martes, 19 de enero de 2016

Expósitos hondureños

Foto: Niño hondureño detenido en la frontera entre EEUU y México. Diario La Prensa, Honduras.

Hace unos días miré la dolorosa película Beast of no-nation, sobre el reclutamiento de niños en las guerras africanas. La tragedia es de tal nivel que los niños -una vez fuera del conflicto armado- no pueden, por sí solos, regresar a su condición mental de infancia y, muchos de ellos, terminan desertando de la vida civil de regreso a la guerra y a lo que ellos probaron como "energía del guerrero", por llamarlo de algún modo. ¿Cuál es esa energía? la capacidad de reunir todas sus fuerzas para matar sin contemplaciones y complacer a sus jefes tribales. Lo que en principio parece un misericordioso acto de salvación termina siendo un acto de destrucción paulatina del ser, -el proceso necesarísimo en la guerra- de envilecer la línea pura de vida y trocarla en una zigzagueante rutina de atrocidades.

He pensado en los niños de Honduras que han sido asesinados a mansalva en esta vorágine de violencia. He pensado en los niños sobrevivientes que han tenido que huir hacia Estados Unidos para no involucrarse en las maras o ser víctimas de la primera oferta de salvación y seguridad que se les ofrece en ellas. He pensado en el sistema que ha construido este horno de Moloch sin necesidad de dar una imagen de guerra civil convencional. En todo caso, es la niñez empobrecida y envilecida la que se ve expuesta en primera fila.

Un niño expuesto. Un Expósito, como se le llamaba en la antigua Roma y posteriores siglos al recién nacido "expuesto", es decir, puesto en "exposición" por abandono o entregado por sus padres a inclusas (orfanatos). Por lo general, un niño expósito era un bastardo (hijo fuera del matrimonio) o un huérfano que había sido condenado a la pobreza extrema. La mortandad de estos niños en los inclusas era algo pavoroso: la insalubridad, el desprecio, los abusos, etc. no tenían la atención de instituciones que vigilaran los derechos humanos, mucho menos los derechos de la infancia. Tan solo en el siglo diecinueve, en España, los índices de mortandad se detallaban así:

  • Inclusa de Zaragoza, de 1786 a 1790 se recogieron 2.446 expósitos de los cuales murieron 2.246 quedando vivos tan solo 200 de los recogidos.
  • Inclusa de Santiago, se recogía una media anual de 1.300 expósitos
  • Inclusas de CalahorraLogroño y Vitoria, entre 1794 y 1797, se recibieron 610 expósitos, de los cuales murieron 400.
  • Inclusa de Huesca, de los 164 recibidos en 1798 fallecieron 115.
  • Inclusa del Sancto Espirito de Roma. De 2.646 varones recogidos en un año murieron 1.300 y de 2.890 niñas, murieron 1.334.

Imaginemos en los siglos anteriores. Ahora caigamos en Honduras y su apañado sistema de expósitos. ¿El padre y madre que abandona? El Estado. ¿Las matronas que amamantan? Las maras y la violencia de la calle, los paramilitares, la policía uniformada, el ejército. En la antigua Roma el recién nacido fuera de matrimonio era puesto en el suelo y el padre decidía si lo levantaba o no. Al levantarlo lo aceptaba bajo su cuidado, de lo contrario era automáticamente expósito. En Honduras muchísimos niños y niñas son levantados de las calles en plena madrugada por carros sin placas, son levantados a patadas por mareros, son levantados en brazos de ocasión por políticos y políticas, son levantados para subir a los camiones militares y ser llevados a los batallones  doctrinales de los "Guardianes de la patria"; son levantados para cruzar sin que se ahoguen en los ríos trans-fronterizos rumbo al norte, son levantados para que suban a la bestia y salten los muros... *

Los expósitos hondureños tienen sus cifras también. Las siguientes corresponden al informe que Casa Alianza dio para tabular el 2015: más de mil niños asesinados en el 2015 **

Beast of  no nation ya está ocurriendo aquí, tanto en el proceso de ingreso a las maras como en el proceso de retorno del viaje al norte (muchos de ellos ya regresan como brutales sicarios de carteles luego de años de secuestro en México). La tragedia también está a nuestro propio nivel y el gobierno paramilitar lo sabe. "Si esto no puede llamarse genocidio -dice la antropóloga estadounidense Adrienne Pine en su libro Sobrevivir Honduras- bien puede llamarse el aniquilamiento de una generación" a causa de la estigmatización y medidas de seguridad del Estado.

F.E.


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http://www.laprensa.hn/honduras/tegucigalpa/761930-410/17-mil-ni%C3%B1os-hondure%C3%B1os-en-estados-unidos-esperan-proceso-legal

** http://cholusatsur.com/noticias/casa-alianza-denuncia-las-fuerzas-armadas-por-el-asesinato-de-seis-hondurenos/ 


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