viernes, 7 de septiembre de 2018

Las Crónicas del Capitán Snorkel 4 - Fabricio Estrada


Foto: Fabricio Estrada

Serviría muy bien para una guerra. Esta isla está en guerra. ¿Qué traigo para un verde más verde? 
Mi cara de frente interno y mi convalecencia, todo en regla, cada uno de los papeles que lo demuestran los llevo en mi bolsillo en un orden confuso: la foto del trauma que fue elegida para el pasaporte, las placas pulmonares que hablan de un ángel interno que desconozco, alas rotas y oscuras, en orden, pesquisas de aduana, en orden, ¿ha pertenecido a una organización terrorista? En orden, no sé, es bueno decirlo, de donde vengo escribir poesía fue sedición o al menos sospecha de insurgencia.
Serviría muy bien para una guerra, casi subo a los buses como un veterano a quien ven de soslayo,
pregunto sobre el precio de los frijoles en lata, me confundo ante los pasos de cebra.
Quisiera ser una grúa gigantesca que selecciona a los desorientados y los traslada con su largo brazo
hasta la puerta misma de sus apartamentos. Muy alto, muy alto se mueven las grúas, pueden levantar el peso del mundo si se les pide, trasladar las guerras de un lado a otro sin molestos oficiales de aduana, equipajes radioactivos, árboles de la colina donde jugaste de niño.
Guerras, guerras como la mía al final del brazo de hierro.
Este país tiene un conflicto abierto con cuatro países del cercano oriente, está en pie de lucha y los supermercados permanecen atestados con el arsenal de grasa más grande de todos los tiempos.
Uno se pierde entre tanta marca vistosa y plásticos, pero yo

yo solo busco frijoles enlatados
del tipo que se come en el frente.

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