Anoche éramos un Atlas fuerte, bastante fuerte, pero igual que él, domesticados por el peso enorme de un mundo extraño. Ya no es cosa de viernes, de seguir esta lógica nuestros compas en huelga de hambre suspenden en todo. No se está pudiendo arrancar el mero simbolismo, las enormes muchedumbres llevan una enorme duda en sus hombros, lo escuché muchas veces durante el recorrido: ¿qué haremos si renuncia?. Miedo, desconocimiento político global, exacerbamiento de juventudes, euforia de haber conocido lo que es una movilización: todo esto puede hundir tanta energía en las calles.
Mientras tanto, queda un margen de tiempo para unificar mayores brazos de lucha, no hay que perderlo de vista. juan orlando hernández seguirá yéndose de paseo cada vez que se anuncien masivas movilizaciones, y eso sucederá hasta que no venga la parte seria de lo que se mueve y va ascendiendo con más necesidad que la CICIH: su expulsión, su sometimiento.
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