jueves, 18 de diciembre de 2008











Hoy, hace 95 años (18-12-1913) nació María Expectación Rubio Ferrera, mi abuela. A pesar que los años han disminuido terriblemente su sentido de la realidad, pude escuchar su voz diciéndome “es bueno que a uno lo quieran, gracias por felicitarme”. El día ha amanecido lluvioso, frío, quizá con la misma nostalgia de aquel 1923 cuando la abuela vino por primera vez a Tegucigalpa desde Sabanagrande. “Era frío y había poca gente y yo por primera vez miraba un puente de piedra, muy grande”.

Eso me dijo de su recuerdo más lejano. Pero hay algo que nunca podré olvidar de ella: en las semanas santas, cuando las cigarras encadenaban su canto, ella murmuraba que el sonido la entristecía: “me recuerda la muerte” –me decía ¿pero qué muerte? Le preguntaba yo, “no sé, la de uno mismo”, esto es lo que me contaba intemporal y misteriosa, y quizá lo que me hizo escribir poesía.
“Jochito murió en una silla voladora que se desprendió, ( José, su primer hijo y que aparece en la foto sepia) en la feria de 1946. Jochito lloró en el vientre y hablaba con los pollos y las hormigas, muy tiernito”.
“Mi papá, Tata Chico, (Trinidad Rubio) tocaba las campanas de la iglesia y regaba el incienso en las procesiones. Era calladito y muy bueno” “Mi mamá se fue para Cedros y me dejó sola…¿dónde está mi mamá?” Estos son los recuerdos que me repite cada vez que la voy a visitar, pero sobretodo, hay una tonadita que repite cerrando los ojos y que se sobrepone a sus brumosas palabras: el vals Alejandra, la canción con que bailó por primera vez en 1932, cuando era alumna de la Normal de Señoritas y de donde se graduó como maestra.
Hoy mi abuela cumple 95 años, en vida, y yo recuerdo todos los caminos hacia las mil aldeas a las cuales me llevó de su mano, todos los via crucis y estaciones dentro de la iglesia a las 6:30am, todos los cuentos cuando se iba la luz y tronaba la tormenta, todas las venidas a Tegus cuando venía a cobrar su jubilación, día que siempre terminaba dentro del laberinto en el mercado, buscando las flores para llevarle al “Altísimo” y los perotes, y las especias y la historieta de Archie y los libros alquilados…Hoy María, cumple 95 años.

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