martes, 23 de enero de 2018

Venus Ixchel Mejía - Honduras

Foto: Fabricio Estrada


Praga

A manera de difuminados cronopios en el puente del Malá Strana, sobre el terciopelo índigo del Moldava, estamos vos y yo, hacien­do escala onírica bajo la estoica vigilancia de San Juan Nepomu­ceno con su mueca de angustia.

El abrazo polar va disolviéndose entre nuestros abrigos comer­ciantes de caricias. El trémulo vitral del Moldava es una batalla de esgrima, una melodía gótica en el pináculo de la nostalgia.

Quizá desde el Callejón del Oro y la Alquimia nos mire Kafka con sus prismáticos de parábolas, ante el ceño fruncido de Max Brod que trata de hilvanar en un garabato una madriguera de confiden­cias.

Más tarde iremos al Don Giovanni en el Teatro Estatal, si Sme­tana no nos asalta en el camino con la estridencia de un acorde disminuido.

Nada entorpece este boceto cerúleo con afilados celajes que nos mira desde arriba. Es un cardumen detenido a mitad del asombro. Nada de nuestra mirada sorprende si no nos llenamos el alma con los labios. Así que, a mitad del vacío, nos decimos los besos a manera de confesiones medievales, nos tomamos de los ojos y apelamos a la complicidad de las manos.


Hay un vino bajo el sortilegio de la Bohemia que nos espera. De pronto, el boceto se diluye con una inusitada lluvia. Hay una mano que me sujeta, hay un pez traslucido que se queda prendido en la mirada. Hay una súplica de pez y mano en tu boca que me repite hasta perderse en una bocanada de suspiro: no te despertés toda­vía, quedate conmigo en Praga.



Diosas
Emulando a Ezra Pound.
Como diosas
emergen de la sombra
desmantelan
la realidad
ajenas al olvido
diosas
fuertes como gemidos
absolutas
irreales
con sus cuerpos de cisne
como diosas
sirenas de marineros
circes de cerdos
de odiseos
con sus cuerpos de morsa
en celo
diosas
como ecos de narcisos
en un prisma enmudecido
se revelan ante
nuestros ojos
cómplices de la derrota
diosas
de azafrán y tomillo
copal y candela
fogón encendido
arena
reloj de trigo
diosas
Ixchel de lunas
canciones de cuna
mar en pleno
naufragio
presagio
de una herida mortal
dichosas
mientras levantan con sus cuerpos
los altares de las deidades
que las han oprimido
diosas
clítoris temerarios de la razón
de la sinrazón
del dolor
parto perenne
sus vidas
multiplicadas
ocultas en el anonimato
del engaño
sus frentes altas
como diosas
nos están mirando
nos siguen iluminando
el porvenir.




Garabatos

Mi hija destapa el marcador
y hace del futuro un garabato.
Su voz huele a presagio,
a columpio de risa en las comisuras.

El sol se somete
a la órbita de sus dedos,
luego pliega el mundo y lo pone en mi mano.



Yo, Pecadora


Inclino mi rostro,
cierro los ojos,
y con las manos en actitud de plegaria 
me masturbo.

Yo, pecadora,
confieso que te he pensado.
He aquí mi cuerpo
maculado por tu ausencia.

Ven, falo amado, no tardes.
Recibe de mi boca el bautismo.
Que tus dorados óleos unjan este vientre 
de cítara 
que canta tus alabanzas 
y que la intensidad de tu penetración
sea del amor la medida.




Al hombre que me llame

Yo también estoy sola 
como si declinara junto al monólogo 
de Eunice Odio,
pero mi libertad en este cementerio salitre de lágrimas 
no estriba en la policromía de la luz
de los espejos. 

Ayer tuve tres partos 
que me volvieron virgen.
Ayer me tomaron como rehén 
y me susurraron:
"No estés triste, 
después de haberte matado
el dolor será un carnaval sin 
nubes de azúcar".

Ahora que despierto 
sin el recuerdo de haber dormido,
después de la caricia suntuosa 
que el destino me pusiera en el pecho,
la soledad se me ha vuelto un escapulario 
cada vez que comulgo con el silencio.



Índice

Televisión, espacio absurdo para los pájaros.                                                                                 10
Confesiones de una civilizada sin causa: estoy en la edad de las mamografías.                            14
Noticia del día: huele a sangre, pero no hay peligro.                                                                      21
Tocadisco de aullidos.                                                                                                                     29
Endoscopía y otros procesos invasivos para comprender el ham­bre.                                             35
Sorteo semanal: otro premio acumulado, germina la esperanza como un embarazo no deseado.                                                                                                                                                          42
“Chateo, luego existo”.                                                                                                                    48
Ediciones Centroamérica: hasta la tierra se escamotea bajo la sal de su historia no leída. 50




Vértigo Paroxístico

Nombre: Venus Ixchel Mejía
Edad: 34 años
Sexo: femenino
Profesión:...

Paciente refiere mareo de dos meses de evolución, de inicio diur­no, permanente, (la permanencia entre estas paredes marítimas que salpican mis cerrojos). Se exacerba al caminar, se atenúa al acostarse.

(De pronto alguien me llama, sacude la inercia de mi nombre, mi nombre sangra sus años en una habitación dormida). El mareo no imposibilita las actividades diarias.

Refiere consulta con internista que le recetó B. y otorrinolaringó­logo que indicó C. (Sucede. He perdido las señales de la ruta en la que venía. Sigo en este viaje sin haber embarcado nunca. Caigo, pero nunca toco el cielo).

El paciente refiere mejoría con el uso de los medicamentos...
(Me derrumbo como un camino donde el suelo es un caleidosco­pio a mitad del vacío).

El paciente refiere mejoría...




De qué Muere un Poeta
“Murió
con su sed de venganza no extinguida”.
Mijaíl Lérmontov

Un poeta no muere
porque los años se acostumbren
a la orilla de su cama
ni por tragos de ron
ni por balas de cristal en París un jueves.

No hay mar ni piedras en los bolsillos
que lo aniquilen
ni descarga de luz
que fulmine sus bañeras.

No hay gas para el finiquito de su aliento
ni pastilla para abreviar
su sueño.

No hay opio
ni pólvora
que le embarque
al olvido.

Son otros los asesinos:

esas particularidades
del frío,
esa multiplicación del polvo
en sus panes,
el silencio.



Noche Conjugada

La noche se ha conjugado en tiempo astro-presente en el períme­tro de la cama. Hay restos de sueño en la almohada, justo en el momento en que: “hay un poema sobre el velo de viuda del cielo, salí a verlo”.

Tal vez te has levantado sin buscar las sandalias, aunque estén encendidas las luces de la conciencia. De pronto estás en el cie­lo sin haber embarcado en un verso. Hay anillos calzados en tu cintura que sintetizan la simetría del infinito. Hay tanto Gouda en esa luna histriónica a tus espaldas que se te antoja unas copas de gran reserva de La Rioja. Escorpión ha salido a envenenar un par de estrellas y a danzar con sus pedipalpos sobre los cadáveres…

“Es hora de versos” te dice, mientras se va fragmentando el espa­cio. Despacio, los segundos son enormes montículos de acrílico en el punto de fuga de la imagen. Tus brazos, ahora constelaciones, persiguen inútilmente su estela en esa borrasca de estrellas que se han ido consumiendo entre las sábanas magenta de la vigilia.




Laksmí

Te haré poesía,
amor,
música;
conjugaré en tu karma todas las dimensiones de la vida.

Mi yoni nada en su Ganges
mientras la boca deletrea fragmentos de tiempo en tu linga
– epicentro de la historia,
concupiscencia que emana quimeras del vientre –.

Cuando bulla el horizonte del anhelo,
tus manos serán canoa que me traslade
hasta la fuente subterránea que rumorea en el pubis
– metales en plena fragua,
crisol de espadas líquidas en el supernova del beso –.

Soy Laksmí,
Venus,
oh amado mortal,
te he invocado para que te encarnes en mis brazos desde el umbral del mundo
– temible aposento de la conciencia –.
Mi boca por tu cuerpo hace la lixiviación de tu mineral esqueleto de ráksasa,
la alquimia del alma que trasciende como profecía.

En la savia de mis senos se macera la dureza de tus fauces,
en mi pelvis, Brahman destila pozos inconmensurables,
efluvios y sintaxis de gemidos.

Tócame,
haz la aleación de nuestros elementos
que por centurias han existido para fundirse.

Poséeme,
en este abismo está el misterio,
el Samsara confabula en su fondo sideral.
Entra en él como un augurio
y acaba con una sinfonía.


Venus  Ixchel Mejía, Tegucigalpa, Honduras, 1979. Poeta, editora, gestora cultural, cantautora y docente. Catedrática de la UNAH. Ganadora del primer lugar en el certamen de narrativa breve: “Julio César Anariba” 2017.
Publicaciones: Poesía: Ad Líbitum, 2012; Venus [in] Victa, Editorial Ixchel, 2016. Antologías poéticas: Lírica de Vida, Signum Editors, 2012; Soles de Media Noche: Antología del II encuentro de mujeres poetas en la cuenca del Papaloapan, México, 2014; Antología Voces de la ANDEH,  2014; Women’s poems of protest and resistance, Honduras (2009-2014) Casasola, EU, 2014; Antología Chamote, Punto de encuentro, Argentina, 2015; Antología Tratado mesoamericano de libre poética: Ecos Náhuatl, Honduras-México, Goblin, 2015; Voces de América Latina, MediaIsla, EU, 2016. Ensayos: El narrador andrógino en Arturo Ambrogi. Revista Antropa, UNAH, 2017. Por la gracia del verso; escritos por y para el poeta Rigoberto Paredes. Paradiso, 2015. Narrativa: Antología de narradoras hondureñas ANDEH, Paradiso, 2016.



No hay comentarios: