lunes, 16 de mayo de 2016

Bernie Sanders en Puerto Rico

El anuncio de que Bernie Sanders llegaba hoy a San Juan corrió como pólvora. Viene él y no el representante, decía la gente refiriéndose a que mañana llega por igual Bill Clinton en representación de su esposa Hillary. El diario independentista, Claridad, había preparado con anticipación su análisis:

"En el mismo momento cuando la Deudocracia en todo su esplendor se afila los dientes ante la carroña del patio, aparece un candidato presidencial que le declara la guerra a Wall Street, los billonarios y los buitres. Justo cuando el archipiélago borincano se vende al mejor postor billonario del norte (tierras agrícolas, propiedades, puertos, marinas, etc.), un viejo blanco-judío que se define como socialista democrático desde hace cuatro décadas o más y que siempre ha sido "independiente" -ni demócrata ni republicano- logra colarse en el juego..."

Claridad, En Rojo, 21 al 27 de abril de 2016.


Un tanto duros, diría yo, pero en mi contra tengo todo ese desencanto que los puertorriqueños acumulan de Obama, cuando de igual manera apareció en la saturada y constelada bandera imperial, como una esperanzadora oportunidad para vindicar su estatus de colonia con plenos derechos . A cambio, y en el correr de las dos administraciones aparentemente progress, Puerto Rico alcanzó a acumular en deuda pública la olímpica suma de 72 mil millones de dólares, una cifra impagable a menos que se decida entregar todo y que se acepte que la Junta de Control Fiscal organizada por el Gobierno Federal (la colonia oficial) haga recaer en los programas de asistencia social todo el peso del "saneamiento", una solución que no prevee ningún rescate financiero a menos que se haga un referendum ciudadano dentro de Estados Unidos para dar luz verde a los millones de verdes que se necesitan para reflotar la isla, esta pequeña pero digna isla de la cual millones de esos ciudadanos tampoco saben dónde queda.

Sanders durante su alocución en la UPRRP.


Claridad le da por igual alguna ventaja moral a Bernie sobre la Hillary-machine:

"Pero Bernie Sanders no habla de él sino del "political revolution", de la necesidad que la gente se organice y luche contra "la codicia" de Wall Street y la clase billonaria, o el 1% como diría el movimiento Occupy Wall Street"

Y eso es lo que escuché  hoy por la noche -hace unas horas- en el recinto universitario de la UPR en Río Piedras. Los estudiantes aplaudían cuando un joven político boricua exclamaba en pantalla gigante que esa deuda era en gran parte ilegal porque se trataba de rescatar a los bonistas y a los fondos buitres al igual que en Argentina, y que no era el pueblo quien debía pagarlos. Cuando apareció Sanders, la exclamación fue generalizada y más aún cuando dijo que él haría del estatus de Puerto Rico un verdadero compromiso para tratar de igual a igual la deuda, que le haría caso al referendum y que el ciudadano de a pie sería tratado como verdadero american citizen... es obvio que el tema de la independencia sigue siendo una sub-narrativa apta para otros momentos discursivos.



Sanders habló unos 10 minutos pero sentí entusiasmada y satisfecha a la congregación de estudiantes. Discurso en inglés para mentalidades en inglés, me dije. Hacía un buen clima, casi sugerentemente eterno, pero de todos es sabido que en el Caribe las tormentas son repentinas. Y a veces meten miedo.

Escepticismo aparte, lo que hoy vi ya forma parte de la historia política del imperio. Un socialista alcanza cotas de popularidad inesperadas y se pasea a lo largo y ancho del territorio no como un fantasma, sino más bien como un resucitado que trae noticias deslumbrantes del otro lado. La juventud se entusiasma y sueña -en cierta forma- con llegar a abuelos de la mano de esta lucidez, llegar a una edad en que el principio de revolución no se haya perdido sino que se haya consolidado. Eso vale tanto en Puerto Rico como en Samoa, en Dakota como en Delaware, donde haya colonia o no la haya. La historia tiene de su lado a un justo... y sí, justo en el momento y la hora precisa.

Torre de la UPRRP.


F.E.


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