miércoles, 2 de noviembre de 2011

“La mirada de Adriano Corrales al Teatro comunitario de Rafael Murillo Selva" - Edgar Soriano, Honduras



Caminando por senderos complejos:
“La mirada  de Adriano Corrales al Teatro comunitario de Rafael Murillo Selva”
Por Edgar Soriano Ortiz
El teatro popular tiene raíces profundas en las distintas sociedades, para interpretarlo es importante abrir nuestras percepciones reinterpretativas. Durante siglos  los cuerpos teatrales deambularon en plazas y atrios,  utilizados y no utilizados desde el poder, no tuvieron la complejidad interpretativa para entender los movimientos y contradicciones socio-culturales. Sería de esa manera que el mundo “universal” desde el siglo XIX, bajo la hegemonía burguesa, avanzó en la nueva colonización del capital controlando con sus grillos de alienación en la mentalidad colectiva. Sin embargo ese siglo significó un debate que reconfiguró el pensamiento dialéctico, la concepción de “la dialéctica del derecho” de Hegel pasó por las manos críticas de Ludwig Feuerbach y, más acertadamente, por la reinterpretación de Marx. En otras palabras el pensamiento dialéctico vendría a replantear los paradigmas del liberalismo burgués, lo que no evitaría –y con mayores argumentos- que la lógica del orden hegemónico republicano siguiera su camino, en América Latina la vociferación  del “orden y progreso” resonó como la punta de lanza del nuevo orden hegemónico occidental. El teatro en la lógica del capital tendrá que ser mercancía, y más aún, la mentalidad colectiva se desenvolverá en un gran escenario teatral alienado, como lo manifiesta el teórico francés Guy Debor, decorado por el capital-opresor. El paso  al siglo XX nos recalca el deseo y accionar  sistematizando de raciocinio burgués para vender y apropiarse  del teatro (el Barón de Meiningen, por ejemplo, afinaba con electricidad y decorado la escena). Fue así, que en un país de barbárico capitalismo represivo, la Rusia zarista, el espectáculo tendría la brillante aportación de la psico-técnica ideada por Kostantin Stasnislavsky; su resultado sería el método de las “acciones físicas”, ampliamente utilizadas y a la vez cuestionadas en adelante. Sería el período entreguerras (1919-1939) en que nuevas reinterpretaciones transformarían el teatro, siendo algunos discípulos de Stasnislavsky que cuestionaban desde la revolución: Meyerhold y Vagtangov. Pero ineludiblemente, es Bertold Brecht que propondría el “teatro dialéctico” tras el amplio debate en los sectores artísticos e intelectuales entre la tendencia dialéctica materialista y el fascismo. Y toda esa movilidad socio-cultural occidental  influenció a la América Latina que tendría desde la segunda década intentos revolucionarios frente a la dura represión. Lo dialectico brechtiano - inclusive los aportes teóricos de Rolland influyeron en la primera mitad del siglo XX- y la realidad socio-cultural de la mayorías excluidas por el capital colonizador serán las herramientas de un teatro popular de personalidades teatrales, que van desde el teatro obrero-revolucionario de las primeras décadas del mencionado siglo hasta los proyectos como el de Augusto Boal con su teatro del oprimido y Luis Valdez con su teatro campesino-chicano.
El anterior y breve contexto histórico del teatro, no basta para Adriano Corrales Arias, es por ello que indaga más allá de la occidentalización, busca por la América Central una propuesta teatral con posibilidades de enfrentar la lógica del capital- colonial, encuentra el ejemplo en el trabajo del hondureño Rafael Murillo Selva. El abordaje para interpretar la propuesta de Teatro comunitario de Murillo Selva le obliga a reinterpretar paradigmas del sistema hegemónico-burgués. Conceptos de teóricos como Boaventura de Sousa Santos con una “epistemología del sur: una sociología de la emergencia”, la “transversalidad” de Wolfrang  Welsch, la “hibridación cultural” de Néstor García Canclini, el entendimiento de “aesthesis” de Walther Mingolo, “hacia una antropología de los mundos contemporáneos” de Marc Augé, “la desobediencia cultural” de Fornet-Betancourt, etc. La propuesta teórica para reinterpretar el teatro popular-comunitario encuentra un sendero complejo que es “pluriversalidad” frente la hegemonía de lo “universal” del capital-colonial. Corrales recalca la importancia de una antropología del teatro, o una ”etnoescenología” que nos permita desde la transversalidad investigativa interpretar el teatro, en este caso el de Murillo Selva, más allá de la resistencia cultural, como una propuesta de “aesthesis” para decolonizar el teatro de la hegemonía liberal-burguesa.
El ensayo  del escritor costarricense  Adriano Corrales “Teatro, comunidad, liberación e interculturalidad: el proyecto teatral de Rafael Murillo Selva-Rendón” nos abre una puerta necesaria para reinterpretar nuestra realidad teatral, entendiendo el gran escenario socio-cultural, como lo plantea  Debord después de Mayo del 68. La propuesta teórica reinterpretativa de Corrales nos incita a enfrentar la tradicional historiografía latinoamericana, que ha consolidado códigos socio-culturales, como la idealización de la “consolidación del Estado Nacional”, y traigo el ejemplo de la “ciudad letrada”(de Rama), que debe interpretarse como el camino de consolidación  hegemónica desde la perspectiva de la clase dominante liberal-burguesa. Desde esa propuesta, en los seis capítulos, conclusiones y anexos nos muestra una obra de trascendencia mundial, recorre y propone la descolonización, en un amplio sentido, para poder mostrar el proyecto teatral de Murillo Selva, como un ejemplo de replantear el trabajo escénico frente las adversidades de la exclusión sistémica. El autor tendría que recorrer las comunidades, conocer en trabajo de campo y a través de artículos y entrevistas al artista en cuestión (principalmente por la recopilación de Helen Umaña del 2003), como  lo hizo con la historia del teatro y las propuestas teóricas reinterpretativas. Tomó 5 obras de muestra del teatro comunitario de Murillo Selva: “El Bolívar descalzo”(experiencia de artista en Colombia), “Loubavagu o el otro lado lejano”, “El caso de Riccy Mabel o creo que nadie es capaz de mentir”, “La danza con las almas” y “Historia de una ceiba o antes del huracán”. Estas experiencias escénicas para Adriano Corrales son una apertura a un teatro descolonizado, que muestre las propias características  socio-culturales, desde las ceremonias (que tradicionalmente en Centro América han tenido fuertes elementos prehispánicos y coloniales) y las manifestaciones comunitarias frente al capital-colonizador, o sea una nueva “aesthesis” desde la comunidad.
Sin lugar a dudas concluyo que el libro de Adriano Corrales Arias es un aporte al teatro latinoamericano y con trascendencia pluriversal, el debate queda abierto y habrá mucho que hablar; por ello a mi juicio es vital el entendimiento de propuestas reinterpretativas como la de Murillo Selva  para enfrentar un mundo en “el abismo de incertidumbre”, como dice el filosofo  Edgar Morin, un mundo sumergido en la miseria capitalista, donde el problema no es de ética sino de lógica sistémica, y que mejor que el teatro colectivo desde las entrañas de la comunidad para enfrentar la lógica del capital-colonial…
Tegucigalpa, 26 de octubre de 2011.   

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