Balam Rodrigo, poeta y ciudadano de calle
Por Óscar Gutiérrez, corresponsal de los diarios El Universal (Chiapas), Cuarto Poder y Chiapas Paralelo.
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El poeta Balam Rodrigo Pérez Hernández, ganador del Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines 2014, por su libroIceberg negro, que le fue susurrado en sueños por un ángel, entre fiordos y ventiscas, lamenta la violencia del crimen organizado y el narcotráfico en México, comparable a una guerra civil por la cantidad de muertos y desaparecidos en el país.
“La violencia del país es una guerra fratricida, con sus miles de víctimas y zonas cogobernadas por el poder del miedo y las armas, con los daños colaterales propios de una guerra civil”, advierte.
El escritor, egresado de la carrera de biología en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), teólogo y ex ministro evangélico, afirma que los actuales escenarios de violencia inaudita fueron alentados luego de la aparición del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en1994 durante el gobierno del expresidente Ernesto Zedillo, que activó las acciones de contrainsurgencia y guerra de baja intensidad.
Con los gobiernos posteriores se aplicaron frontalmente estrategias fallidas de combate al crimen organizado y el narcotráfico, impulsadas por los gobiernos del PAN y mantenidas actualmente por el presidente Enrique Peña Nieto, precisa Balam Rodrigo.
“Este genocidio y barbarie inició hace más de 15 años, con más de 300 mil víctimas mexicanas, derivadas de la guerra fratricida, además de unos 150 mil centroamericanos muertos y desaparecidos desde río Suchiate hasta el río Bravo”,detalla el poeta.
Balam Rodrigo, de 40 años de edad, originario del municipio de Villa de Comaltitlán, en la Costa de Chiapas, recibió el pasado miércoles en Tuxtla Gutiérrez, el Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines 2014.
El escritor, que cada año viaja a 26 estados del país para compartir en hospitales pláticas sobre religiones y la muerte, así como sobre dilemas bioéticos, afirma que Iceberg negro es un libro que vio y le fue dictado en sueños, aunque también es resultado de sus tribulaciones espirituales.
Es un libro que llegó en mis sueños; los fragmentos y poemas completos me fueron dictados por un ángel que me susurraba, me hablaba; así que despertaba a medianoche y en la madrugada para escribirlo.
El ángel me decía: el poeta es un ángel que atraviesa el corazón con la lengua desenvainada. Vi entonces que el ángel que me hablaba tenía en la mano su lengua que chorreaba sangre. Estos ángeles de ensueño no son esas representaciones de seres alados suaves y delicados, sino auténticos guerreros con escudo y espada, prestos a las batallas.
Balam Rodrigo relata que las 200 cuartillas que salieron de aquel torrente de imágenes y palabras mientras dormía, fueron divididas en la conformación de Iceberg negro.
Al escribir este libro me puse en paz con Dios, resalta el escritor que dejó su residencia en la Ciudad de México para trasladarse a San Cristóbal de las Casas, donde reside recién con su esposa y sus hijos.
Dice que dejó la teología y la prédica, aunque confía en volver a ellas algún día.
El poeta y ex jugador de fútbol de las reservas de Pumas de la UNAM, precisa que los poemas restantes surgidos de aquel mundo desconcertante con el ángel parlante, espera el pulido de una segunda obra literaria.
Balam Rodrigo es un poeta de semblante recio y compacto, voz potente y cincelada que rompe atmósferas con la creatividad de sus palabras afiladas y punzantes.
En él no hay velo, cortedad ni tapujos. Suelta sus expresiones con la precisión de un hondero antiguo.
Destila un permanente anhelo reivindicador. Se expone con actitud crítica y roturador de prejuicios.
La imagen suya, con playera, pantalón de montaña y zapatos tenis, traza casi la proyección de un joven anarquista de nuestros días, si no fuera porque usa el pelo cortado y engominado, la ropa limpia y el pensamiento claro y concreto.
Desde niño el poeta ha resistido la adversidad de la vida diaria y cotidiana que en la adolescencia lo forjó en una suerte de pandillero en su región que es tierra de paso de la migración centroamericana, y por tanto, de historias dramáticas y llenas de dolor y muerte.
Con estos antecedentes es que Balam Rodrigo, hijo de un vendedor de cajas-botiquines y tortas, y de un ama de casa y costurera, se asume como poeta de la transición y ruptura contemporánea en Chiapas y el país.
Este cambio se gestó y consolidó en 1994 con el movimiento guerrillero indígena del EZLN, puso un sello de despertar, inconformidad y compromiso en los actuales escritores que decidieron por la ruta de la adhesión política y social al lado de los excluidos y marginados.
Poseedor de ese bagaje y esa ideología de rupturas, Balam Rodrigo sostiene que los jóvenes escritores que se reconocen en lo que él llama la Generación del 94 asumen una crítica permanente contra lo establecido.
Luchamos por tirar los mitos en torno al bardo, al poeta municipal, ése que tanto daño ha hecho a la sociedad por sus posiciones complacientes y de aplausos al poder político y la oligarquía reinante.
Esta acartonada figura del vate ya está en desuso, ya no debía ser de nuestros tiempos, sino una referencia de los errores intelectuales y artísticos cometidos.
El auténtico poeta debe vincularse con el compromiso de las causas justas, deber ser, pues, ciudadano de calle, y en consecuencia, involucrarse y procurar por cambios políticos y sociales, como compete a todo hombre que pasa por este mundo.
El ganador del Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines 2014 es autor de una decena de libros y ganador, de al menos, 16 premios locales, nacionales e internacionales. Destacan entre sus galardones, el del Certamen Internacional de Literatura Sor Juan Inés de la Cruz 2012, y este año fue de los finalistas del Premio Internacional de Poesía Medardo Ángel Silva, en la ciudad de Guayaquil, Ecuador, por su obra publicada Braille para sordos.
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