lunes, 1 de junio de 2015

La luz del día como bandera

El país despierta en diferentes fases. Es como una habitación donde duerme un grupo de personas y cada quien va despertando en medio del sueño. La habitación es la noche.

Del techo se filtra una luz.

El primero que despierta sabe que al otro lado está el día. "El día es el que brilla" - se dice, y sin pensárselo mucho decide alcanzar el techo, rompe, ensancha, se va. Conquista el día pero los demás duermen.

El ruido despierta al más temeroso quien comienza a despertar a los demás diciéndoles que alguien se ha metido a la habitación. Y ya nadie duerme. En medio de la oscuridad nadie sabe quién está a su lado. Todos sospechan, todos guardan un silencio aterrado.

Más o menos así es la situación hondureña en este momento de movilizaciones en contra del olímpico saqueo que se ha evidenciado por parte del partido nacional a las arcas del IHSS. La mass media, cuya influencia actúa desde las capas medias enajenadas por el consumo y el estatus de clase aspiracional esta vez sí apoya lo que se va desenvolviendo y aumentando en tamaño. ¿Por qué esta vez sí y no con la Resistencia al golpe de Estado del 2009? Porque el ascenso popular del 2009 apuntaba a cambiar de manera directa el sistema bajo una visión socialista y el movimiento actual aspira a ser un movimiento "contra la corrupción" que, si se da el caso, puede aspirar con ciertas dudas a expulsar a juan orlando hernández de la presidencia.

La lucha contra la corrupción, desde este punto de vista diferenciado -y según los voceros de los nuevos despertados-, no aspira a tener ninguna ideología, y es así que desde ya están anunciando su pronta disolución si no sucede la orientación estructurada. Así sucedió en París del mayo del 68 y así sucedió con el FNRP (Frente Nacional de Resistencia Popular) en la Honduras del 2009, como así sucedió también en el movimiento de apoyo a la causa de los fiscales en huelga de hambre en el 2008. Que los medios reaccionarios ahora apoyen una movilización contra la corrupción y hayan elevado la voz represiva contra la huelga de fiscales del 2008 que también exigía la apertura de casos de latrocinio es sintomático de lo que en sí busca el sistema ideológico bajo el cual actúan los distintos voceros aparentemente "despertados". "Apoyamos esto si está desideologizado" afirman, "Ya estamos hartos, estamos indignados".

Bien, está muy bien indignarse, está bien hartarse, sin duda alguna, pero lo que mantendrá la lucha hasta alcanzar una ciudadanía realmente despierta es la formación extensiva de cuadros políticos ideologizados que puedan sostener el argumento de justicia social sin coyunturas y sin aferrarse a un tema como la corrupción que es sólo un síntoma de la gravísima enfermedad estatal que ha sido inoculada por las élites oligarcas. Apuntar a la destrucción de esas oligarquías es en la actualidad la fe humana más vital que pueda existir ante la dantesca iniciativa del capital mundial contra la propia raza humana, y para hacerlo, no sólo bastará una espontánea demostración de fuerza ciudadana "indignada". Tampoco queda duda que en Honduras, luego de las inmensas movilizaciones de Resistencia al golpe de Estado del 2009, los liderazgos cayeron en descrédito por su incapacidad de organizar una fuerza coherente que defendiera a ultranza los principios de movilización, lo que llevó, con el cálculo de negociaciones en un tiempo que se dilató a propósito, a que la misma movilización desprendiera toxicidad por "encierro". ¿Qué es eso de toxicidad por encierro? Pues simple: guarde un alimento durante mucho tiempo, una tortilla, un pan, y muy pronto estará cubierto de hongos. Coartar el objetivo principal para el que fue hecho el pan -para comerlo- sólo conduce a que este se pudra. En el cálculo de los liderazgos de Resistencia se nos fue el alimento del mañana.

Entonces ahora, una vez que la Resistencia se diluyó en su fase anterior de lucidez ideológica, queda consensuar con las nuevas capas sociales que van despertando y unirse frontalmente a lo que estas propongan en materia de ruptura del marco sistémico en que siempre se cae para negociar y calcular. Nunca la creación de un frente amplio estuvo tan maduro o próximo a conformarse en Honduras, más allá de la experiencia del PUN a principios de los setentas o de la momentánea inspiración de la sociedad civil durante la huelga de los fiscales en mayo del 2008. Las fuerzas que se unieron para crear el fraude político más horroroso de los últimos tiempos en Centroamérica (la elección de juan orlando hernández) han elevado a nuevas dimensiones su capacidad de arrasar el erario público. Su propia ambición desmedida por falta de contención legal -ellos son su propio marco jurídico- los está llevando a su propia descalificación para llevar hacia adelante el proyecto de reelección. La Resistencia del 2009 lo tenía claro y quienes salimos a movilizarnos esos días advertimos que lo que se venía era precisamente esto: las fuerzas de ultra-derecha organizadas no a favor de la ciudadanía sino que organizadas para acaparar, controlar, focalizar el saqueo indiscriminado. Lo sabíamos y por eso nos movilizamos, porque sabíamos -por conocimientos de la historia del país- lo que venía al abrirle las puertas a la oscura voluntad política de una élite inhumana. Y en la medida que se fue negociando y calculando se fueron dando nuestros mártires, se fue elevando el militarismo, el paramilitarismo, la persecución a los defensores de derechos humanos, se fue consolidando el cinismo más terrible que apunta hacia nuestras vidas.

Que llegó el momento del consenso, sí, por supuesto. Que llegó el momento de apoyar a las nuevas capas sociales que acaban de despertar, sí, también, por supuesto, pero que la fortaleza que hará perdurar en el tiempo la lucha del pueblo por liberarse de sus enemigos sólo puede pasar por una profundización ideológica, eso, definitivamente, es innegociable. Honduras despierta por fases, sin duda, pero la historia cercana nos demuestra que ya habemos quiénes tenemos la luz del día como bandera. Saber llevarla en la mano es nuestra antorcha. 

Las banderas también pueden incendiarse.



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