Otra muestra significativa del predominio de la grafica de Casa de las Américas quedó reflejado en el cartel diseñado por Alfredo Rostgaard para la celebración del Festival de la Canción Protesta 1967, en el que apoyado en el simbolismo cromático, su creador se valió de una rosa para representar la cultura y de una gota de sangre, desprendidas de una espina, simbolizó la disposición del hombre a protegerlas; ese valioso cartel por su eficacia comunicativa devino en símbolo emblemático de la gráfica cubana y se empleo, en 1970, en la portada del libro The Art of Revolution de Dugald Stener y Susan Sontang en el que se reafirmó la trascendencia internacional de la gráfica cubana.
En ese momento de esplendor del cartel cubano, el destacado creador José Gómez Fresquet (Frémez) irrumpió con la trascendental obra conocida como: La modelo y la vietnamita surgida en los días de intensa agresividad de las fuerzas gobernantes de Estados Unidos contra Viet Nam y que formó parte de una serie dedicada a evidenciar los contrastes entre la avaricia de la ideología imperialista y el encanto de la cultura popular, la cual obtuvo el premio en un concurso de grabado convocado por Casa de las Ameritas; que por su impacto visual se reprodujo en formato de un cartel y recorrió el mundo,. Continuamente en el número 51-52 de noviembre 1968-febrero de 1969 de la revista Casa de las Américas se publicó un valioso estudio de Edmundo Desnoes titulado los Carteles de la Revolución Cubana.
De entre otros significativos aportes de los carteles de Casa de las Américas, en los cuales estuvieron presentes elementos y símbolos gráficos de excelentes sensibilidad artística, estuvieron los de Umberto Peña para tres de sus eventos: Exposición de La Habana, 1971; en que apoyado en la metáfora y el simbolismo visual hace alusión a un encuentro entre artistas plásticos cubanos y chilenos, Premio Casa de las Americas, 1973; con significada presencia de la abstracción y la influencia cromática del art pop y el del Encuentro de la Plástica Latinoamericana, 1973; donde quedaron evidenciado efectos ópticos y cromáticos. En la década del ochenta -en que Casa de las Américas, tras el fallecimiento de su directora fundadora Haydeé Santamaría, quedó bajo la dirección del pintor Mariano Rodríguez- deslumbraron carteles como el de Antonio Reboiro, para el Encuentro de Intelectuales por la Soberanía de los Pueblos de Nuestra América, 1981 y el de Esteban Ayala, 25 Aniversario de Casa de las Américas, 1984; los cuales transcendieron en el contexto de la colaboración brindada en 1982, al Center for Cuban Studies de New York; donde se presentó una retrospectiva del cartel cubano (1961-1982) y de la publicación, en 1984, de la revista Anales del Caribe; especializada en cultura y sociedad caribeña, con ensayos sobre literatura, procesos étnico-culturales, ecología, historia, religión, artes plásticas, música y arquitectura.
En los albores de la década del noventa, cuando motivado por la reiteración de los códigos visuales y otros factores subjetivos, se comenzaron a manifestar síntomas de crisis en el diseño gráfico del cartel y que continuamente se agudizaron por el agravamiento de la situación económica del país; producto de la perdida de sus mercados después de la desintegración de campo socialista y la desaparición de la URSS; que devenido en lo que se ha denominado Periodo Especial, desde Casa de las Américas; se continuaron realizados importantes acciones para conservar el tradicional empleo del cartel y se afianzaron los esfuerzos para mantener sus ediciones editoriales.
Desde entonces en que el poeta y ensayista Roberto Fernández Retamar -después del fallecimiento de Mariano Rodríguez- asumió la dirección de esa prestigiosa institución cultural se continuaron realizando nuevas acciones por conservar la memoria histórica y vigencia de la cartelistica cubana; en esa tarea, como me señaló el desaparecido maestro del diseño gráfico Alfredo Rostgaard, se ha destacado la artista Lesbia Vent Dumois, quien ha contribuido al reconocimiento del cartel como firma expresiva de manifestación de las artes plásticas.
En ese contexto por recuperación y mostrar la trascendencia de la gráfica cubana, el 18 de julio de 1997, con motivo de cumplirse el trigésimo aniversario del cartel para el encuentro de la Canción Protesta, en la sede de Casa de las Américas, quedó abierta la exposición “Retrospectiva de Alfredo Rostgaard” Igualmente formaron parte de su proyección gráfica el certamen Mayo Teatral, nombrado así desde 1998 que convocado cada dos años, estableció un puente entre los Festivales Latinoamericanos de los sesenta y los Encuentros Internacionales de Teatristas en los ochenta y la reedición del boletín Música; publicación especializada con artículos, reseñas, noticias y las obras recientes de los músicos, musicólogos e investigadores del continente, que había tenido entre 1970 y 1990 su primera época editorial.
Casa de las Américas ha sido el hogar para que solidariamente se encontraran jóvenes creadores del nuevo diseño cubano y exponentes de la grafica de los momentos épicos de los primeros años de la Revolución, ambas generaciones en relación armónica, dieron continuidad a la grafica comunicativa. Entre los profesionales de la nueva generación se destacan: José (Pepe) Menéndez y Nelson Ponce Sánchez, quienes a través del empleo de la digitalización, han logrados expresiones temáticas con originales y atractivas definiciones estéticas de airadas frescuras, donde contrates y yuxtaposiciones, sustentados en alusiones figurativas, efectos ópticos y distorsiones refulgentes irradian derivaciones visuales de eficaces registros comunicativos.
Desde inicio del este nuevo milenio los directivos de Casa de las Américas que con la realización de diversas acciones han posibilitado recuperación del diseño gráfico cubano, del 10 al 15 de junio del 2001, ofrecieron su sede para la celebración de la Semana del Diseño Gráfico, evento organizado conjuntamente con el Comité Prografica Cubana y el Consejo Nacional de las Artes Plásticas; con el objetivo de promover el desarrollo de los valores culturales y comunicativos del diseño.
Continuamente otros hechos que demuestran tal confirmación han sido la creación en el 2003 de la revista digitalizada Arteamérica destinada a ampliar su labor de divulgación en el campo de las artes plásticas e igualmente acogió la presentación del libro Los carteles de la Tricontinental de Richard Frik de la Editorial Comedia, 2003, en que realizó un meritorio homenaje a los diseñadores gráficos y artistas de la plástica participantes en la creación de los carteles de la OSPAAAL.Con el mismo propósito a favor de exponer la memoria histórica del cartel cubano, se patentizaron, en otras dos acciones: la colaboración ofrecida para una muestra de 60 carteles de entre 1940-2004, expuesta en abril del 2005, con el titulo de Cubanidad en Viena en el Museo de las Artes Aplicadas en Viena; realizada con el apoyo de The Cuban Art Space; del Centro de Estudios Cubanos de Nueva York, el Center for the Study of political Graphics y que contó con la presencia de su Director Artístico José (Pepe) Menéndez y durante la celebración en La Habana, en octubre del 2007 del Icograda Word Desing Congreso, en la que los anfitriones: el Comité Prografica Cubana y el Consejo Nacional de las Artes Plásticas (CNAP) contaron con la sede de esa institución para presentar una exposición con una antología del cartel de la Revolución Cubana.
Y aunque todavía se esta distante del éxito alcanzado en la cartelistica de décadas anteriores, es justo reconocer que las diversas contribuciones de Casas de las Americas ayudan y proporcionan las condiciones para acortar el camino que permita alcanzar nuevos lauros y contar con un espacio permanente para conservar la historia de la gráfica cubana.