México, 4 Feb (Notimex).- El vate Javier Sicilia obtuvo el Premio de Poesía Aguascalientes 2009, por su obra "Tríptico del desierto", informaron hoy el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y del Instituto de Cultura de Aguascalientes, convocantes de este galardón considerado el más importante a nivel nacional en su género.
Sicilia, quien es un narrador, ensayista y poeta de la tradición religiosa, fue elegido como ganador por un jurado conformado por los también bardos Francisco Hernández, María Baranda y Luis Vicente Aguinaga.
Ellos destacaron de la obra la serenidad y profundidad con la que articula el conflicto de un ser consigo mismo refiriéndose al mismo tiempo al destino de todos.
Ellos destacaron de la obra la serenidad y profundidad con la que articula el conflicto de un ser consigo mismo refiriéndose al mismo tiempo al destino de todos.
"Tríptico del desierto pone en juego la experiencia y el vocabulario religioso, al entrecruzarlo con tradiciones poéticas y realidades sociales de diverso signo", sentenció el jurado, en el acta con la que designaron al ganador.
Sicilia, quien participó en este certamen literario bajo el seudónimo de "Evagrio", se hace acreedor a un diploma, 250 mil pesos y la publicación de su libro con la editorial Era, el cual estará listo para el día en que se entregue el reconocimiento, el 24 de abril, en el contexto de la Feria de San Marcos, en Aguascalientes.
Sicilia, quien participó en este certamen literario bajo el seudónimo de "Evagrio", se hace acreedor a un diploma, 250 mil pesos y la publicación de su libro con la editorial Era, el cual estará listo para el día en que se entregue el reconocimiento, el 24 de abril, en el contexto de la Feria de San Marcos, en Aguascalientes.
Al hablar de la obra ganadora, el autor dijo: "Soy un poeta de una sola obsesión, que es precisamente el misterio de Dios en el alma humana, en ese sentido, es el conflicto de una alma frente al misterio de Dios en un mundo roto".
Sicilia, autor de libros de poesía como "Oro" (1990) y "Trinidad" (1992), señaló que siempre ha creído que la poesía es una forma de la oración.
"Aunque el poeta no se exprese dentro de un marco confesional tiene la función de velar, de volver a decir la palabra original que fecunda, que reestablece, que restituye el sentido, sobre todo en un mundo tan sinsentido, como el que estamos viviendo en esta época de la posmodernidad, donde el sentido se pierde", agregó.
Sicilia, autor de libros de poesía como "Oro" (1990) y "Trinidad" (1992), señaló que siempre ha creído que la poesía es una forma de la oración.
"Aunque el poeta no se exprese dentro de un marco confesional tiene la función de velar, de volver a decir la palabra original que fecunda, que reestablece, que restituye el sentido, sobre todo en un mundo tan sinsentido, como el que estamos viviendo en esta época de la posmodernidad, donde el sentido se pierde", agregó.
"Yo creo que el poeta, sea confesional o no, funda y refunda y permite volver a mirar el sentido", señaló. Además reveló que "Tríptico del desierto" representa una continuación de todo el trabajo que ha realizado. "Mi obra la he reunido bajo un sólo título que tiene resonancias con este tríptico, que es la presencia de algo que no se puede nombrar, y esa es la bendición de la poesía, que puede nombrar lo innombrable a través de ciertas formas del lenguaje que no tienen otras disciplinas", adujo.
Para Javier Sicilia, la poesía funciona como la gran conexión que la posmodernidad rompió.
"Creo que la modernidad buscaba el sentido unívoco y la posmodernidad dice que no hay sentido, y la poesía está en la mitad: hay sentido, pero no se puede decir todo sobre ese sentido, eso es lo que muestra la poesía, el sentido universal que está en la vida. Habría que volver a la poesía si se quiere mirar realidades espirituales", indicó.
Finalmente, el autor reflexionó acerca del reto de escribir poesía en un país que, según las estadísticas, tiene un bajo nivel de lectura.
"Escribir poesía es el último de los grandes actos gratuitos, el único que no ha sido contaminado todavía, gracias a Dios y a los poetas, por el mercado, es la gran gratuidad y la gran alegría", señaló.
"Escribir poesía es el último de los grandes actos gratuitos, el único que no ha sido contaminado todavía, gracias a Dios y a los poetas, por el mercado, es la gran gratuidad y la gran alegría", señaló.
En el anuncio del premio, realizado en el Palacio de Bellas Artes, participaron también la coordinadora de Literatura del INBA, Enzia Verduchi; el director del Instituto de Cultura de Aguascalientes, Víctor Manuel González Esparza; así como los tres integrantes del jurado.
El jurado Luis Vicente Aguinaga consideró que en los 302 poemarios inéditos que se recibieron en esta ocasión, hubo una variedad interesante de obras, algunos se distinguían por una especie de avalancha verbal muy poderosa y abundante, mientras que otros interesaron a los jueces por su contención, su rigor y mesura.
El jurado Luis Vicente Aguinaga consideró que en los 302 poemarios inéditos que se recibieron en esta ocasión, hubo una variedad interesante de obras, algunos se distinguían por una especie de avalancha verbal muy poderosa y abundante, mientras que otros interesaron a los jueces por su contención, su rigor y mesura.
"En última instancia podemos opinar sobre el libro de Javier Sicilia, que no está del lado del gran volumen verbal, ni de la extrema sencillez porque es un libro complejo en el que se van mezclando voces de diferente procedencia, que lo vuelven un libro fascinante y no tan agradable, en el sentido que es un libro de conflicto y perturbador en cierto sentido", expresó Aguinaga.
El Premio de Poesía Aguascalientes, que se entrega desde 1968, ha distinguido a escritores como Juan Bañuelos, José Emilio Pacheco, Eduardo Lizalde, Coral Bracho, Francisco Hernández, Antonio Deltoro, Ernesto Lumbreras, Hugo Gutiérrez Vega y Héctor Carreto, entre muchos otros.
Alegría por el cuerpo
A William Nessme
A William Nessme
Eres, oh cuerpo oscuro, el siempre amado,
Desnudo lecho en que los días fueron
Y el placer de las noches donde ardieron
El sueño, la pasión y lo sagrado.
Por ti conoce el alma lo creado:
Las formas de las cosas bajo el día,
Tu desnudez más pura y la alegría
De sentirte en la sombra sosegado;
Conoce el pan, el agua, la blancura
Y el mar que bajo el cielo tiembla al roce
Del ave y su secreta arquitectura…
Tantos dones al alma has entregado
Que en la muerte, mi amor, sabré del goce
De haber vivido un día lo creado.
El pescador
A mí, Simón, que sólo sé de Dios
el aroma del mar sobre las playas
y el resplandor del sol
sobre la humilde red de mi atarraya,
me llamó y desde entonces lo he seguido.
Ignoro lo que ocultan sus metáforas
y su doctrina del perdón que borra
las vidas del pasado.
Sólo sé que lo amo inmensamente,
como he podido amar una alborada
o el filo de la luz sobre los peces
o el chasquido del mar contra las barcas.
Ya nada queda en mí de aquellas cosas
que fueron mi pasión y mi alegría.
Sólo me habita Él, ay, tan adentro
Que me ha arrancado todo, hasta mi nombre
y me ha dejado inerme cual la piedra.
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