me hace feliz.”
“Yo jamás he dado una orden mala. Yo dispuse que no se apremiara a ninguna persona detenida (…) Yo, en ningún momento ordené fusilamientos de nadie. Había una orden de la Junta de Gobierno, en que solamente en caso de defensa propia se podía abrir fuego”.
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Micheletti: ”Demos gracias a Dios por haber permitido que la democracia no se interrumpiera en nuestra patria… y los héroes de esta jornada democrática son los militares”.
“Felicitamos a los héroes de esta jornada: nuestro ejército hondureño”.
“El 90% de los hondureños está contento con lo que ha pasado en este país porque se trata de una sucesión constitucional”.
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P: ¿Era usted un militar golpista?
Pinochet: “No era militar golpista y no me gustaban los golpes. Yo había leído historia, por ejemplo, del primer golpista que tuvimos aquí en Chile, que fue el general Figuera, que se levantó contra el gobierno de Carrera. Y después tuvimos muchos golpistas…”
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Micheletti: “Nosotros vamos a explicarles a los organismos y a los países amigos que aquí no ha habido un golpe de Estado, que el país y la mayoría de sus ciudadanos respalda la sucesión democrática”.
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Pinochet: “¿A quién le tengo que pedir perdón? Son ellos los que me tienen que pedir perdón a mí. Ellos, los marxistas (…) Todo lo que hice lo haría de nuevo, todo fue meditado (…) No tengo odio ni rencor. Soy bueno, me siento un ángel”.
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P: ¿Ha cometido algún error? ¿Se arrepiente de algo?
Micheletti: “¿Yo? en absoluto. Estoy orgulloso de lo que hemos hecho”.
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