El Padrino (1972), de Mario Puzo, dirigida por Francis Ford Coppola, es un magistral ejemplo de cómo el cine empezó a fijarse en libros contemporáneos. Y más a partir de hace unos treinta años con títulos como El expreso de medianoche, que significó la exitosa presentación mundial de Alan Parker detrás de la cámara y un joven Oliver Stone a cargo del guión. La autobiografía de Billy Hayes es un drama carcelario en Turquía escrito con la ayuda de William Hoffer. Los hechos narrados se refieren a cómo el destino atropella a un estudiante estadounidense detenido en Ankara con drogas. La cinta crea una gran atmósfera de la cárcel y traslada a la pantalla el drama que aturde al joven en su entorno y en su interior. El último romance de Parker con la literatura es la autobiografía de Frank McCourt en Las cenizas de Ángela.
La II Guerra Mundial es uno de los temas más tratados en la literatura del siglo XX y, a su vez, llevada al cine a través de sus páginas. La aclamada novela del nobel alemán Günter Grass repitió éxito en el cine de la mano de su compatriota Volker Schlöndorff. Narra la travesía de un Peter Pan moderno (gran interpretació n del niño David Bennent) a través del cual el mundo es testigo del ascenso del Tercer Reich. Cuando Oskar cumple 3 años decide no crecer más ante la decepción del mundo adulto, y se enfrenta a esa promesa con su nuevo regalo, un tambor de hojalata, que será su voz y sus emociones. Una alegoría de los miedos y zozobras de la época y metáfora sobre un tiempo que se quisiera detener. Drama realista sobre lo político, cotidiano y sentimental, de iniciación. Palma de Oro en Cannes y Oscar a la mejor película de habla no inglesa.
Blade Runner, Ridley Scott (1982)
Libro y cine de culto que crece. En eso se ha ido convirtiendo el relato de Philip K. Dick ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? en el que Ridley Scott se inspiró para filmar Blade Runner, con guión de Hampton Fancher y David People. Es una adelantada reflexión sobre las fronteras borrosas entre la vida natural y la artificial. Corre el año 2019, y en un Los Ángeles decadente, el detective Rick Deckard (Harrison Ford) tiene que cazar a cuatro replicantes que han llegado a la Tierra. En medio del thriller policiaco-ciencia- ficción-filosó fico, la atracción entre Deckard y Rachel (Sean Young) expande el universo planteado. Scott presentó el año pasado la versión definitiva de un clásico del cine realzado por la música de Vangelis. Otros K. Dick de cine son Desafío total, Minority Report, Abre los ojos y El show de Truman.
Magnífica novela, magnífica película. Eso es Los santos inocentes, escrita por Miguel Delibes y filmada por Mario Camus, uno de los directores españoles que más ha llevado la literatura contemporánea a la pantalla. Un fresco realista y humano de la España rural anclada en un tiempo y espacio injustos y llenos de miseria física y humana. A través de cuatro episodios: Nieves, Quirce, Paco El bajo y Azarías se arma el puzle de una familia de guardeses de los años sesenta en un cortijo de Extremadura. Entre los abusos del señorito (Juan Diego) y la fidelidad de su secretario de caza (Alfredo Landa) y su familia que vive en la miseria con su cuñado retrasado Azarías (Francisco Rabal). Más allá de la historia, Camus capta la atmósfera deprimente del libro y los actores transmiten la esencia de sus personajes de manera emotiva.
Fue el año de la doble consagración de Steven Spielberg: obtuvo el respeto de la Academia de Hollywood con una adaptación, mientras que con otra se coronó como el Midas indestronable de la industria. La lista de Schindler revela un pasaje del Holocausto judío basado en el libro de Thomas Keneally El arca de Schindler, donde ajusta cuentas con la II Guerra Mundial a través de la vida de un empresario checo que salva la vida a más de 1.100 judíos. Rodada casi en su totalidad en blanco y negro, la película cuenta con las actuaciones de Liam Neeson, Ralph Fiennes y Ben Kingsley. La segunda consagración de Spielberg le llegó por sacarle partido a una novela de Michael Crichton: Parque Jurásico. Pero su complicidad con los libros viene de siempre, cuando en 1975 alcanzó el éxito precoz tras rodar el best seller de Peter Bencheley Tiburón.
El aroma clásico y sobrio de esta novela fue trasladado al cine por un maestro en adaptaciones del XIX: James Ivory. El escritor inglés de origen japonés Kazuo Ishiguro relata en Lo que queda del día lo que se vive y planea en una mansión antes de la Segunda Guerra Mundial. Aparte de su buena recreación, uno de los hallazgos está en la perspectiva del narrador, el mayordomo, y el tempo. Es 1958 cuando el mayordomo Mr. Stevens (A. Hopkins) visita a la antigua ama de llaves miss Kenton (Emma Thomson) y recuerdan momentos cruciales en la mansión Darlington Hall, los dudosos comportamientos morales y éticos de sus amos frente a la guerra y cómo sus vidas, sobre todo la de él, es un fracaso: fiel a su trabajo, infiel a sus sentimientos y esclavo del miedo, mostrado por Ivory de manera muy sugerente.
El tono épico, lírico y romántico de los tiempos dorados del cine revive aquí por momentos. Basada en la novela homónima del canadiense de origen cingalés Michael Ondaatje, El paciente inglés transcurre al final de la Segunda Guerra Mundial. En un monasterio abandonado se trenzan la vida de un paciente con graves quemaduras que evoca una historia de amor en la guerra, mientras la enfermera se ve asaltada por nuevos sentimientos. Anthony Minghella rodó esta historia (nueve oscars, incluido a la mejor película) que oscila entre la nostalgia y la melancolía, la ilusión y la esperanza, que cuenta con las actuaciones de Ralph Fiennes, Kristin Scott Thomas y Juliette Binoche. Siete años después el director no repitió el éxito con una fórmula parecida, pero en la Guerra de Secesión de Estados Unidos, con Cold Mountain, de Charles Frazier.
Con ella el cine negro regresó como si nunca se hubiera ido. Y lo hizo instalado en un episodio de mediados del siglo XX en Los Ángeles, según la novela de James Ellroy. El ritmo del autor estadounidense es reproducido por Curtis Hanson, que cuenta la manera en que tres agentes de la policía se ven envueltos en una intriga criminal que involucra a una bella y enigmática mujer (Kim Basinger). Corrupción, fama, escándalo, traición, idealismo, drogas, amor y maltrato. Dos horas de intriga en las que se filtran los latidos de las tentaciones de caer ante ciertos delitos. Fue el impulso cinematográfico para actores como Russell Crowe y Kevin Spacey. El guión es bastante fiel a la novela, y en él participaron el propio Hanson y Brian Helgeland. Sólo obtuvo dos oscars (actriz secundaria y guión adaptado) porque en su camino se topó con Titanic.
Es uno de los emblemas de la fructífera alianza entre cine y literatura. De que un best seller poco fácil también puede repetir suerte en su vida de celuloide. El semiólogo italiano Umberto Eco sitúa esta novela de intriga policiaca en un ambiente religioso de la Edad Media. Todo empieza en el año del señor 1327. Fray Guillermo de Baskerville (Sean Connery) llega a una abadía que alberga una increíble biblioteca y donde se suceden una serie de muertes tras la lectura de uno de esos incunables. Baskerville resolverá el misterio junto a su joven novicio (James Slater). El francés Jean-Jacques Annaud logró reconstruir la época física y espiritual. Como los buenos thrillers, el espectador intenta resolver el caso antes que Baskerville. Al final, la impresionante biblioteca queda en llamas y de la rosa, la cultura, sólo queda el nombre.
No es ningún misterio que Stephen King es uno de los escritores más adaptados al cine con éxito. Y no sólo con historias de miedo de las que él mismo suele hacer el guión. Pero no es el caso de Misery, dirigida por Rob Reiner con guión de William Goldman. Un relato en el punto medio entre el terror a punto de saltar en todo ser humano y la reflexión entre lo que está agazapado en este lado y lo que aguarda en el otro. Misery es, además, la novela más literaria de King en el sentido de que es un juego de metaliteratura. Suspenso y tensión claustrofóbicos entre un escritor (James Caan) en manos de una de sus lectoras (Kathy Bates). La doble carrera literaria y cinematográfica de King la completan obras como Carrie (1976), El resplandor (1980), Cuenta conmigo (también dirigida por Reiner, en 1986) Cadena perpetua (1994) y La milla verde (1999).
El silencio de los corderos, Jonathan Demme (1991)
Pocos malvados tan apreciados como el doctor Hannibal Lecter. Creado por Thomas Harris en El silencio de los corderos, Jonathan Demme la convirtió en la única cinta de terror ganadora del Oscar a la mejor película, además de los otros cuatro más importantes: director, actor (Anthony Hopkins), actriz (Jodie Foster) y guión, a cargo de Ted Tally. Uno de los secretos es la inquietante relación que surge entre la novata agente del FBI que pide ayuda a Hannibal el Caníbal para solucionar una serie de asesinatos y su estructura entre el thriller psicológico y de terror. Ambiente malsano sobre el descenso a los infiernos para buscar una salida, y que trastoca en el espectador ciertos valores al sentir simpatía por el psicópata. Se convirtió en trilogía con la secuela Hannibal y la precuela El dragón rojo, libro donde Lecter aparece por primera vez.
Medio mundo se asomó a la historia de la China del siglo XX y sus legendarias tradiciones a través de esta película. Y gracias, entre otras razones, a la Palma de Oro de Cannes que en sus búsquedas cinematográficas reforzó su mirada sobre el cine no occidental. Todo parte de la novela de la escritora Lilian Lee, quien se encargó del guión junto con Li Wei. Filmada por Chien Kaige, la historia transcurre desde los años veinte hasta la muerte del presidente Mao Tse-tung en 1977. El hilo conductor es la amistad que nace entre dos niños huérfanos que llegan a ser famosos cantantes de ópera. Mientras, el curso de la historia y los cambios políticos y sociales del país entran en sus vidas. El resultado es una película que muestra un gran dominio de las intrincadas relaciones humanas, deseos y malentendidos, con una fotografía y música inolvidables.
Fue el año de una de las cumbres de las adaptaciones cinematográficas: El señor de los anillos, Mistyc River, Master and Comander, Cold Mountain, Seabiscuit y Ciudad de Dios. Pero fue esta última película, basada en la novela del brasileño Paulo Lins, el gran descubrimiento literario. Y sorpresa cinematográfica a cargo de Fernando Meirelles, que muestra y se mete, literalmente, en la génesis, desarrollo y vida de una de las favelas más peligrosas de Río de Janeiro. Lins escribió la novela entre la autobiografía y la ficción, y Meirelles la hizo cine, con guión de Braulio Mantovani. Ritmo trepidante de secuencias rápidas y escenas y planos innovadores al servicio de una estructura narrativa sobre la evolución de la vida de tres niños desde los años sesenta hasta los ochenta: Inferninho, Pardalzinho y Zé Miúdo.
Como Scorsese o Spielberg, parte del prestigio y la inspiración de Clint Eastwood como director se lo debe a la literatura. Algunos de sus principales largometrajes están basados en novelas o relatos. La adaptación que hizo de Mystic River, de Dennis Lehane, con guión de Brian Helgeland, aumentó su popularidad. Un suceso sacude la vida de tres niños que eran amigos. Veinticinco años después el destino vuelve a juntarlos tras el asesinato de la hija de uno de ellos. Al buen pulso cinematográfico de Eastwood contribuyen las actuaciones de Sean Penn, Tim Robins y Kevin Bacon. Otras películas de Eastwood basadas en libros son Media noche en el jardín del bien y del mal, de J. Berendt; Million dollar baby, de F. X. Toole (Oscar a la película y director); Los puentes de Madison, de R. James Waller; o Banderas de nuestros padres, de James Bradley.
Ennis de Mar y Jack Twist encarnan una de las historias de amor más conmovedoras y crueles de la literatura contemporánea. Protagonizan el asalto del deseo y la pasión mutuos, y luego el amor revelado en las montañas de Wyoming (Estados Unidos), y que se prolonga durante tres décadas tratando de sobrevivir infructuosamente a los prejuicios y violencia de la sociedad. Annie Proulx escribió este relato que Ang Lee convirtió en cine impecable con una cadencia progresiva de emociones y sentimientos inesperados y traicioneros. Una inmersión en la frustración. Al arrepentimiento. Un cuento y una película de amor más allá del género. Brokeback (Oscar al mejor director) no ha sido el único encuentro del director taiwanés con un libro, ya en 1996 había adaptado una novela de Rick Moody, admirada cada vez más: La tormenta de hielo.
¿Hay crisis en los guiones originales? Lo cierto es que en 2007 continuó la tendencia ascendente de que las grandes películas parten de cuentos, novelas o biografrías actuales. De los seis principales largometrajes que aspiran este año (2007) a los oscar, por ejemplo, cuatro proceden de libros: No es país para viejos, de Cormac McCarthy; Expiación, de Ian McEwan; Pozos de ambición, de Upton Sinclair, y La escafandra y la mariposa, de Jean-Dominique Baudy. Mientras en No es país para viejos, los hermanos Coen han sido bastante fieles a la novela, Joe Wright se ha quedado con la espina dorsal y emocional de Expiación, Paul T. Anderson ha recreado la época de búsqueda del petróleo, y Julian Schnabel ha transmitido el espíritu heroico de Baudy.
1 comentario:
Esse blog é tão rico!
Fico pensando, Fabrício, que pena precisar ter acontecido um evento midiático tão trágico quanto a queda de Zelaya para que eu pudesse ter te encontrado pela web!
Tantos assuntos interessantes aqui: fotos, o livro e o filme Cidade de Deus...
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