Fractura - Fabricio Estrada
Le doy la bienvenida a mi Nikon D7100. Luego de 6 años con la Sony Alpha 200 es lógico que me tiemble un poco el pulso ante la enorme posibilidad que me da esta cámara -incluyendo su video HD y su wifi- con todos sus 24.1 megapixeles.
Los lentes son una maravilla (18-55 y 55-300) pero definitivamente no podré usarlos con la desenvoltura con que he usado la Sony en la calle hondureña, casi en un ejercicio de corresponsalía interna y riesgosa que, en los últimos meses, he logrado camuflar con la adquisición del practiquisimo lente .50, que ha hecho más discreta la silueta de la vieja Polifemo. Comienza, entonces.
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